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domingo, 26 de abril de 2020

LA FIDELMICINA Y EL CASTROSOL DERROTAN AL CORONAVIRUS

  Refiriéndose a la incidencia en Cuba del coronavirus, el Ministerio de Salud Pública de la isla ofrece diariamente unas cifras bajísimas que pertenecen al campo de la ciencia ficción si las comparamos con las de otros países. Hay que ser muy crédulo para tragárselas.
  Partiendo del historial de ocultismo y manipulación que ha caracterizado su política informativa a lo largo de más de 60 años, si el régimen de La Habana sigue apretando así la tuerca de la propaganda triunfalista, cualquier día de estos nos vamos a encontrar en la prensa oficialista un comunicado en el que se informe que los científicos cubanos no solo han derrotado al Covid-19, sino que han logrado que se convierta en algo positivo.
  He utilizado el lenguaje rimbombante de los que emborronan cuartillas en el Granma para que el texto parezca real. Sería algo así, más o menos:
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miércoles, 22 de abril de 2020

NO ME COJAN PAL TRAJÍN CON LOS CHINOS

  Las redes sociales son territorio comanche en plena batalla, donde si uno no anda muy a la viva termina atravesado por una flecha de un indio o por una bala del fusil de un colono americano. Desde que la pandemia que nos lleva de la mano y corriendo y nos tiene trancaos, mirando por las persianas para ese afuera peligroso donde está el bicho, se desató en Wuhan, una ciudad que ni sabíamos que existía a pesar de que tiene más de once millones de habitantes, hay una pila de gente apuntada a una corriente racista y xenófoba que les echa la culpa a los chinos de lo que está pasando.
  He visto llamarle repetidamente “el virus chino” a una enfermedad que, como todas, no tiene nacionalidad y ataca en todas partes. He sabido de personas prejuiciosas que mostraban rechazo si veían acercársele a alguien con ojos rasgados. Me han llegado proposiciones para boicotear los productos “made in China”. De todo ha habido y sigue habiendo. Y no hay que ser muy listo para notar que dicha corriente está alentada por los gobernantes occidentales (no solo Trump, que conste) y por grandes intereses económicos que, da la casualidad, compiten con China por el control del mercado internacional.
  A mí no me cojan para ese trajín, ese pitcher me ha lanzado una bola fulastre y no le voy a tirar. Una cosa es que un narra, siguiendo una costumbre milenaria, se comiera un murciélago o un pangolín y el virus aprovechara la oportunidad para saltarse la cadena biológica y aterrizar en un ser humano, otra cosa es que pensemos que el gobierno tiránico de Pekín haya manejado malísimamente mal la cosa, haya ocultado las cifras que mostraban el tamaño del problema (conducta que, por cierto, han seguido todos los gobiernos) y otra, bien distinta, es que culpemos a un obrero que vive en Shanghai y a una chinita que trabaja como guía turística en la Gran Muralla de las miles de muertes que se han producido en todo el mundo.


martes, 21 de abril de 2020

APLAUSOS PARA LOS PERIODISTAS INDEPENDIENTES

  Si usted repasa las páginas de un periódico cubano publicado antes de 1959, de cualquiera de ellos, obtiene una visión más o menos detallada de cómo era la vida por entonces. Entre en los archivos de la Biblioteca Nacional (si se lo permiten) y consulte El Crisol de 1934, la Bohemia de 1956, o el Diario de la Marina de 1887. Independientemente de sus líneas editoriales favorables a determinadas corrientes políticas o de pensamiento, hojeando sus páginas se va a dar cuenta de lo que pasaba, de por dónde iban los tiros en aquella época.
  Por el contrario, si un investigador de ahora o del futuro quisiera saber qué ha ocurrido en la isla a partir del momento en que el castrismo agarró el poder absoluto, lo va a tener muy difícil porque la información aparecida en la prensa llamada “revolucionaria”, la única existente, ha mostrado en los últimos 60 años un país idealizado por la propaganda gubernamental, donde la manipulación de tinte ideológico de las noticias y la censura oficial han ocultado y/o tergiversado la verdad y es casi imposible obtener un cuadro cierto de la realidad que han vivido sus habitantes día a día.
  Todos recordamos el pitido constante que se le aplicó a Radio Martí para impedirnos escucharla y las carambolas técnicas que evitaron que la señal de Tele Martí entrara en nuestros hogares. El control absoluto de la prensa es una de las características más típicas de todos los totalitarismos que en el mundo han sido. Y el totalitarismo cubano no escapa de esa norma.


viernes, 17 de abril de 2020

POR FAVOR, QUE ALGUIEN HABLE CON MAFALDA

  Quizás la frase más famosa que el gran Quino puso en boca de su entrañable personaje, fue su grito “¡Paren el mundo, que me quiero bajar!”. 
  Por favor, que alguien, en nombre de todos nosotros, le informe a Mafalda que el mundo está parado desde hace muchas semanas y le ruegue que se baje de una puñetera vez, a ver si el mundo vuelve a girar y salimos de esta.


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miércoles, 15 de abril de 2020

HISTORIA ABREVIADA DE UNA PANDEMIA


  Al poderoso cuarto bate le tocaba su turno en el home. Como era zurdo y esperaban que bateara por el right field, toda la defensa del equipo al campo se movió hacia su izquierda. El hombre aprovechó el primer lanzamiento del pitcher y conectó un metrallazo por donde nadie lo esperaba, pegadito a la tercera, por una zona donde no había nadie que lo parara. La bola picó y se extendió hasta lo profundo del left, chocando contra la cerca. Mientras el jardinero corrió y pudo, al fin, atraparla, el bateador recorrió las bases para anotarse un jonrón dentro del campo. Un jonrón que podía haberse evitado si la defensa no hubiese estado tan corrida hacia la izquierda, como era costumbre cada vez que venía a batear un zurdo.
  Eso mismo les pasó a los gobiernos, a TODOS LOS GOBIERNOS. No estaban bien situados para un metrallazo como el de CoVid-19 y la pandemia los cogió descolocados. 

domingo, 12 de abril de 2020

UN VIEJO ACOJONADO REIVINDICA EL PAPEL DE LA CIENCIA


 Nací el 4 de octubre de 1938, lo que quiere decir que ya he cumplido 81 años y medio. Como estoy en la franja de edad más vulnerable, cuando el coronavirus dijo “abre que voy” y dejó de ser una neumonía remota que mataba a chinos y coreanos para aterrizar en España, donde vivo, seguí las instrucciones que se le dieron a la población y me acuartelé en mi piso.
  Hoy, domingo 12 de abril, llevo exactamente 28 días confinado, trancado, encerrado a cal y canto, quieto en base. En ese tiempo, he salido a la calle únicamente en tres ocasiones, por necesidad imperiosa y durante períodos cortos, de unos minutos. Solo en casa como Macaulay Culkin, me he convertido en una especie de Anna Frank, parezco un guayabito escondido en su agujero mirando por un huequito y con miedo a la ratonera con queso que le espera afuera. Soy un hombre viejo y acojonado, jugándole cabeza a una enfermedad que, con 108,862 muertes comprobadas y no se sabe cuántos miles más por confirmar, ha demostrado ser algo que hay que tomarse muy en serio.
  Afortunadamente, a diferencia de cuando la peste negra del siglo XIV o la influenza de 1918-20 que se llevaron por delante a media humanidad, ahora la tecnología me ayuda a pasar la cuarentena entretenido. Tengo la lectura, la radio, la tele, la posibilidad de ver series y películas en mi hogar y ese invento de los inventos que se llama Internet.

miércoles, 8 de abril de 2020

¿SERÉ YO UNA DE LAS VÍCTIMAS INVISIBLES DEL CORONAVIRUS?


  En España y otros países está abierto un debate sobre las cantidades de contagiados, fallecidos y curados del coronavirus que están publicando los gobiernos. Las razones para que uno piense que las autoridades están escondiendo la bola son varias. Se me ocurren tres.
  1) Hay países como Corea del Norte y Cuba en los que la prensa, toda oficial, acostumbra a mentir y a manipular como sistema. No se les puede creer.
  2) A los gobernantes que conviven con una prensa libre no les interesa la transparencia porque una alta cifra de muertos y afectados en su territorio podría deberse a su tardanza a la hora de reaccionar y tomar medidas o a su mala gestión institucional de la crisis. Y eso quita votos en las próximas elecciones.
  3) A otros que podrían tener intenciones de decir la verdad les podría resultar difícil ya que no existe una norma igual en todas las naciones para llevar esa contabilidad.
  Aquí en España, por ejemplo, se ha reconocido que ha habido muchas personas que han fallecido en sus domicilios o en residencias de ancianos y no aparecen registradas en los recuentos oficiales de víctimas. Según admitía este martes pasado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, las cifras sobre el número de fallecidos con coronavirus que hace públicas cada día su Ministerio incluyen a las personas "testadas positivamente" y dejan fuera, por tanto, a los asintomáticos y a quienes han perdido la vida por causas que son sospechosas de ser compatibles con el Covid-19, pero a las que nunca se les realizó un test diagnóstico.
  Tomando en cuenta esta realidad, me estoy preguntando ¿seré yo una de esas víctimas invisibles?, ¿habré contraído el coronavirus y me habré curado sin notarlo? y lo que es peor: ¿me habrá matado el coronavirus hace una semana y no me he dado cuenta todavía?

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jueves, 2 de abril de 2020

QUÉ LINDO Y SOLIDARIO SERÍA


  Sí, ya sé que sería una acción que pudiera ser tildada de falsa, oportunista y demagógica.
  Pero qué lindo y solidario sería que los que mandan en Cuba, desde el nivel más alto del Partido y el Gobierno hasta los dirigentes municipales, decidieran, mientras dure el aislamiento por el coronavirus, renunciar a sus privilegios, rechazar sus cuotas especiales de alimentos y sus carros oficiales, ceder sus residencias a los que más las necesiten y pasar con sus familiares la cuarentena aislados en los edificios, cuarterías y chozas en mal estado en que malvive ese pueblo con el que afirman estar identificados.
Por ejemplo, aquí
 O aquí
 O aquí

  Y que salieran a la calle solamente en caso de extrema necesidad, a comprar pollos y víveres haciendo una larga cola en la bodega. Eso sí, cumpliendo la orientación de guardar la distancia de metro y medio entre persona y persona.
  Disculpen si los aburro con fantasías irrealizables, pero son pajas mentales que se hace uno cuando está encerrado y no tiene otra cosa mejor en qué matar el tiempo.

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