En estas dos imágenes captadas en días recientes (la de arriba en un parque de Singapur y la de abajo en una calle de La Habana) vemos algunos robots que se utilizan para patrullar las ciudades y multar a quienes no mantengan la distancia social, achacándoles el delito de propagación de epidemias.
Expertos internacionales en alta tecnología han comparado ambos equipos y aseguran que el robot cubano resulta el más útil y práctico de los dos debido a que, sin necesidad de reprogramar el chip insertado en su cerebro, lleva a cabo multitareas: reprime a los que se saltan las normas sanitarias al tiempo que combate a la disidencia política.
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