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miércoles, 17 de enero de 2018

TONY TAÑO AHÍ, SIEMPRE AHÍ.

    Pregúntele usted a la música cubana, esa señorona tan suya, y ella le dirá que él siempre estuvo ahí. Vengan shows, vengan grabaciones, vengan festivales y él ahí.
    En sus comienzos, el musiquito de Caimito del Guayabal que tocaba la trompeta en los conjuntos que amenizaban los bailes de la zona y se vestía de charro para actuar con el mariachi Los Rancheros.
    Y antes de eso, después y siempre ahí, estudiando y superándose en cuanto conservatorio se le puso por delante.
     Ahí, fajado con la armonía, la orquestación y la dirección hasta que les desentrañó los secretos y se pudo parar ante los musicazos que había en Cuba y que lo respetaran, porque el hombre, además de un criollo de fácil acceso y simpatía natural, le sabía un montón a eso de tener una batuta en la mano.

     Tony, caray, tú ahí. Vengan comedias musicales, bandas sonoras para películas y dibujos animados, vengan concursos y espectáculos internacionales, vengan jurados, vengan de afuera intérpretes polacos y húngaros de nombres impronunciables a cantar en los Varaderos o en el Carlos Marx y tú ahí, tranquilo y eficiente, resolviéndoles el problema.
     Vengan Sopot, Orfeo de Oro, Lira de Bratislava y Viña del Mar. Vengan aquellos Guzmanes legendarios con canciones que requerían instrumentaciones complicadas y tú ahí, escribiéndolas como si tal cosa, repartiéndolas en los atriles para que cantantes e instrumentistas llevaran carta de que el mariachi guajiro se había convertido a base de talento, esfuerzo y buen gusto en uno de los grandes arreglistas en el país en que los mejores arreglistas se daban silvestres.

Pedraza Ginori (a la izquierda) y Tony Taño
     Y tú ahí. Haciéndote el sencillo cuando todos los que te rodeábamos sabíamos que de sencillo nada, que estabas por encima del primer lugar.
    Tony ahí, en el podio de la orquesta que se terciara, ya fuera la del ICRT, la de la EGREM, la Cubana de Música Moderna, la del Copa del Riviera, la Sinfónica Nacional o la de un evento extranjero. Ahí, al pie del cañón. Como decían aquellos cursis: “poniendo en alto el nombre de Cuba”.
    Tony ahí. componiéndole números a la Aragón. Disputándole a Bobby Salamanca el campeonato de rapidez del cubo de Rubik. Aprendiendo los secretos del órgano oriental y fabricándole instrumentaciones a los hermanos Ajo. Y explicando en televisión los secretos que hacían que un trombón sonara así o asao.
    Tony Taño, amigo, este 16 de enero de 2018 te has ido. Dicen las siempre sectarias esquelas que publica la prensa del régimen que te ganaste la orden tal y el diplomita mascual, que una vez dirigiste la orquesta que acompañó a Josephine Baker y que tuya es “La Batea” aquella que toda Cuba cantó y bailó. Eso dicen y se quedan tan panchos, creyendo que cumplieron con el encargo, que mataron el gallo dedicándote unas líneas. O te conocieron poco o su mezquindad es mucha.
    Pero no cojas lucha, Tony, tú sigue en lo tuyo, ahí, en el sitio que te ganaste, al frente de la orquesta. Los que trabajamos contigo, los que acompañaste, los que dirigiste, los que te rodeamos y admiramos, sabemos que estuviste y estarás siempre ahí, donde los grandes, por encima del primer lugar.

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