Ejemplares ciudadanos cubanos, personas decentes sin antecedentes penales, salen a la calle armados de contundentes argumentos ideológicos, para disipar, a través del diálogo, las dudas sobre las bondades de vivir en el paraíso castrista que puedan tener sus compatriotas confundidos por el imperialismo.
Y lo hacen con alegría, cantando el estribillo de aquel viejo merengue que decía
“PALO, PALO, PALO, PALO bonito PALO es”
y poniéndose a las órdenes de su líder, el Ñato Díaz-Canel Sin Casa, coreando la consigna del momento:
“PALO que sea, Canel, PALO que sea”.
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