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viernes, 18 de octubre de 2019

VICENTE GARRIDO, VISTO Y NO VISTO EN LA TELEVISIÓN CUBANA


   Yo había dirigido 17 emisiones de “Buenas Tardes” en 1970, sustituyendo a su director Manolo Rifat mientras estuvo de viaje por los países socialistas. Cuando aquello, lo animaban Mirta Medina, Raúl Gómez, Leonor Zamora, Alfredito Rodríguez y el chileno Ariel Díaz junto a un piquete fijo de populares figuras juveniles como Beatriz Márquez, Miguel Chávez, Yolanda Brito, Alfredo Martínez, Maggie Carlés, María Elena Pena (que entonces era la voz femenina del grupo de Franco Laganà), Oscar Quintana, Nereyda Naranjo, el cuarteto Los Brito y los grupos Los Barba con su cantante Miguelito, Los Dada dirigidos por Raúl Pastora, Los Novels (que surgieron de la Columna Juvenil del Centenario) y Los Magnéticos, éstos últimos originarios de Bauta. Todos ellos interpretaban sus temas de éxito y, además, actuaban en sketchs, participaban en las presentaciones y daban la impresión de pasárselo muy bien en un ambiente ligero, distendido y marcado por el alboroto y la jarana.
    Doce años después de su mejor época, “Buenas Tardes” aún continuaba transmitiéndose en los mediodías de los domingos, anúnciandose como un espacio dedicado a los jóvenes. Durante ese tiempo había ido derivando de mano en mano, perdiendo los elementos que le caracterizaban en sus inicios, convirtiéndose en un musical rígido y marchito, sin público en el estudio ni atractivo para la teleaudiencia. No era ni la sombra del exitazo que había creado Rifat en septiembre de 1969.
   Un día de marzo del 1982 me llamaron para pedirme que me hiciera cargo del programa.
   -- Será durante un tiempito. Es que pronto se va a aplicar una reforma general de la programación y será uno de los muchos programas que van a desaparecer.
   -- O sea, que me tocará enterrarlo.
   -- Más o menos.
   El tiempito duró un año. Desde abril, me tocó sacarlo al aire en 30 ocasiones. Como programa de televisión era un cadáver. Traté de realizarlo con la mayor decencia posible, incorporándole buenos artistas y cierto ritmo. Pero siempre lo sentí como un encargo, algo que no era mío.
   La emisión del domingo 17 de octubre del 82 tuvo una curiosa historia. 
   Dos días antes de la grabación, me localizó la gran compositora Marta Valdés para informarme que el mexicano Vicente Garrido, autor de joyas como “No me platiques” y “Te me olvidas”, estaba de visita muy corta en La Habana. Marta me pidió que le hiciera un "Recital". Pero era fin de semana y resultó imposible hallar un estudio vacío y organizar la cosa. Se me ocurrió meter a Garrido dentro del espacio de “Buenas Tardes” que yo iba a grabar el lunes.
   De Marta fue la idea de incluir en el programa a Portillo de la Luz ("Contigo en la distancia") y a José Antonio Méndez ("La gloria eres tú"), que eran amigos de Garrido. Ejerciendo de productora, se encargó de citarles. Y con esa generosidad y modestia que le caracterizan, ella rehusó aparecer en cámara.

 Vicente Garrido / César Portillo de la Luz
José Antonio Méndez / Marta Valdés

   Una descarga de filin aderezada con un conversatorio entre Vicente, César y José Antonio nada tenía que ver con un espacio de música pop dedicado a la juventud. Pero era la opción de que yo disponía, así que la aproveché.
   Días después, cuando llegó el momento de editar el video, reservé los últimos 30 minutos de “BT” para ellos y quedó algo tan extraño como "Recital" dentro de "Buenas Tardes", una mezcla de salao con dulce.
   La media hora de música (los tres tocaron y cantaron) y anécdotas resultó artísticamente fabulosa e históricamente única. Advertí a mis superiores de la importancia de conservar el video. Adujeron que no se podía porque las cintas de los programas ya transmitidos se borraban para utilizarlas en nuevas grabaciones. Pero el verdadero motivo fue que el responsable del Depto. de Musicales de la TV Cubana no tenía ni pajolera idea de quién era Vicente Garrido. Cuando se lo expliqué y le resalté la importancia de tener a aquellos tres gigantes de la canción latinoamericana descargando juntos, me dijo que lo que decían siempre: “Deja ver lo que puedo hacer”. Ya se imaginarán ustedes en que paró la cosa. El programa se borró.

   Nota: Garrido, César y José Antonio no cobraron ni exigieron derechos de imagen. El ICRT perdió una oportunidad de vender en México y otros países un programa delicioso que no le había costado ni un quilo.
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