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martes, 15 de diciembre de 2020

FÁBULA DEL JOVENCITO QUE QUERÍA SER VENTRÍLOCUO

   Había una vez, hace muchos años, un jovencito cubano que, en una noche de miércoles, mirando “El Casino de la Alegría” en el Canal 6, se quedó fascinado al descubrir que existía la ventriloquía. En la pantalla del televisor un individuo lograba el milagro de que hablara el muñeco que tenía sentado en sus piernas. El señor hacía preguntas sin mover los labios y el muñeco las contestaba. ¿Cómo era posible aquello? Al jovencito le explicaron que la voz del muñeco se originaba en el estómago del hombre.
   ─¿Y eso se aprende? ─quiso saber. 
   ─Claro que se aprende.
   Aquella noche, el joven se quedó dormido después de establecer una nueva meta para sí mismo: algún día sería ventrílocuo, como el de la televisión.

   Pero el destino, que tenía otros planes para él, lo llevó por caminos nada artísticos. Convertido en un hombre muy importante, su vida agitada, sus múltiples ocupaciones y sus grandes responsabilidades no lograron, sin embargo, borrar aquella ilusión de juventud que, cual llama, siguió encendida en lo más hondo de su mente.
   Y pasó el tiempo, mucho tiempo. Llegado a la vejez con aquella asignatura pendiente, un día se dijo “Ahora que tengo menos trabajo, ahora es el momento, no me quiero morir sin haber podido hablar con la boca cerrada”. Como era un hombre con amplios recursos económicos y mucho poder, se entrevistó con los mejores ventrílocuos del mundo, les pagó para que le transmitieran sus secretos, adquirió libros y manuales sobre el tema, siguió las instrucciones, practicó incesantemente frente al espejo muchos días y muchas noches hasta que, como fruto de su perseverancia, lo logró.
   El siguiente paso para montar su número fue conseguir el muñeco. Mandó a construir uno que tuviera la nariz alargada y la barriga grande, que fuera bien ridículo para que el público se riera con solo verlo. Y le puso de nombre Canelín.

   Actualmente, el anciano se presenta a menudo con su muñeco en la televisión. Mientras desarrolla su rutina cómica ante las cámaras se imagina que está actuando en “El Casino de la Alegría” y se siente realizado, orgulloso y feliz.

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