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miércoles, 14 de julio de 2021

AYER Y HOY DEL MENEÍTO DE LA NUEVA TROVA

   Había que verlos, como los vi yo, allá por las décadas de los 70 y 80, con sus guitarritas al hombro, disfrazados con ropas de obreros y botas cañeras, con sus voces desafinadas y sus tonadas lastimeras llenas de metáforas rebuscadas y giros oníricos que solo ellos entendían.
 

    Nos hacían ver que vivían todo el día embargados de un dolor profundo por el hambre de los pobres en Bangla Desh, por la discriminación de los negros en Estados Unidos y por las torturas que sufrían los combatientes por la libertad que caían bajo las garras de los dictadores en Argentina, Chile y Uruguay.
   Había que verlos en su tiempo de esplendor, sueltos y sin bozal bajo el manto protector de Haydee Santamaría, Alfredo Guevara y Antonio Pérez Herrero, enalteciendo la revolución sin cuestionar sus manchas, como fieles servidores.
   Había que verlos, preocupados por la suerte de los oprimidos del mundo desde que se levantaban hasta que se acostaban, mientras creaban un entramado musical casi siempre mediocre que pretendieron convertir en la verdadera y única música cubana.
   Había que verlos, como los vi yo, despreciando a los que no cantaban sus cancioncitas revolucionarias y utilizando el poder del movimiento que organizaron, el de la Nueva Trova, para determinar quién era válido y quién no. Cobardes e hipócritas que se ensañaron con los artistas cabareteros, los de lentejuelas y canciones pop, y jamás, porque sabían donde decía peligro, se atrevieron a cuestionar en público las obras mierderas que componía Juan Almeida.
   Con el tiempo, la revolución que prometía el futuro luminoso se fue desvirtuando, se fue convirtiendo en un cascarón vacío que traicionó todos sus ideales y sumió a Cuba en el desastre absoluto y al 95% de ellos, sus cantores, se les acabó el chiringuito y la vida los puso en su lugar, el de trovadorcillos insignificantes de los que ya nadie se acuerda.
 
   En estos días, en que sus compatriotas perdieron el miedo y tuvieron el coraje de tirarse a la calle para reclamar a gritos su libertad, en que la represión brutal es ejercida contra los oprimidos, los discriminados y los hambrientos, ¿donde están los novatroveros?, ¿por que no han dado señales de vida?, ¿será que todos los unicornios se les perdieron y andan buscándolos y por eso no tienen tiempo ni mente despejada para ponerse a hacer una simple declaración pública o crear una cancioncita que se solidarice abiertamente con los que sufren no en Bangla Desh, sino en Centro Habana, Camagüey y La Güinera?
 
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