Dadas las circunstancias actuales, en las cuales se ha mostrado su gran efectividad verbal, millones de cubanos deberíamos presentar una petición formal a la Real Academia de la Lengua Española (RAE) para que el participio singao deje de ser considerado una simple grosería, trascienda su estricto y único significado actual (hombre que ha sido sujeto pasivo de un acto sexual realizado por otro hombre activo) y pase a ser reconocido oficialmente como adjetivo con el concepto que tiene en la isla de Cuba, donde se usa como uno de los peores insultos que se le pueden decir en idioma castellano a una persona.
A partir de su inclusión con esta nueva acepción en el Diccionario de la RAE, singao pasaría a ser sinónimo de sinvergüernza, desalmado, diabólico, maligno, zoquete, malvado, pérfido, vil, cruel, miserable, sapingo, guanajo, maldito, pérfido, comemierda, infame, siniestro, desgraciado, funesto, malahoja, guacarnaco, hijoeputa, imbécil, cabrón, vil, estúpido, mentecato, inepto, palurdo y otros insultos que se utilizan habitualmente en los países de habla española para describir y ofender a aquellos individuos cuyas despreciables conductas son justamente malvaloradas por la sociedad.
¿Qué les parece la idea?
¿Sometemos la solicitud a la RAE a nombre del pueblo cubano?
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