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sábado, 10 de diciembre de 2016

SANTA CLAUS Y LOS CUBANOS


  Nosotros los cubanos, por tradición y por simpatía, toda la vida hemos sido de Melchor, Gaspar y Baltasar. De niños, cada fin de año sus figuritas estaban en los nacimientos de todas las casas, junto al recién nacido Jesusito, la Virgen que no era virgen y el irrelevante José. Por entonces, los chamitas escribíamos con letra temblorosa de recién alfabetizado una cartica que empezaba “Queridos Reyes Magos”, seguía con la mentirita de que nos habíamos portado bien, incluía una lista de regalos que queríamos que nos trajeran y terminaba con un beso y el garabato nervioso de nuestra firma. En la noche que iba del 5 al 6 de enero, metíamos aquel papelito lleno de ilusiones en un zapato que colocábamos debajo de nuestra cama y nos acostábamos temprano a dormir, con la cabeza repleta de pajaritos volando.

  Cuando llegó el día en que tuvimos que salir echando de la tierra que nos vio nacer, en nuestra maleta mental nos llevamos el himno, la bandera, el son, los tostones, la chispa criolla y un montón de atributos más de identidad, entre los cuales figuraban los tres reyes de Oriente que habían iluminado nuestra infancia, con sus camellos y todo.
  Pero resulta que en los países en que caímos, los regalos de Navidad y Año Nuevo eran cosa de un tal Santa Claus (alias Papá Noel), un viejo gordo escandinavo, de traje rojo, blanca barba y sonrisa perenne, creador del hit mundial “Jo Jo Jo”. Y desde que nos vio llegar, se puso pa los cubanos, tratando de ganarnos para su causa. Con la ayuda de un poderoso aparataje publicitario, este bebedor de Coca Cola se coló con sus renos y su trineo en nuestro cerebro.
  Hoy en día, nuestros hijos y nietos nacidos en el extranjero, a pesar de los muchos esfuerzos que hemos hecho, ya no vacilan a los Reyes Magos. Y nosotros tampoco, la verdad sea dicha.
  Pero no se crean que la competencia con Melchor y sus sociales ha sido, ni es, fácil. Para mantener su supremacía, Santa Claus debe emplearse a fondo, estar en la viva. Todos los días del año, allá en el Polo Norte donde vive, anda metido en Internet, investigando, buscando los nuevos regalos que podrían gustarle a la gente. En el caso de los cubanos, en 2016 ha encontrado unos libros que, está seguro, van a resultar un obsequio muy bien recibido: las “Memorias Cubanas” de Pedraza Ginori. Para que le lleguen a tiempo para Navidad, ya ha encargado a Amazon un buen cargamento de los dos volúmenes. Y tiene pensado, aprovechando ahora que hay vuelos frecuentes, mandar unos cuantos ejemplares para Cuba. Imagínense cómo van a gustar allá y la lija que se va a dar un residente en la isla, enseñándoles y prestándoles a sus amigos los libros que ha escrito el Yin contando las interioridades y batallitas de la Televisión Cubana.
  No se me ocurre una forma mejor de desear “Feliz Navidad”.
  Nota:
  Tú sabes que Santa Claus tiene muchas cosas en la cabeza. Por si acaso no te atiende como es debido, toma tú la iniciativa. Entra en cualquiera de los dos siguientes enlaces de la web de Amazon y haz tu pedido.


  En unos pocos días, te lo entregarán en la puerta de tu casa.

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