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martes, 2 de junio de 2020

"EL PUEBLO PREGUNTA", UNA FARSA PARA VENDER HUMO


  Recientemente he podido acceder a una colección de ejemplares de la revista Cuba, un medio que se editaba en La Habana con la intención de publicitar los logros de la revolución en el extranjero, principalmente en América Latina. Ello me ha dado la oportunidad de recuperar algunos reportajes que escribí en sus páginas allá por la década del 60 y que no conservaba.
  En aquella época, yo todavía creía en la revolución y pensaba, como se nos inculcó, que el futuro luminoso de prosperidad que prometían los líderes llegaría tras unos cuantos años de sacrificio y esfuerzo de los cubanos por la patria y el socialismo. Ya por entonces vivíamos en un túnel, sufriendo múltiples carencias, pero teníamos esperanza en que hubiera luz al final.
  Es mi intención incorporar dichos trabajos periodísticos a este blog, tal y como he hecho con el resto de mis colaboraciones con Cuba, que se pueden hallar bajo la etiqueta “Revista Cuba”.
  En octubre del 67 escribí “Entre pueblo y gobierno 32051, teléfono directo”, sobre el programa “El Pueblo Pregunta”, un formato televisivo en el que los dirigentes del gobierno comparecían en directo para responder las interrogantes que planteaba el público. Es un reportaje que no me parece bueno, ni siquiera regular. Flojo en la redacción, le faltaron las frases ligeras y coloquiales que siempre yo incluía para que el texto resultara ameno. Quizás el tema, tan político, tan lejos de los ámbitos de la farándula y la sociedad en los que yo me movía en mis colaboraciones para la revista, me llevó a amarrarme a un estilo gris y estirado, apologético y falto de aliento, que, aunque no llega al teque puro y duro, algo de tecoso sí tuvo.
  Si algún valor tiene el reproducirlo ahora aquí es comprobar cómo la maquinaria de propaganda de la revolución manejaba sus hilos para hacer creer a la gente que el gobierno socialista trabajaba seriamente y que los dirigentes eran tipos cercanos a los que la masa podía acceder en persona, planteándoles dudas y sugerencias y fiscalizando su trabajo.
  52 años más tarde, a la luz de lo sucedido, del desastre que ha sido todo, hace rato que comprobamos que nada era verdad, que se trataba de vender el humo de unas promesas que nunca se cumplieron. En definitiva, que, como se dice en España, por entonces nos la estaban metiendo doblada sin que nos diéramos cuenta.

  En sus primeras emisiones, “El Pueblo Pregunta” alcanzó un gran éxito de audiencia y una notable repercusión popular. Pero cuando se publicó mi reportaje, varios meses después, ya el espacio había iniciado un declive que lo llevaría a desaparecer pronto.
  Un incidente ocurrió con el escritor y periodista Lisandro Otero, quien ocupaba un cargo importante en el gobierno. Un televidente llamó y dijo que iba a preguntarle una cosa y después, cuando le llegó el turno de entrar en directo al aire, aprovechó la oportunidad para preguntarle otra. Una, de carácter personal, que puso a Otero en una situación comprometida.
 Los productores, temerosos de que la situación pudiera repetirse, de que se pudieran colar contenidos “peligrosos”, exageraron la censura de las preguntas que entraban para que no hubiera más sustos y ya nada fue lo mismo. El programa, con un guion encorsetado, con todo atado antes de comenzar la transmisión, perdió la frescura de sus inicios, aquella sensación de improvisación y espontaneidad que había sido su principal atractivo, y se derrumbó en caída libre.


ENTRE PUEBLO Y GOBIERNO
32 051
TELÉFONO DIRECTO
por Pedraza Ginori
Fotos: Korda
Revista Cuba, Octubre de 1967

LA TV SIRVE PARA ALGO
  Tranquilidad de un viernes por la noche. En familia, sentado en su butaca preferida, usted mira el televisor. Desde hace rato cantantes y animadores luchan contra su somnolencia. De pronto, el punto luminoso produce interés. Televidente al fin, usted resulta ganado por algo. En la pantalla ha aparecido un ministro. Está contestando preguntas sobre su actividad. Cualquier pregunta que formule el público a través unos teléfonos que no se cansan de sonar. “Esto sí está bueno”, piensa usted.
  Termina la tranquilidad del viernes. Su esposa, su suegra, la cuñada, comentan una respuesta. Usted opina. La vecina se integra al grupo. En su propia sala se crea un “círculo de interés”.
  Un momento después, usted comprueba que también tiene dudas, inquietudes, aspectos que tratarle al ministro. Levanta el teléfono y marca el 32-0501.
  ─El Pueblo Pregunta, dígame.
  ─Óyeme, compañera, yo quiero hacerle una pregunta al compañero ministro.
  ─Usted dirá.
  La telefonista la copia tal y como usted se la dicta. Minutos después, su pregunta es respondida. Eso está bien. Pero puede haber más. Si la muchacha al otro lado del hilo considera que su llamada es muy interesante, atraerá la atención de los responsables del programa. Es posible que al rato esté usted recibiendo su respuesta directamente del propio entrevistado, por teléfono y ante las cámaras. En su casa, esto traerá más comentarios. Usted será un protagonista de la TV. “La televisión sirve para algo”, dirá su suegra al apagar el aparato horas más tarde.
MÁS Y MEJOR INFORMACIÓN
  Aunque en él se ofrecen noticias de gran interés, “El Pueblo Pregunta” es mucho más que un programa de información pública. También es verdadero diálogo entre la masa y sus dirigentes. Responde a la necesidad de contacto para enfrentar juntos los problemas y encontrarles soluciones. El pueblo, directamente informado, aporta. El saludable clima revolucionario protege el intercambio entre pueblo y gobierno. Por útil, esta relación es constante. Fluye por mil canales distintos. “EPP” es solo uno de ellos.
  Al participar en la emisión inicial, el comandante Faure Chomón, ministro de Transportes, declaró:
  ─Es realmente un programa que tiene todas y ha de tener todas las simpatías de nuestro pueblo y sus dirigentes. El pueblo se hace más fuerte a medida que más y mejor información tiene. Este es un programa que, a medida que se vaya desarrollando, se verá la gran importancia que tiene, puesto que, en cierta medida, en cierta forma, llena un vacío que había dentro de todo nuestro sistema de información.

EL GRAN ESPECTÁCULO
  Ficha. “El Pueblo Pregunta”, programa. Transmisión: los viernes, cada 15 días, 10 de la noche. Televisión Nacional Canal 6: cientos de miles de televidentes. Radio Rebelde Cadena Nacional: otros tantos oyentes. Lugar de realización: Estudio 19, edificio Focsa, Vedado, Habana. Conductora: Mirta Rodríguez Calderón. Camarógrafos: Tony, Piloto, Hugo, Cuevas. Director: Humberto Bravo. Escritor: usted mismo, si decide preguntar. Este espacio no tiene libretista.
  “EPP” es el gran espectáculo del viernes en la TV. Desde la primera noche su audiencia ha sido enorme. A lo largo y ancho de Cuba el programa crea gran expectación. El pueblo lo protagoniza, tomando parte y activa en él. Los temas tratados revisten importancia nacional y las llamadas se producen por larga distancia desde cualquier parte de la isla. Es frecuente oír preguntas realizadas desde Bueycito, Guáimaro, San Juan y Martínez y otros sitios del interior, aunque, como es lógico, la mayoría son de La Habana y sus alrededores.
  Una pregunta trae otra. Diálogo directo, sencillo, abierto, el pueblo plantea, inquiere. Una demostración de su desarrollo: en una cantidad apreciable de casos, las preguntas vienen acompañadas de sugerencias para resolver problemas.
LA MAYOR CONFERENCIA DE PRENSA
  En este país en revolución, en plena revolución, a los cubanos nos lucen naturales las cosas más extraordinarias. En Cuba 1967 no es precisamente asombro ─mucho interés sí─ lo que produce “El Pueblo Pregunta”, la conferencia de prensa más grande del mundo, donde cualquier persona ─único requisito: saber hablar por teléfono─ puede interpelar a un ministro.
  La idea no es nueva. Desde el principio, en los primeros años de la revolución, se estableció la costumbre de que los dirigentes del gobierno fueran a la televisión. En aquellos programas ─”comparecencias”, según el lenguaje televisivo─, que aún son frecuentes en nuestras pantallas, se explicaba el trabajo, los planes, el desarrollo de la revolución.
  Lo que hace a “EPP” distinto es la presencia directa de los televidentes a través de la participación telefónica. Un guion del programa podría resumirse en cuatro puntos:
1)   Presentación (minuto y medio)
2)   Exposición a cargo del entrevistado (20 ó 25 minutos)
3)   Preguntas y respuestas (de 2 a 3 horas)
4)   Despedida (un minuto)

Otros detalles:
  El estudio 19, con capacidad para 500 personas, se llena durante las transmisiones. Los asistentes pueden hacer preguntas directamente. En ocasiones, hasta los camarógrafos han preguntado.
  Mediante filmaciones previas, es posible que un grupo de obreros formule preguntas desde su centro de trabajo. La noche de la transmisión son invitados al plató para que escuchen allí las respuestas.
PEQUEÑA, ABUNDANTE HISTORIA
  El ICR (Instituto Cubano de Radiodifusión) creó “El Pueblo Pregunta” hace algunos meses. La historia del programa, corta, comienza ya a ser abundante.
  El primer día ─viernes 16 de junio─ la televisión emitió por la tarde un anuncio. La mención se repitió varias veces. El público respondió inmediatamente. Las llamadas se hacían a los teléfonos del ICR y del Canal 6. Después de la 7 de la tarde comenzó a funcionar el 32-0501, directo.
  Cuando fueron las 10 p.m., la audición comenzó. Ya se habían acumulado cerca de 200 preguntas. Otras 400 se hicieron después. Total: 600 en 7,40 horas. 78 por hora. 1.3 por minuto. Los teléfonos, de tanto uso, echaban humo.
  Al amanecer, el programa era el comentario del día en todas partes. La prensa dedicó un amplio espacio a reseñarlo.

  El tema del segundo viernes surgió inesperadamente. Funcionarios del INDER (Instituto Nacional de Deportes y Recreación) se ofrecieron para comparecer. Jorge García Bango, director del organismo, González Guerra, presidente del Comité Olímpico Cubano, y otros veinte dirigentes deportivos estuvieron en el programa. Tema: la participación cubana en los V Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá.
  Esa noche la transmisión se hizo por control remoto desde la Ciudad Deportiva. Más de 5000 personas ocuparon asientos en el Coliseo. Las llamadas se recibieron desde la mañana. Aun así, el trabajo de las telefonistas fue más cómodo. Las compañeras del INDER les dieron una mano.
  Las más recientes ofertas han estado dedicadas a la Salud Pública ─con la comparecencia del ministro Dr. Machado Ventura─ y a los problemas hidráulicos ─con el comandante Faustino Pérez, director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos─.
  Para informar al pueblo sobre los V Juegos, José Llanusa, ministro de Educación y jefe de la delegación cubana a los Panamericanos, utilizó el formato de “El Pueblo Pregunta”. Se hicieron dos programas con temas deportivos y en ellos calidad y cantidad de preguntas mostraron el amplio conocimiento del cubano en esa materia.
  ─Cómo sabe la gente de deportes ─comentó alguien.

EL PROGRAMA ESTÁ EN LA CALLE
  Nilda Rodríguez (alta, pausada) y Rebeca Jiménez (bajita, de pelo lacio) manejan “EPP”. Definición de su trabajo: productoras de mesa. Son organizadoras e impulsadoras al máximo de esta idea. No se puede hablar del programa sin mencionarlas. Pero ellas, que no salen jamás en las pantallas, prefieren, insisten en que no.
  ─Este es nuestro trabajo. No tiene nada de particular. No hables de nosotras.
  Ante esta petición de ambas, hablemos con ellas y no de ellas.
  ─El asunto del programa lo determina la actualidad, los problemas, las necesidades de la revolución… en fin, toda una serie de cosas.
  ─Entre los proyectos está el de crear una sección donde se vuelvan a tocar temas de programas anteriores y se ofrezcan datos concretos sobre el estado actual de los problemas que se trataron.
  ─Algo que nos interesa mucho son las llamadas de larga distancia. Los compañeros de la Empresa Telefónica nos van a dar más facilidades para eso. Además, el ICR pagará el costo de dichas llamadas.
  ─Sabemos que el programa cumple una función social importante. Eso se palpa en la calle.

AL PUEBLO HAY QUE TRATARLO MUY BIEN
  Las telefonistas aparecen en cámara. Son seis entusiastas militantes. Consuelo, del Partido. Marta, María, Caridad, Silvia y Mirta, de la Unión de Jóvenes Comunistas. Todas empleadas del Instituto de Radiodifusión. Edad promedio: 20 años. Recibieron un “entrenamiento especial” ─que duró un cuarto de hora─ para trabajar en “EPP”.
  ─Nos citaron para las 7 p.m. No sabíamos de qué se trataba. A las 7 y 15 ya estábamos recibiendo llamadas.
  ─Respondí cientos de veces, asuntos distintos. Al final me dolían las manos y la mente me iba a estallar. Nunca me he sentido más cansada. Ni más satisfecha de un trabajo.
  ─Esta labor es más dura que tumbar caña.
  ─Es una gran responsabilidad haber sido elegidas para este puesto. Al pueblo hay que tratarlo muy bien.
  Las muchachas no cobran sus “actuaciones” en “El Pueblo Pregunta”. Su trabajo, agotador, lo cumplen sonriendo.
  ─Después del primer programa, la gente me reconocía en la guagua. Yo no sabía dónde meter la cabeza.
NADIE SIN RESPUESTA
  “El Pueblo Pregunta” se desarrolla vigorosamente. Cada semana las llamadas son más. La publicación en la prensa, con varios días de anticipación, del tema a tratar en el espacio ha dado paso a otro aspecto: el pueblo pregunta por cartas. Cientos de ellas están llegando semanalmente al ICR. Aunque muchas coinciden en los mismos asuntos, para responder todo se necesitarían más horas de transmisión. ¿Qué hacer? El 28 de agosto, el diario Granma (órgano del Comité Central del Partido Comunista de Cuba) comenzó a publicar la sección “El Pueblo Pregunta en Granma”, donde se da contestación a las interrogantes que, por falta de tiempo, no pudieron ser evacuadas durante la transmisión del programa. El propósito es que nadie quede sin respuesta.
  ─Hemos analizado las preguntas ─dice Nilda. Casi el cien por ciento de las dudas se producen por falta de información correcta o por desinformación. Hay que combatir esto. El programa está para eso. Que nos llamen o escriban.
  Y a usted, ¿le queda alguna pregunta por hacer?

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