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viernes, 27 de marzo de 2015

CON MÚSICA DE JORGE ARAGÓN OROPESA

    Esta pieza del blog comenzará de forma rara, con un video. Es que voy a escribir sobre Jorge Aragón y soy consciente de que la mayoría de ustedes no ha oído hablar de él y de que muchos que le vieron alguna vez no le recuerdan.
    Por eso es necesario que le vean tocar el piano antes de que lean el texto que viene a continuación. Para que lleven carta del alto nivel de calidad técnica, de buen gusto y de imaginación en los apoyos y en las improvisaciones de este magnífico músico cubano, lamentablemente ya fallecido.
    Para quienes le añoramos, siempre resulta muy grato observarle una vez más dominar el teclado y sacarle aquellas sorprendentes combinaciones de sonidos que, a veces, te hacían desear que el cantante se callase para poder disfrutar a plenitud de lo que estaba haciendo el  pianista acompañante.
Jorge Aragón Oropesa (5 octubre 1950 - 28 junio 2010)
    Les invito a dejar la lectura por unos minutos y disfrutar del arte de Jorge Aragón Oropesa. El video que van a ver se grabó en 1984, durante un concierto realizado en Buenos Aires. Fíjense que en ningún momento hay papeles de música a la vista del ejecutante; él lo hace todo a base de memoria y creatividad. Pulsen sobre el siguiente enlace:

LOS DATOS
    En el Diccionario de la Música Cubana, escrito por Helio Orovio, se pueden leer algunos datos de la biografía del pianista y orquestador Jorge Aragón.
    Allí nos enteramos de que nació en La Habana el 5 de octubre de 1950, que se formó en el conservatorio Amadeo Roldán y que en 1971, con sólo 21 años, se incorporó a la orquesta del Instituto Cubano de Radiodifusión, en la que permaneció hasta 1981.
    Durante dos años fue miembro de la Orquesta Cubana de Música Moderna.
    En 1984 pasó a integrar, como pianista, teclista y arreglista, el grupo acompañante del cantautor Pablo Milanés, presentándose con él en varios países.
    Trabajó como pianista acompañante con otros grupos y cantantes.
    En la EGREM (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales) intervino como músico de sesión, director de grupos y orquestador en numerosos discos.
    Escribió música para cine y televisión.
    Actuó en Brasil, Ecuador, México, Unión Soviética, Polonia, USA, Argentina, Uruguay, España, Puerto Rico, Panamá, Nicaragua, Perú, Alemania, Rumanía, Hungría, Checoslovaquia y Bulgaria.
    Fue asesor del director de música del ICRT.

    Aunque no lo dice dicho libro, en sus últimos años residió y trabajó en México. Debilitada su salud por una grave enfermedad, decidió regresar a Cuba, donde falleció el 28 de junio de 2010.

DE SONRISA Y TRATO FÁCILES
    Desde los años 60, yo acostumbraba a asistir a las sesiones matutinas en el estudio 1 de Radio Progreso, en las que la gran orquesta del ICR grababa las bases (o backgrounds) de los números musicales destinados a la programación de televisión.
    Allí, en un día de la década del 70 perdido en mi memoria, conocí a Jorge.

domingo, 22 de marzo de 2015

LA CANTANTE QUE FUE A PARAR A UN CAJÓN

SERVICIOS A PROGRAMAS, ¿SERVICIOS A PROGRAMAS?
    En los años 50, cada televisora cubana contaba con una estructura que se encargaba de que los espacios que se transmistían tuvieran cubiertas sus necesidades. Podía denominarse “Servicios a programas” o de otra manera. Agrupaba varios departamentos (escenografía, facilidades/utilería, vestuario, mobiliario, maquillaje, peluquería, transporte, etc.) a los que se les podía solicitar cualquier cosa. Desde un bohío hasta el machete del guajiro que lo habitaba. Desde
los atriles que decían "Tome Jupiña" para la orquesta de Benny Moré hasta un refrigerador Westinghouse vestido de rumbera.
    Pongamos un ejemplo: si un productor precisaba un juego de sillas estilo Luis XV, hacía llegar un pedido a los de “Servicios a programas” y ellos las conseguían y se las colocaban en el estudio en la fecha y la hora señaladas.
    Como estábamos en el capitalismo, situar dichas sillas era un trabajo que se cobraba, por supuesto, en concepto de alquiler. Lo pagaba la empresa patrocinadora. Si se trataba de una telenovela y el anunciante pensaba que dicho mobiliario iba a aparecer (“jugar” era la palabra que se usaba) durante muchas emisiones y que le era más rentable comprarlo que alquilarlo, pues lo adquiría. Pero eso sí, tenía que desembolsar una cantidad por guardar las sillas en el almacén de muebles de la televisora. "Servicios..." era un negocio y, por tanto, para que diera ganancias, al empresario de tv y a sus subalternos les interesaba que el mecanismo funcionara al kilo.
    Cuando el socialismo aterrizó en la tele, ya no hubo que cobrar los servicios porque todo pasó a manos del gobierno, que era, al mismo tiempo, patrocinador de los espacios y dueño de la emisora. Los departamentos dejaron de ser una fuente de ingresos y su actividad pasó a depender solamente de la buena voluntad y la eficiencia de sus responsables y empleados. Pero a éstos se les fueron complicando las cosas porque iban disminuyendo las posibilidades reales de cubrir las necesidades de los programas. En Cuba, cada vez se hizo más difícil conseguir un Westinghouse.

    Con el pasar de los años, Televisión Cubana fue menguando considerablemente su estructura de prestaciones a programas. Falta de mantenimiento y de reposición de los objetos -robados o estropeados- de sus depósitos. Escasez de materiales, especialmente madera y telas. Nula adecuación a las necesidades de los nuevos tiempos del audiovisual. Y pocas, muy pocas ganas de trabajar en serio.

    Ése era, por arribita, el cuadro que presentaban en los años 80 las dependencias encargadas de garantizar el soporte logístico para la programación.
    “Servicios…” había visto pasar su época dorada y se debatía entre la abulia y la agonía. Carencias, burocracia y desinterés marcaban el día a día de sus empleados, algunos de ellos excelentes trabajadores que se fajaban por los palos, tratando de cumplir lo mejor posible sus cometidos.

Y SIN EMBARGO, CON ESOS MIMBRES SE HACÍAN CESTOS
    En 1986/87, cuando hice el musical especial "Todas las Mirtas", acometer un proyecto complejo de realizar, de envergadura superior a la habitual, resultaba una tarea titánica, bordeando lo imposible.

    Unos pocos ejemplos, tomados de las abundantes dificultades y obstáculos que caracterizaron la producción de aquel programa, permiten ilustrar lo que decimos:

martes, 17 de marzo de 2015

CIFU, EL JAZZ Y EL OPORTUNISTA DESLEAL

EN MEMORIA DE JUAN CARLOS CIFUENTES (CIFU)
    La nota de prensa decía:
    Juan Claudio Cifuentes, Cifu, ha fallecido este 16 de marzo de 2015 en Madrid a los 74 años a causa de las complicaciones derivadas de un derrame cerebral. Cifu presentaba ‘Jazz porque sí’ de Radio Clásica desde el año 1998. El espacio ha estado saliendo desde 1971 de manera ininterrumpida en diferentes emisoras y era el programa que más tiempo llevaba emitiéndose en la radio española con el mismo presentador: 44 años.
    Además, era también el director y presentador de ‘A todo jazz’ en Radio 3 los fines de semana. Radio Clásica ha levantado su programación habitual para homenajear a Cifu programando jazz durante todo el día y Radio 3 ha emitido una programación especial en directo con intervenciones de todos los presentadores de la cadena que más le han conocido a lo largo de este tiempo. ‘Las mañanas’ de Radio Nacional de España ha abierto un libro de condolencias sonoro en el que participan los oyentes.
    El 6 de febrero pasado Cifu fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y en 2010 obtuvo un Premio Ondas por su labor de difusión y divulgación del jazz.

martes, 10 de marzo de 2015

TODAS LAS MIRTAS


Esta pieza del blog está dedicada a Mirta Medina,
la estrella cuya carrera creció mientras la mía también crecía.
A Loly Torriente, la infatigable productora.
A Miguel Ángel Masjuán, el talento en la sombra.
A Raúl de la Nuez, a Miguel Patterson, 
a Manolo Barreiro, a Carmelo Rubio,
a la gente del Carlos Marx y de TV Cubana que hizo posible
“Todas las Mirtas”,
mi programa favorito.

EN TODOS MIS FREGAOS
    No es posible, ni ético por mi parte, escribir la historia de mi carrera profesional sin mencionar a Mirta Medina. De hecho, su nombre ha aparecido en unas cuantas piezas de este blog. Revisando mi curriculo, es fácil comprobar que a lo largo de casi treinta años, no hubo fregao artístico en que yo me metiera –televisión, teatro, eventos, discos- en el que, en mayor o menor medida, ella no estuviese presente.

BUSCANDO UN HUECO
    Nos conocimos a principios de la década del 60, cuando ambos coincidimos en los primeros tiempos del grupo Teatro Musical de la Habana, que por entonces aún se llamaba Conjunto Nacional de Entretenimiento y tenía su sede en el antiguo Convento de Santa Clara, en el corazón de la Habana Vieja. (1)
    Mirta y yo conectamos desde el primer momento, quizás porque los dos teníamos unas ganas enormes de almorzarnos el mundo sin masticarlo. Ambos andábamos buscando un hueco por donde colarnos en el ambiente del espectáculo y la compañía que fundó y dirigía el comediante mexicano Alfonso Arau, un colectivo integrado por grandes profesionales -profesores y creadores-, prometía ser el sitio ideal para desarrollar nuestras potencialidades.
    Si uno fantaseaba con subirse al podio algún día, era allí donde había que plantar en aquellos momentos. Y allí estábamos ambos, cada uno en lo suyo, absorbiendo como esponjas todo el conocimiento y acumulando experiencias que de mucho nos servirían en el futuro.
    Mirta, diamante sin pulir, era una chica desenvuelta y talentosa que, desde que llegó, destacó en el grupo de proyectos personales en bruto que éramos todos los del Musical en aquellos días. En la corta distancia, su sonrisa fácil transmitía sinceridad y simpatía, para mí las bases de una facilidad especial que siempre tuvo para ganarse primero a todo el que se le acercase y más tarde al público.
    Cuando desembarcó, jovencita y vivaracha, en el TMH, cargaba en su mochila con méritos aún verdes pero muy importantes: buena voz de cantante, capacidad para aprender y fijar todo lo que le enseñasen ya fuese en una clase o en un ensayo, aptitud para bailar y actuar, madera de comediante y una determinación de trabajar y trabajar, un convencimiento de que su esfuerzo y su tenacidad serían la vía para hacer realidad su sueño de convertirse en una estrella.