El magnífico comunicador, cineasta, crítico, ensayista y profesor Enrique Colina acaba de fallecer en La Habana.
Se nos ha ido el tipo chévere que en “24xSegundo” demostró con su naturalidad y su cercanía que para hablar de cine no había que ser necesariamente un pesao. Y yo quiero darle un buen adiós recordándolo en su faceta de hombre íntegro.
Era octubre de 2015. A Colina le estaba revolviendo las entrañas que al director Juan Carlos Cremata lo había triturado la máquina de moler talento que es la censura intolerante del castrismo. Y, sin importarle las consecuencias, dio rienda suelta a lo que sentía en una carta que es un valiente alegato y una declaración de principios.
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