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lunes, 30 de noviembre de 2020

LA BATALLA ESPONTÁNEA DEL PARQUE TRILLO

   El Ñato Cheo Presidente Puesto a Dedo hizo un sacrificio ayer domingo 29 de noviembre y, en lugar de aprovechar la tarde libre del domingo metiéndose en la piscina de su residencia entre cervecita y cervecita, decidió engordar un poquito su escasísimo currículum revolucionario haciendo acto de presencia en la llamada “Tángana”, un espontáneo acto de reafirmación patriótica que jóvenes espontáneos iban a celebrar espontáneamente en el parque Trillo.
   Para que la cosa tuviera más relevancia institucional, invitó a su chea esposa a que lo acompañara.

   ─ Chini, ¿por qué no apartas un poco las guayaberas que siempre usas, que te remarcan mucho la barriga, y te pones otra cosa? ─sugirió la First Lady.
   ─ Es que la guayabera y la barriga son símbolos del socialismo moderno ─dijo él.
   ─ Mira, aquí en el escaparate tienes este pulovito tan lindo que te regalaron y no has estrenado. Es marca Puma y tiene la bandera cubana. Póntelo, anda.
   ─ Churri, es que se van a burlar de mí por parecerme a Maduro, que siempre anda con banderas venezolanas convertidas en camisas.
   ─ Ay, mira que eres acomplejao. Haz como yo, que no les hago caso a los que me critican por mi vestuario.
 
   Un rato más tarde, el Ñato Cheo y su chea First Lady, él adelante y ella atrás como los matrimonios guajiros de antes cuando caminaban por el pueblo, hacían su entrada triunfal en la Tángana espontánea, acompañados de un grupo de valiosos intelectuales pertenecientes a la UNEAC.
   He aquí algunas fotos tomadas espontáneamente por fotógrafos espontáneos que da la casualidad que pasaban por allí. Y también incluyo una captura de la edición digital del periódico Pravda que recoge el clamoroso éxito del Ñato en la contienda que pasará a los libros de historia castrista con el nombre de “La Batalla Espontánea del Parque Trillo”.

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jueves, 26 de noviembre de 2020

EL CARNAVAL DE LA HABANA – PARTE 1: ANTES DE 1959

 
    Cuando el siglo XX iba por su mitad, el Carnaval de La Habana vivía una de sus mejores épocas. Nacido en tiempos coloniales, durante la república se había desarrollado y afincado hasta convertirse en la mayor, la más masiva fiesta popular de la capital. Se celebraba con desfiles, bailes y otras actividades lúdicas durante cuatro fines de semana de febrero y marzo. Los sábados desfilaban las comparsas con sus evoluciones coreográficas marcadas por el ritmo de las congas, sus grandes farolas y sus estandartes.

 Adiós mamá, adiós papá, que ya me voy con la bollera
Oye, colega, no te asuste cuando vea al alacrán tumbando caña
Que ahí vienen las jardineras, vienen regando flores
Quítate de la acera, mira que te tumbo
Siento un bombo, mamita, me está llamando
Mírala qué linda viene, mírala qué linda va
Pallá, tumbadore, pallá
Oh, Labana, Oh, Labana
 
    Los domingos eran los días de las carrozas y los vehículos engalanados, autos descapotables o carros abiertos, en los que paseaban las personas que se disfrazaban. Carrozas, comparsas y vehículos optaban por premios que se entregaban en la última jornada.
   En centros regionales de españoles y sus descendientes, sociedades de todo tipo, clubs privados y salones de la ciudad y de la cercana zona costera de Marianao se celebraban bailes de disfraces, carnavales infantiles y festivales acuáticos.

   Dos figuras protagonizaban los festejos: la Reina, que con sus Damas de Honor era elegida entre cientos de aspirantes por un jurado durante un espectáculo al que asistía público, y el Rey Momo, que la Comisión Organizadora nombraba a dedo entre figuras de la farándula que le cayeran bien a la gente.
 
   Pocos días después de su elección, la Reina era coronada durante un acto festivo que se celebraba en su honor. Ella y sus damas participaban en todos los desfiles encaramadas en una carroza especial que la Comisión Organizadora creaba para ellas. Desde allí arriba cumplían con sus tres deberes básicos: pasarse horas saludando, sonreír hasta que las quijadas se les agarrotaban y lanzar serpentinas al público hasta que se les cansaban los brazos.

   Era habitual que en el carnaval habanero participaran motociclistas, bandas de música y grupos del sur de Estados Unidos, generalmente de Miami, Tampa, Key West y New Orleans. También que desfilaran colectivos del interior de la república, como las comparsas de Santiago de Cuba, y de extranjeros residentes en la isla, por ejemplo: los chinos y los mexicanos que, con sus trajes y costumbres, añadían una nota exótica a los festejos.
   A diferencia de los carnavales santiagueros, en los que el pueblo arrollaba por las calles detrás de las congas, la gran mayoría de los asistentes a los desfiles habaneros se divertía en plan contemplativo, sentados como espectadores en palcos y sillas que se disponían en las aceras de la ruta de carrozas y comparsas. Esta ruta comenzaba en la avenida del Malecón, subía por Prado hasta terminar frente al Capitolio, donde se edificaba una amplia estructura de madera denominada tribuna presidencial. Allí se ubicaban las autoridades, el jurado encargado de otorgar los premios y los invitados. Una vez terminado allí el trayecto que habían hecho en su carroza, la Reina y sus Damas se sentaban en dicha tribuna para seguir saludando, sonriendo y lanzando serpentinas hasta que la fiesta se acabara.

    Elementos típicos, que daban un toque especial, eran los grandes muñecones y los personajes populares, así como los vendedores ambulantes que contribuían a crear ambiente, surtiendo al personal de rollos de serpentinas, pitos, matracas, sombreritos, caretas y antifaces. Y también de comestibles, claro que sí. 
   El desfile del último día se cerraba con un espectáculo de fuegos artificiales.

    El auge que había alcanzado este fiestón habanero en los años 50 no solo se debió al apoyo oficial recibido de parte de los gobiernos (el local, el provincial y el nacional), que veían en él una magnífica vía para promocionar la ciudad y atraer turistas, sino también al aporte económico de numerosas empresas que consideraban al carnaval una ocasión excelente para hacer propaganda de sus productos y crear identificación con la gente. Muchas firmas comerciales patrocinaban carrozas y carros adornados que animaban el jolgorio. En especial se destacaban las tres grandes firmas productoras de cervezas. La Hatuey, la Cristal y la Polar competían duramente entre sí por el favor de la multitud, presentando vistosas y costosas carrozas con orquestas en vivo y modelos y ofreciendo shows gratuitos en escenarios al aire libre con artistas populares.

   Como es natural, la división en clases que vivía la sociedad se reflejaba en la forma de celebrar el carnaval. Cada persona, de acuerdo a sus posibilidades y al marco donde se movía, lo vivía a su manera. Pero lo que sí se puede asegurar es que la mayoría de la población habanera participaba cada año en aquella gran fiesta popular, considerando que podía haber carteristas o borrachos dando vueltas por allí, pero que en general el entorno era seguro y adecuado para pasar un rato divirtiéndose en familia. 

   Los castristas, al llegar al poder, apoyaron al Carnaval de La Habana. Los que se celebraron en 1960 y 1961 todavía conservaban muchos de los elementos que hicieron brillar la fiesta en los años 50. Más, con el paso del tiempo, aquella realidad se fue degradando hasta lo indecible, igual que se fue degradando y destruyendo todo. Pero eso es otra historia.

CONTINUARÁ EN PRÓXIMAS PIEZAS DE ESTE BLOG.

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martes, 24 de noviembre de 2020

DIRIGENTES DE LA REVOLUCIÓN EN HUELGA DE HAMBRE

    A muchos nos tiene conmovidos la protesta pacífica que lleva a cabo el Movimiento San Isidro, que incluye una huelga de hambre de varios de sus miembros y simpatizantes, para lograr la libertad del artista Denis Solís, condenado a 8 meses de cárcel por desacato. Hay que tenerlos bien puestos para hacer lo que están haciendo esos jóvenes, sitiados, acosados, agredidos. Ellos están ofreciendo un ejemplo de coherencia con sus principios comprometidos con la lucha por la libertad de creación, opinión y expresión, dando una muestra de gran valor personal que resalta aún más porque se produce en medio de una sociedad caracterizada por la apatía, la desidia y el miedo.

   Por otro lado, allá arriba, en las altas esferas del régimen castrista, donde se corta el bacalao de las políticas a seguir, llevan muchos años manejando una línea de propaganda que pinta como héroes a los dirigentes históricos de ese proceso fallido que siguen llamando revolución. Fidel, Camilo, Che, Raúl, Vilma, Ramiro, Machado Ventura y otros personajes similares son reverenciados en la prensa oficial como ejemplos a seguir, como personas que se sacrificaron durante toda su vida para que el pueblo cubano alcanzara una vida digna y plena.

   Si vemos cómo vivieron y viven los de la cúpula y sus familiares, sin dificultades ni escaseces, sin hacer colas y con todos sus problemas resueltos, hay que concluir que lo de sacrificarse es un decir, un mantra mentiroso que no hay quien se trague. Pero, tapémonos los ojos y aceptemos por un rato que es verdad.

   ¿Estarían los que mandan dispuestos a sacrificarse hoy en día para conseguir ese objetivo del que tanto presumen: promover la felicidad y el bienestar del pueblo?

   ¿Estarían dispuestos a seguir la ruta marcada por el Movimiento San Isidro y llevar a cabo una huelga de hambre?

   Ya sé que lo que planteo es imposible, que estoy delirando, pero qué bonito sería que un día de estos nos encontráramos en la primera página del Granma algo como esto:

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    COMUNICADO DE DIRIGENTES DE LA REVOLUCIÓN.

   “Es bien conocido el irreparable daño que durante décadas ha producido en nuestra patria el bloqueo imperialista y criminal mantenido por los gobiernos de los Estados Unidos enemigos de nuestra gloriosa e invicta revolución cubana, bloqueo imperialista y criminal que es el único culpable de que Cuba esté tan jodida como está.

   Ante el fracaso de todas las iniciativas que se han llevado a cabo para lograr el levantamiento del citado bloqueo imperialista y criminal, nosotros, dirigentes del gobierno y el Partido Comunista, hemos decidido cambiar de estrategia y declararnos en huelga de hambre y sed para exigir el fin del bloqueo imperialista y criminal.

   Como es costumbre en el funcionamiento de todas nuestras altas instancias, esta decisión ha sido aprobada por unanimidad.

   A partir del próximo 2 de diciembre, como homenaje al aniversario del desembarco del Granma, nos acuartelaremos en un edificio de la Habana que esté en peligro de inminente derrumbe y allí, sobre colchonetas sucias colocadas en el suelo, renunciando a las comodidades a las que estamos acostumbrados, pondremos en peligro nuestras valiosas vidas de comunistas consagrados al servicio del pueblo.

   Si los yanquis imperialistas y criminales no ceden a nuestro reclamo y mantienen el bloqueo imperialista y criminal, estamos dispuestos a morir en el intento. Lo haremos siguiendo el ejemplo del eterno e inconmensurable líder, creador del castrismo y de la libreta de abastecimiento, del Fidel grandioso y admirable, del Comandante en Jefe brillante, eximio y genial, que nos enseñó a entregarnos 24 por 7 al bien de los humildes.

   Firmado:

   Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel, José R. Machado Ventura, Esteban Lazo, Ramiro Valdés, Manuel Marrero.

   Nota: Por si no quedó claro, reiteramos que el bloqueo es imperialista y criminal.

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domingo, 15 de noviembre de 2020

VACUNACIÓN EN CUBA 2021, ¿QUIMERA O COMPROMISO FIRME?

      El doctor Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas, es un científico que a primera vista parece buena gente. Al comparecer el viernes 13 de noviembre en el programa Mesa Redonda, plataforma de divulgación del régimen castrista, ratificó el compromiso de que en el primer semestre del próximo año 2021 una parte importante de la población de la isla estará vacunada contra la COVID-19. Para ello se utilizarán las vacunas 100% cubanas, esas a las que les han puesto nombres de raigambre revolucionaria como Soberana, Mambisa y Abdala.

 

      Ante esa declaración tan ambiciosa de un funcionario de alto nivel, transmitida por la televisión y publicada en el Granma, uno se pregunta si es una promesa oficial del gobierno, similar a aquella del vaso de leche que hizo Quientúsabes 2 y todavía no se ha cumplido, o se trata de un delirio mental del doctor, más bien una quimera de alguien que no ha tenido en cuenta los tremendos problemas logísticos que hay que solucionar para vacunar a cientos de miles de personas en poco tiempo. Por ejemplo: comprar en el extranjero e importar los insumos necesarios para la producción de una gran cantidad de dosis, fabricar las vacunas, traslado y conservación de las mismas en condiciones óptimas de máxima refrigeración, control estadístico de quién se puso la primera inyección y quién la segunda, autorización a los inmunizados para que puedan hacer una vida sin restricciones, etc.

       Desde que se anunció, el 9 de noviembre, que la vacuna que están creando las empresas Pfizer y Biotech ha arrojado un 90% de efectividad en miles de pruebas realizadas, los dirigentes políticos y las autoridades sanitarias de los países desarrollados andan sacando cuentas, destinando partidas presupuestarias y ajustando mecanismos para que las vacunaciones de sus territorios sean exitosas. No es para menos. Una operación masiva de ese tipo, que por hacerse conviviendo con el coronavirus que anda desatado en todo el mundo, debe ser necesariamente precisa y rápida para que sea efectiva, obliga a un despliegue de medios técnicos y logísticos y de recursos humanos de una complejidad como no se ha visto anteriormente. Para decirlo en cubano, es un reto de tres pares para los gobernantes del primer mundo.

       Los rusos y los chinos también andan ultimando sus vacunas y preparándose.

      Ahora pensemos en Cuba. Conociendo por múltiples experiencias cómo funcionan las cosas en la isla, con un régimen de economía centralizada que no funciona, una desidia generalizada que es su marca de fábrica y un sistema de toma de decisiones donde la ideología prima sobre la lógica, con una dirigencia tan fracasada que no ha podido en 61 años ni siquiera garantizarle a la gente dos platos diarios de comida decente, lanzar públicamente un compromiso con fecha fija que le crea expectativas al pueblo en un tema tan serio y complicado como la pandemia me parece un ejercicio de frivolidad e irresponsabilidad, otro acto de propaganda demagógica y populista en el estilo triunfalista de agitar banderitas que acostumbra a usar la casta gobernante de la isla.

      Por el bien de mis compatriotas residentes en la isla, ojalá me equivoque en mis dudas y la vacunación “de una parte importante de la población cubana” sea una realidad en el primer semestre de 2021. Ojalá. Pero visto lo visto en anteriores ocasiones y situaciones…

      Epílogo en tono jodedor:

      ¿Cómo se va a determinar a quién se vacuna y cuándo? ¿Se aplicarán con rigor criterios de tipo estrictamente sanitario (por ejemplo: priorizar a ancianos y personas pertenecientes a grupos de alto riesgo de contagio) o se tendrá en cuenta el aspecto político (por ejemplo: vacunar primero a dirigentes y militantes del partido)?

      ¿Darán Raúl Castro, el Ñato Presidente Puesto a Dedo y el Consejo de Ministros un paso al frente y exigirán ser los últimos de toda Cuba en vacunarse?

      Ahí lo dejo.

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La información del Granma está aquí:

      http://www.granma.cu/.../cuatro-candidatos-vacunales-100...

Y si usted desea verlo, pulse este enlace de la Mesa Redonda:

      https://www.youtube.com/watch?v=blfZHzO-6jY

(El momento en que se anuncia el compromiso está en el minuto 50 con 51 segundos).

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sábado, 7 de noviembre de 2020

USA Y CUBA, DOS SISTEMAS DIFERENTES

      Los Estados Unidos de América y Cuba tienen dos formas muy diferentes de elegir a sus presidentes.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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