Por la
ley de probabilidades, entre los millones de franceses que votan a la
ultraderecha nacionalista y están a favor de la política de Tolerancia Cero en
Inmigración, tiene que haber muchos que celebran las victorias de Francia en el Mundial 2018 y las
jugadas de sus futbolistas hijos o nietos de inmigrantes.
Aunque puede haber excepciones porque la integración es un asunto complicado
que no siempre se resuelve de manera correcta, en un final, a largo plazo, la
inmigración enriquece al país receptor y hace mejores seres humanos a sus habitantes.
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