Esta pieza de mi blog da testimonio de una infamia,
cometida por quienes decían buscar y defender nuestra felicidad.
La dedico a todos los artistas que integraron las listas negras de Televisión Cubana.
Y en especial a cuatro buenos amigos, cuyas carreras intentaron arruinar:
José Valladares, cantante y compositor, estuvo 10 años censurado. No sólo él, también sus canciones.
Bobby Jiménez, cantante, sufrió el ostracismo durante 9 años.
Bobby Leonard, cantante, humorista, actor, quien también fue prohibido por 8 años.
La dedico a todos los artistas que integraron las listas negras de Televisión Cubana.
Y en especial a cuatro buenos amigos, cuyas carreras intentaron arruinar:
José Valladares, cantante y compositor, estuvo 10 años censurado. No sólo él, también sus canciones.
Bobby Jiménez, cantante, sufrió el ostracismo durante 9 años.
Bobby Leonard, cantante, humorista, actor, quien también fue prohibido por 8 años.
Arístide, uno de los más grandes humoristas cubanos, tronado y de qué manera.
¿Tú preguntas si hubo listas negras en la Televisión Cubana? (1)
Por lo que se refiere a la programación musical, puedo responderte que sí las hubo, claro que sí.
Te cuento.
Te cuento.
Quienes trabajábamos en la Subdirección de Musicales de TV Cubana nos referíamos con ese eufemismo ("listas negras") a los índices de repertorio y de artistas que no se podían programar por estar prohibidos. Es posible que existiesen inventarios, donde se señalasen por escrito los temas musicales e intérpretes objetos de la interdicción. Si existieron, esos documentos deben haber sido manejados en secreto por los directivos y no llegaban al nivel de director de programa, que era en el que yo estaba. Puedo asegurar que nunca vi una lista negra escrita en un papel.
¿Qué cómo nos enterábamos de cuando comenzaba o terminaba un veto? Pues por vía oral, siempre por vía oral. Te lo informaban, tenías que memorizar el dato y actuar en consecuencia.
Además de la prohibición inmediata a cualquier cubano que mostrara su intención de abandonar el territorio nacional (como Meme Solís o Mike Porcel), otros intérpretes, autores y creadores residentes en Cuba, que no habían dicho públicamente que se iban, integraron las listas negras en algunas etapas -largas, medianas o cortas- de sus carreras. Entre ellos:
Almas Vertiginosas, Los Kents y casi todos los grupos de rock que se movían en circuítos alternativos a los oficiales
Arístides Pumariega "Arístide" (dibujante, caricaturista, humorista)
Armandito Zequeira
Bobby Carcassés
Bobby Jiménez
Bobby Leonard
Celeste Mendoza
Frank Domínguez
José Valladares
Juanito Márquez
Los Amigos (cuarteto humorístico)
Los Brito (cuarteto vocal)
Marta Strada
Marucha
Meme Solís
Mike Porcel
Miriam Ramos
Pedro Luis Ferrer
Rita Gil
Rolo Martínez
Silvio Rodríguez
Yolanda Farr
Los motivos para ingresar en las listas negras fueron variados. El principal: “presentó para irse del país”. Otras causas podían ser desafección al sistema político o la no suficiente integración en actividades de la revolución, homosexualidad, vida privada desordenada, implicación en hechos delictivos, andar con malas compañías, vestir o peinarse de manera rara o estrafalaria (por ejemplo: cabelleras largas en los hombres), elección de repertorio inconveniente, autorizar a un hijo para que salga de Cuba con carácter permanente, faltas en el trabajo (como llegadas tardes o indisciplinas), caerle mal a un mayimbe…
Estos “pecados”, considerados inadmisibles, se evaluaban y manejaban en las alturas, donde se trataban con absoluto secretismo. Había un "Gran Hermano" invisible, celoso guardián de las esencias, que no perdía pie ni pisada a las figuras con proyección pública y a quienes pretendían serlo.
Las razones para una exclusión no se nos informaban a los programadores. Lo que daba pie a todo tipo de especulaciones, producto de las arbitrariedades que se observaban. Un ejemplo: se suponía que la cantante Fulana estaba vetada por ser lesbiana pero Zutana, que también lo era, incomprensiblemente no sufría similar castigo.
Tanto el entrar como el salir de aquel lamentable catálogo, era un proceso rodeado de misterio y falta de transparencia. Excepto a los castigados por indisciplina, a los demás reprimidos casi nunca se les comunicaba que habían ingresado en una lista negra ni el por qué. Lo habitual era que ellos se diesen cuenta con el tiempo. Cuando notaban que habían dejado de programarlos. Tampoco se sabía a ciencia cierta por qué, a partir de determinado momento, un artista o una determinada canción dejaban de estar prohibidos.
A los directores y encargados de confeccionar los elencos, nos tocaba la peor parte ya que al estar en contacto directo con los artistas, éstos venían a preguntarnos “¿Por qué no me pones ya?”. No podíamos responder la verdad: “Porque te vetaron”. No nos estaba permitido admitir siquiera que había gente borrada de la tele, aunque la existencia de las listas era un secreto a voces. Así que nuestra única opción era mentir tirando balones fuera, con frases endebles y poco creíbles como el manido “Deja ver si te programo pronto”, que nadie se creía.
Un par de anécdotas, para ilustrar situaciones por las que tuve que pasar.
SI PERO NO
El marido de una conocida cantante había sido mi compañero de trabajo fuera del ICRT y, aunque él y yo no nos veíamos a menudo, habíamos establecido una buena amistad, nacida y basada en la admiración mutua que nos profesábamos.
Ella, quien actuaba con cierta frecuencia en la tele, notó que pasaban los meses y ya los directores no la llamábamos para actuar. Una tarde, vino a verme a las oficinas de Musicales de TV Cubana, que estaban en el sexto piso de Radiocentro. Quería saber qué le estaba pasando.
La saqué al pasillo por si acaso y por consideración con su esposo, violé la norma y le hablé con franqueza:
-- Nos han prohibido programarte.
-- Pero, ¿por qué?
-- Ni idea. Pero la verdad es que estás planchada.
-- Te agradezco que me lo hayas dicho. Mira, yo conozco a Nivaldo Herrera (2), él ha estado en actuaciones mías, me ha dicho que le gusta como canto y tenemos una buena relación. Así que iré a verlo.
-- Buena idea. Pídele una entrevista, habla con él a ver qué te dice. Eso sí, te ruego que no le comentes que fui yo quien te dijo lo de tu prohibición.
-- Por supuesto. Puedes estar seguro.
Con la misma, ella subió al noveno piso y pudo verse ese mismo día con Nivaldo. Éste le aseguró que no era cierto que estuviese censurada, que en todo caso sería objeto de un malentendido y que podía marcharse tranquila ya que daría inmediatamente la orden para que pudieran programarla.
Antes de marcharse del ICRT, pasó nuevamente por Musicales a verme.
-- Ay, ¡qué contenta estoy! –-me dijo, exultante, y me contó lo que el dirigente le había dicho y lo amable que se había portado con ella.
-- Pues, me alegro. Vamos a ver si pronto trabajamos juntos de nuevo.
Una vez que se hubo marchado, entré en el despacho de la jefa del mi departamento y le conté la entrevista de la cantante con la máxima autoridad del organismo.
-- Así que, ya que se puede, la voy a incluir en mi pedido del mes próximo.
-- Espérate un momento –dijo ella y tomando el teléfono llamó a Nivaldo para confirmar si era cierto que la cantante dejaba de estar condenada en la lista negra. Hablaron un momento y cuando colgó me dijo:
-- Olvídate de eso. Sigue vetada.
CELESTE EN SU MARAÑA
Una de las más grandes estrellas de la música cubana, Celeste Mendoza (3), atravesó por situaciones personales difíciles. Un día, calculo que a finales de los años 60 o principios de los 70, se corrió, por vía Radio Bemba, que se había visto involucrada en un hecho de sangre. En la cerrazón informativa que existía en la isla, no se supo exactamente qué había ocurrido y circularon diferentes rumores. A partir de aquel momento, entró a integrar la lista negra de la televisión.
Pasaron los años y se contaba en el ambiente de la farándula que la llamada reina del guaguancó vivía retirada y con su psique deteriorada, recluida en su apartamento de Línea y F, Vedado. Quizás las autoridades, pensaba yo, condescendientes con una figura de tanta relevancia en la historia musical cubana, quieren protegerla y evitan mostrarla en público con sus facultades artísticas y mentales mermadas. Así, durante mucho tiempo, la enorme Celeste siguió viviendo en su Cuba, su nombre en la lista negra, alejada de focos y cámaras.
En determinados períodos y por razones desconocidas para mí, la dejaron aparecer en las pantallas cubanas. En los reportes que conservo, leo que trabajó conmigo a principios de 1974 en dos programas de "Juntos a las 9": los que dirigí el 5 de enero y el 2 de febrero.
Alrededor de 1990, cumplidos sus sesenta, la Mendoza renació de sus cenizas y grabó un disco acompañada por el grupo Sierra Maestra. En él se mostró muy bien de voz y dejaba constancia de que la que tuvo, retuvo.
Creo que fue la productora de dicha grabación, la gran pianista y orquestadora Enriqueta Almanza, quien me dijo que en el disco, Celeste había incluido su versión de mi bolero-son “El final no llegará”.
-- ¿Y qué tal?
-- Muy bien. Ella está en plenitud de facultades –me aseguró Enriqueta. (4)
Pulsar en el siguiente link:
ABRAN PASO, LA REINA REGRESA A LA TV
Al enterarme de que Celeste, superado su viaje a los infiernos, estaba de nuevo en activo, pedí permiso para programarla. Su regreso a las cámaras debía ser a lo grande, contar con un marco extraordinario marcado por el respeto y la trascendencia que ella se merecía. Presenté en Musicales un proyecto del tipo gran recital, para ser grabado durante varios días. Era una oportunidad magnífica de que volviera a reinar, de que se reencontrara con sus millones de admiradores de antes y se diera a conocer a las nuevas generaciones.
Tras un par de reuniones y una espera de unos cuantos días, me autorizaron a hacer el programa.
Y, sólo entonces, cuando ya todo estaba seguro, le hice llegar a ella mi idea. Recuerdo como si fuera hoy, su entrada en el sexto piso de 23 y M para asistir a su primer colectivo en muchos años. Allí estaba el alboroto hecho mujer, saludando a todo el mundo como lo hacen las verdaderas estrellas, desplegando con su sonrisa, su turbante y su caminao, todo el sabor y la personalidad de la Celeste de siempre.
Tuvimos un par de encuentros en los que fuimos perfilando el proyecto. Yo me sentía en las nubes porque estaba preparando el que presentía iba a ser uno de mis mejores programas y también porque a ella, como persona, le iba a resultar muy provechoso.
En nuestra segunda reunión me contó que había hablado con un reputado modisto habanero y le había ordenado un vestido especial para la ocasión, una vistosa bata cubana con una larguísima cola, todo de color blanco como gesto de gratitud a los santos que le habían sacado del hoyo. Me dijo que entre diseño, telas y complementos, el atuendo le costaría varios miles de pesos pero que ella los daría por bien gastados.
Comencé a trabajar en el guión. Para acompañarla, estarían Los Papines, el Sierra Maestra, un conjunto de rumba y guaguancó, la orquesta y el ballet de TV Cubana… Todo marchaba viento en popa.
Hasta que me comunicaron que el programa no podría realizarse porque ella volvía a ingresar en la lista negra. Fue inútil preguntar la razón, nunca me enteré de los motivos. Esta vez no me imaginé que la censuraban para proteger su imagen ya que en nuestras conversaciones la había notado renacida, racional, llena de vida. Argumenté que ella estaba muy ilusionada, que era una gran figura, que vetarla de nuevo le iba a causar un daño irreparable a su mente… Inútil de toda inutilidad.
-- Es que se ha mandado a hacer un vestido carísimo. ¿Cómo le voy a decir yo que el programa no va?
-- Pues no sé cómo, pero se lo dices. Te toca porque tú fuiste el de la idea.
Resultó uno de los tragos más amargos de mi vida profesional mentirle a la cara a la gran Celeste Mendoza, a la inconmensurable Celeste de todos los guaguancoes y todas las rumbas, a la gran señora de los boleros guapeaos, a la hija preferida de Papá Oggún. Le dije lo que buenamente se me ocurrió: que por causa de la difícil situación económica que atravesaba el país no teníamos presupuesto para programas especiales, que el proyecto estaba congelado por el momento y no recuerdo cuántas trolas más. Y eso sí, le insistí en que paralizara la confección del vestido de los miles de pesos.
N O T A S
(1) Yo puedo asegurar, de primera mano y por experiencia propia, que en el ICRT hubo listas negras por lo menos hasta los primeros años de la década del 90 del pasado siglo. Desde entonces, he estado desvinculado de TV Cubana y no puedo afirmar que siguieran en vigor. Sería interesante que alguien recogiera el guante y contestara una pregunta similar a la que encabeza esta entrada: ¿Existieron después de 1995? ¿Existen aún a día de hoy?
Arístides Pumariega "Arístide" (dibujante, caricaturista, humorista)
Armandito Zequeira
Bobby Carcassés
Bobby Jiménez
Bobby Leonard
Celeste Mendoza
Frank Domínguez
José Valladares
Juanito Márquez
Los Amigos (cuarteto humorístico)
Los Brito (cuarteto vocal)
Marta Strada
Marucha
Meme Solís
Mike Porcel
Miriam Ramos
Pedro Luis Ferrer
Rita Gil
Rolo Martínez
Silvio Rodríguez
Yolanda Farr
Los motivos para ingresar en las listas negras fueron variados. El principal: “presentó para irse del país”. Otras causas podían ser desafección al sistema político o la no suficiente integración en actividades de la revolución, homosexualidad, vida privada desordenada, implicación en hechos delictivos, andar con malas compañías, vestir o peinarse de manera rara o estrafalaria (por ejemplo: cabelleras largas en los hombres), elección de repertorio inconveniente, autorizar a un hijo para que salga de Cuba con carácter permanente, faltas en el trabajo (como llegadas tardes o indisciplinas), caerle mal a un mayimbe…
Estos “pecados”, considerados inadmisibles, se evaluaban y manejaban en las alturas, donde se trataban con absoluto secretismo. Había un "Gran Hermano" invisible, celoso guardián de las esencias, que no perdía pie ni pisada a las figuras con proyección pública y a quienes pretendían serlo.
Las razones para una exclusión no se nos informaban a los programadores. Lo que daba pie a todo tipo de especulaciones, producto de las arbitrariedades que se observaban. Un ejemplo: se suponía que la cantante Fulana estaba vetada por ser lesbiana pero Zutana, que también lo era, incomprensiblemente no sufría similar castigo.
Tanto el entrar como el salir de aquel lamentable catálogo, era un proceso rodeado de misterio y falta de transparencia. Excepto a los castigados por indisciplina, a los demás reprimidos casi nunca se les comunicaba que habían ingresado en una lista negra ni el por qué. Lo habitual era que ellos se diesen cuenta con el tiempo. Cuando notaban que habían dejado de programarlos. Tampoco se sabía a ciencia cierta por qué, a partir de determinado momento, un artista o una determinada canción dejaban de estar prohibidos.
A los directores y encargados de confeccionar los elencos, nos tocaba la peor parte ya que al estar en contacto directo con los artistas, éstos venían a preguntarnos “¿Por qué no me pones ya?”. No podíamos responder la verdad: “Porque te vetaron”. No nos estaba permitido admitir siquiera que había gente borrada de la tele, aunque la existencia de las listas era un secreto a voces. Así que nuestra única opción era mentir tirando balones fuera, con frases endebles y poco creíbles como el manido “Deja ver si te programo pronto”, que nadie se creía.
Un par de anécdotas, para ilustrar situaciones por las que tuve que pasar.
SI PERO NO
El marido de una conocida cantante había sido mi compañero de trabajo fuera del ICRT y, aunque él y yo no nos veíamos a menudo, habíamos establecido una buena amistad, nacida y basada en la admiración mutua que nos profesábamos.
Ella, quien actuaba con cierta frecuencia en la tele, notó que pasaban los meses y ya los directores no la llamábamos para actuar. Una tarde, vino a verme a las oficinas de Musicales de TV Cubana, que estaban en el sexto piso de Radiocentro. Quería saber qué le estaba pasando.
La saqué al pasillo por si acaso y por consideración con su esposo, violé la norma y le hablé con franqueza:
-- Nos han prohibido programarte.
-- Pero, ¿por qué?
-- Ni idea. Pero la verdad es que estás planchada.
-- Te agradezco que me lo hayas dicho. Mira, yo conozco a Nivaldo Herrera (2), él ha estado en actuaciones mías, me ha dicho que le gusta como canto y tenemos una buena relación. Así que iré a verlo.
-- Buena idea. Pídele una entrevista, habla con él a ver qué te dice. Eso sí, te ruego que no le comentes que fui yo quien te dijo lo de tu prohibición.
-- Por supuesto. Puedes estar seguro.
Con la misma, ella subió al noveno piso y pudo verse ese mismo día con Nivaldo. Éste le aseguró que no era cierto que estuviese censurada, que en todo caso sería objeto de un malentendido y que podía marcharse tranquila ya que daría inmediatamente la orden para que pudieran programarla.
Antes de marcharse del ICRT, pasó nuevamente por Musicales a verme.
-- Ay, ¡qué contenta estoy! –-me dijo, exultante, y me contó lo que el dirigente le había dicho y lo amable que se había portado con ella.
-- Pues, me alegro. Vamos a ver si pronto trabajamos juntos de nuevo.
Una vez que se hubo marchado, entré en el despacho de la jefa del mi departamento y le conté la entrevista de la cantante con la máxima autoridad del organismo.
-- Así que, ya que se puede, la voy a incluir en mi pedido del mes próximo.
-- Espérate un momento –dijo ella y tomando el teléfono llamó a Nivaldo para confirmar si era cierto que la cantante dejaba de estar condenada en la lista negra. Hablaron un momento y cuando colgó me dijo:
-- Olvídate de eso. Sigue vetada.
CELESTE EN SU MARAÑA
Una de las más grandes estrellas de la música cubana, Celeste Mendoza (3), atravesó por situaciones personales difíciles. Un día, calculo que a finales de los años 60 o principios de los 70, se corrió, por vía Radio Bemba, que se había visto involucrada en un hecho de sangre. En la cerrazón informativa que existía en la isla, no se supo exactamente qué había ocurrido y circularon diferentes rumores. A partir de aquel momento, entró a integrar la lista negra de la televisión.
Pasaron los años y se contaba en el ambiente de la farándula que la llamada reina del guaguancó vivía retirada y con su psique deteriorada, recluida en su apartamento de Línea y F, Vedado. Quizás las autoridades, pensaba yo, condescendientes con una figura de tanta relevancia en la historia musical cubana, quieren protegerla y evitan mostrarla en público con sus facultades artísticas y mentales mermadas. Así, durante mucho tiempo, la enorme Celeste siguió viviendo en su Cuba, su nombre en la lista negra, alejada de focos y cámaras.
En determinados períodos y por razones desconocidas para mí, la dejaron aparecer en las pantallas cubanas. En los reportes que conservo, leo que trabajó conmigo a principios de 1974 en dos programas de "Juntos a las 9": los que dirigí el 5 de enero y el 2 de febrero.
Alrededor de 1990, cumplidos sus sesenta, la Mendoza renació de sus cenizas y grabó un disco acompañada por el grupo Sierra Maestra. En él se mostró muy bien de voz y dejaba constancia de que la que tuvo, retuvo.
Creo que fue la productora de dicha grabación, la gran pianista y orquestadora Enriqueta Almanza, quien me dijo que en el disco, Celeste había incluido su versión de mi bolero-son “El final no llegará”.
-- ¿Y qué tal?
-- Muy bien. Ella está en plenitud de facultades –me aseguró Enriqueta. (4)
Pulsar en el siguiente link:
ABRAN PASO, LA REINA REGRESA A LA TV
Al enterarme de que Celeste, superado su viaje a los infiernos, estaba de nuevo en activo, pedí permiso para programarla. Su regreso a las cámaras debía ser a lo grande, contar con un marco extraordinario marcado por el respeto y la trascendencia que ella se merecía. Presenté en Musicales un proyecto del tipo gran recital, para ser grabado durante varios días. Era una oportunidad magnífica de que volviera a reinar, de que se reencontrara con sus millones de admiradores de antes y se diera a conocer a las nuevas generaciones.
Tras un par de reuniones y una espera de unos cuantos días, me autorizaron a hacer el programa.
Y, sólo entonces, cuando ya todo estaba seguro, le hice llegar a ella mi idea. Recuerdo como si fuera hoy, su entrada en el sexto piso de 23 y M para asistir a su primer colectivo en muchos años. Allí estaba el alboroto hecho mujer, saludando a todo el mundo como lo hacen las verdaderas estrellas, desplegando con su sonrisa, su turbante y su caminao, todo el sabor y la personalidad de la Celeste de siempre.
Tuvimos un par de encuentros en los que fuimos perfilando el proyecto. Yo me sentía en las nubes porque estaba preparando el que presentía iba a ser uno de mis mejores programas y también porque a ella, como persona, le iba a resultar muy provechoso.
En nuestra segunda reunión me contó que había hablado con un reputado modisto habanero y le había ordenado un vestido especial para la ocasión, una vistosa bata cubana con una larguísima cola, todo de color blanco como gesto de gratitud a los santos que le habían sacado del hoyo. Me dijo que entre diseño, telas y complementos, el atuendo le costaría varios miles de pesos pero que ella los daría por bien gastados.
Comencé a trabajar en el guión. Para acompañarla, estarían Los Papines, el Sierra Maestra, un conjunto de rumba y guaguancó, la orquesta y el ballet de TV Cubana… Todo marchaba viento en popa.
Hasta que me comunicaron que el programa no podría realizarse porque ella volvía a ingresar en la lista negra. Fue inútil preguntar la razón, nunca me enteré de los motivos. Esta vez no me imaginé que la censuraban para proteger su imagen ya que en nuestras conversaciones la había notado renacida, racional, llena de vida. Argumenté que ella estaba muy ilusionada, que era una gran figura, que vetarla de nuevo le iba a causar un daño irreparable a su mente… Inútil de toda inutilidad.
-- Es que se ha mandado a hacer un vestido carísimo. ¿Cómo le voy a decir yo que el programa no va?
-- Pues no sé cómo, pero se lo dices. Te toca porque tú fuiste el de la idea.
Resultó uno de los tragos más amargos de mi vida profesional mentirle a la cara a la gran Celeste Mendoza, a la inconmensurable Celeste de todos los guaguancoes y todas las rumbas, a la gran señora de los boleros guapeaos, a la hija preferida de Papá Oggún. Le dije lo que buenamente se me ocurrió: que por causa de la difícil situación económica que atravesaba el país no teníamos presupuesto para programas especiales, que el proyecto estaba congelado por el momento y no recuerdo cuántas trolas más. Y eso sí, le insistí en que paralizara la confección del vestido de los miles de pesos.
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N O T A S
(1) Yo puedo asegurar, de primera mano y por experiencia propia, que en el ICRT hubo listas negras por lo menos hasta los primeros años de la década del 90 del pasado siglo. Desde entonces, he estado desvinculado de TV Cubana y no puedo afirmar que siguieran en vigor. Sería interesante que alguien recogiera el guante y contestara una pregunta similar a la que encabeza esta entrada: ¿Existieron después de 1995? ¿Existen aún a día de hoy?
(2) Nivaldo Herrera fue presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión desde 1974 hasta 1985.
(3) Dado que la gran mayoría de mis lectores son cubanos, creo que no es necesario abundar aquí sobre quién fue Celeste Mendoza. Para aquellos que no la conocieron, les recomiendo visitar en Internet las numerosas páginas en las que se pueden hallar referencias a la trayectoria vital y artística de esta extraordinaria intérprete.
Para disfrutar de Celeste en uno de sus mejores momentos, pulse el siguiente enlace, donde ella pone de manifiesto que lo de "La reina del guaguancó" no fue un título regalao:
Celeste Mendoza y Los Papines: ¿Qué será de mí? y Ensalada de Guaguancó (en www.youtube.com)
(4) En 1992, al parecer recuperada, Celeste integró una delegación de artistas cubanos que actuó en Japón. He leído que sus actuaciones en el país asiático fueron exitosas.
En 1995, durante un viaje que hice a La Habana, la visité en su hogar de Línea y F. Quise mostrarle mis respetos, agradecerle que hubiese incluido en su repertorio “El final no llegará” y pagarle una deuda que tenía con ella: decirle la verdad sobre la cancelación del gran recital que no nos dejaron realizar.
La encontré viviendo entre la suciedad y el abandono, en unas condiciones terribles, totalmente estropeada y convertida en un guiñapo, rodeada de litros vacíos de ron del malo. Fue incapaz de coordinar un discurso coherente, apenas se le entendía lo que hablaba y por momentos no me reconocía. Trató de mostrarme unos recortes de periódicos japoneses que hablaban elogiosamente de sus presentaciones y no pudo sostener la caja donde los guardaba, que cayó al suelo. Su imagen descuidada, que producía la peor impresión, contrastaba con las grandes fotografías que colgaban de las paredes, en las que una Celeste joven y pletórica mostraba sus encantos y su sonrisa de mulata estelar. Salí de allí sintiendo por ella una gran compasión y con mi corazón desgarrado por la tristeza.
Todavía en el 97, tuvo fuerzas y genio suficientes para grabar en la EGREM el que sería su último disco, “El reino de la rumba”, compartido con Los Papines.
En noviembre de 1998, alertados por el mal olor que despedía el apartamento de la reina del guaguancó, sus vecinos derribaron la puerta y la hallaron muerta. Había fallecido sola, rodeada de sus queridas deidades y sus gloriosos recuerdos, cinco días antes.
Para disfrutar de Celeste en uno de sus mejores momentos, pulse el siguiente enlace, donde ella pone de manifiesto que lo de "La reina del guaguancó" no fue un título regalao:
Celeste Mendoza y Los Papines: ¿Qué será de mí? y Ensalada de Guaguancó (en www.youtube.com)
(4) En 1992, al parecer recuperada, Celeste integró una delegación de artistas cubanos que actuó en Japón. He leído que sus actuaciones en el país asiático fueron exitosas.
En 1995, durante un viaje que hice a La Habana, la visité en su hogar de Línea y F. Quise mostrarle mis respetos, agradecerle que hubiese incluido en su repertorio “El final no llegará” y pagarle una deuda que tenía con ella: decirle la verdad sobre la cancelación del gran recital que no nos dejaron realizar.
La encontré viviendo entre la suciedad y el abandono, en unas condiciones terribles, totalmente estropeada y convertida en un guiñapo, rodeada de litros vacíos de ron del malo. Fue incapaz de coordinar un discurso coherente, apenas se le entendía lo que hablaba y por momentos no me reconocía. Trató de mostrarme unos recortes de periódicos japoneses que hablaban elogiosamente de sus presentaciones y no pudo sostener la caja donde los guardaba, que cayó al suelo. Su imagen descuidada, que producía la peor impresión, contrastaba con las grandes fotografías que colgaban de las paredes, en las que una Celeste joven y pletórica mostraba sus encantos y su sonrisa de mulata estelar. Salí de allí sintiendo por ella una gran compasión y con mi corazón desgarrado por la tristeza.
En noviembre de 1998, alertados por el mal olor que despedía el apartamento de la reina del guaguancó, sus vecinos derribaron la puerta y la hallaron muerta. Había fallecido sola, rodeada de sus queridas deidades y sus gloriosos recuerdos, cinco días antes.
Eran los 50 y el Benny era el Bárbaro.
Pero ahí, detrás de él, Celeste Mendoza y Rolando Laserie compartían el segundo lugar en popularidad y sabor. Aquí están con ballet, modelos y una gran jazz band en vivo, encabezando una producción de CMQ Televisión.
Por una de esas cosas que tiene la vida, Celeste murió en La Habana
y al día siguiente, Laserie falleció en Miami.
¡Qué huérfana se quedó la música cubana aquel noviembre de 1998!
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LES INVITO A LEER LAS SIGUIENTES PIEZAS DE MI BLOG.
ÉSTOS SON SUS ENLACES:
El Blog de Pedraza Ginori > MENCIONE A JUANITO HERNÁNDEZ Y VERÁ ARMARSE EL GUIRIGAY
El Blog de Pedraza Ginori >TELEVISIÓN CUBANA: EN VIVO CON GERMÁN PINELLI Y VERÓNICA LYNN
El Blog de Pedraza Ginori > FESTIVAL VARADERO 70 (Parte 1): CUBA INVITA A CANTAR
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LES INVITO A LEER LAS SIGUIENTES PIEZAS DE MI BLOG.
ÉSTOS SON SUS ENLACES:
El Blog de Pedraza Ginori > MENCIONE A JUANITO HERNÁNDEZ Y VERÁ ARMARSE EL GUIRIGAY
El Blog de Pedraza Ginori >TELEVISIÓN CUBANA: EN VIVO CON GERMÁN PINELLI Y VERÓNICA LYNN
El Blog de Pedraza Ginori > FESTIVAL VARADERO 70 (Parte 1): CUBA INVITA A CANTAR
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
en formato papel, mis dos libros "Pedraza Ginori Memorias Cubanas".
Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
la radio, la publicidad y la prensa.
Los dos volúmenes recogen, en clave autobiográfica, sucesos, “batallitas”, semblanzas, anécdotas y reflexiones personales.
El Libro 1, “Eugenito quiere televisión”, tiene 342 páginas.
El Libro 2, "Quietecito no va conmigo", 362 páginas.
Ambos están a la venta en las webs
www.createspace.com www.amazon.com www.amazon.es
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
en formato papel, mis dos libros "Pedraza Ginori Memorias Cubanas".
Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
la radio, la publicidad y la prensa.
Los dos volúmenes recogen, en clave autobiográfica, sucesos, “batallitas”, semblanzas, anécdotas y reflexiones personales.
El Libro 1, “Eugenito quiere televisión”, tiene 342 páginas.
El Libro 2, "Quietecito no va conmigo", 362 páginas.
Ambos están a la venta en las webs
www.createspace.com www.amazon.com www.amazon.es
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¡Qué dolor, Yin! ¡Qué tristeza! ¡Qué daño le han hecho al arte y a la cultura cubana! Gracias por tus crónicas, que salga la verdad. Te felicito una vez más por este trabajo que haces.
ResponderEliminarMuchas felicidades Ginori, por esto, se te agradece infinitamente, pues mucho talento fue bloqueado por gente que por hacerse los chistosos embarraban al verdadero talento, aunque despues muchos de esos que hacien el mal, les llegó su turno, porque estoy seguro de eso, que mal que se haqga el suyo está reservado, a Nivaldo en Cuba le echaron tierra en su cara, por descarado y mal nacido.
ResponderEliminarGinori: no fuimos amigos en Cuba, pero independientemente de la admiración que te tenga por tu historial televisivo, creo que este blog es una de las mejores cosas que he leído sobre Cuba. Estoy seguro de que el atropellado, torpe y arbitrario proceder de la Historia Oficial jamás tendrá la solvencia y el rigor de lo que escribes aquí como para intentar siquiera desmentirte. Tener memoria es lo más "contrarrevolucionario" que se puede ser en sistemas como ese, que necesita de la amnesia para recomponer la realidad según el interés del momento. Cuando empezamos a hacer aquel programita, Memoria, con Mirtha González, Dalton, Llanes y yo nos topamos mil y una veces con esas listas que eran como leyendas urbanas, porque no se podía pero en ningún lado decían que no se podía, no estaba por escrito, no había úkases ni memorandos. Por esa rendijas logramos colar algunos nombres proscritos (el que más habrá que agradecerla a Dalton: Los Zafiros), a otros los frenaron en el cuarto de edición. Jorge, que de todos fue quien mas se echó encima el trabajo de buscar archivos, llegaba con noticias desalentadoras: buena parte de los archivos fueron destruidos por orden del infame Papito; la mayoría simplemente los dejaron pudrirse. El viejo Amaury nos contaba que, del Beny, debía haber 100 o más kinescopios, pues él personalmente dirigió muchos de esos programas. No encontramos más de 9. Con Martha el caso fue otro. La vi por primera vez en un especial, creo que de fin de año, con una gran orquesta (quizás fue tuyo ese programa). A mí ella no me decía ni plin, porque no la recordaba más allá de alguna canción en la radio, pero verla me deslumbró. También Adolfo Llauradó me habló tanto de ella, que propuse usarla como cameo en un unitario que estaba haciendo sobre un cuento de Borges. La fuimos a buscar (por supuesto, a ella "no le dieron" carro nunca) y la señora estaba en muletas porque tenía uno de esos aparatos de metal externos que ponen en las fracturas óseas y apenas podía caminar. Iba a decir un poema de Eliseo Diego del otro lado de un espejo donde la actriz María Elena Diardes se maquillaba. Y cuando dí el "acción" fue como esos videos que uno acostumbra ver ahora de los concursos televisivos: el anónimo que en tres segundos te desploma. Así fue. No duró más de un minuto su participación, pero todos, los que la conocían y los que no, quedamos devastados por esa mujer tan vapuleada en el cuerpo y el alma, pero aún tan enorme y tan capaz de desnudarse ante una cámara. Fue su testimonio de vida, y así lo tomo.
ResponderEliminarPero volviendo a tu post y a todo tu blog, se te agradecerá siempre llenar con tu testimonio las zonas negrísimas de un cuento que alguna vez se reconstruirá. Un trabajo necesario contra el olvido
Estimado Yin: en tu lista de artistas prohibidos en TV no vi a una cantante que fue muy popular en los 60 y que de pronto desaparecio y nunca supe de ella. Hace unos anios aparecieron varios videos de ella en youtube. Te hablo de Pilar Moraguez. Sabes algo de ella?
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EliminarSin palabras......perplejo, sin aliento y con una gran pena ajena.....al leer este magnifico y escalofriante artículo sobre "La Reina del Guaguanco".....Se pudieran decir muchas cosas.....pero solo se me ocurre pensar que el que (o los) la hizo sufrir tanto......es (o fueron) una ficha mas....de ellos, ya ni sus familiares hablaran.......Nuestra Celeste.....Nuestra Reina........será recordada y querida por los Siglos de los Siglos..... Que horror.......!!!!!!!!!!!
EliminarME ENTERÉ CUANDO MURIÓ... EN 1998 YO ESTABA EN CUBA TODAVÍA...CUÁNTOS ARTISTAS COMO ELLA MURIERON ASÍ...DE ÉSA MANERA TAN MISERABLE...Y NUNCA SE SUPO NI SE SABRÁ..
EliminarSÍ CREÍ HABERLO VISTO TODO CON LOS RELATOS DEL GUZMÁN 79 Y EL 80...AUNQUE TENÍA OCHO AÑOS PUDE VER QUE ÉSOS DOS AÑOS(1979/1980) MARCARON UN ANTES Y UN DESPUÉS EN NUESTRAS VIDAS...A 37 AÑOS A MÍ NO ME QUEDAN DUDAS DE LO TURBULENTO QUE FUERON ÉSOS DÍAS....LA PELÍCULA GUARDAFRONTERAS ME IMAGINO QUE HASTA 1996 ESTUVO DE ALGUNA MANERA CENSURADA....
ResponderEliminarHABÍA EXPRESADO EN MI COMENTARIO DE ARRIBA QUE ME HABÍA EQUIVOCADO SÍ CREÍ A HABERLO VISTO TODO CON LOS RELATOS DE LOS CONCURSOS ADOLFO GUZMÁN 1979 /1980....AL IGUAL QUE EXISTIÓ UNA UMAP EN LAS PROVINCIAS TAMBIÉN EXISTIÓ UNA UMAP EN EL ÁMBITO TELEVISIVO....LO TRISTE ES QUE LOS FORMADORES DE ÉSE INFIERNO...NUNCA PAGARÁN EL DAÑO.. DE POR SÍ IRREPARABLE....
ResponderEliminarTodavía siguen las listas negras, un mal que nació en 1959 y aún en el 2021 está vigente.
ResponderEliminarHorrible, realmente horrible; pero, fijate, que es cierto aquello de: "a vecez, mientras más cerca, peor, lo ves". Y es tu caso Ginoris: ahora, con tu relato lastimero me confirmas lo que sé. De que aquellos son unos hijoeputas, es verdad; pero, ¿dónde quedas tú?
ResponderEliminarEstimado Yin
ResponderEliminarJunto con saludar, le escribo porque estoy realizando mi tesis doctoral sobre algunas cantantes afrocubanas entre 1930 y 1970 desde la perspectiva de género y raza, con el fin de poner en valor sus obras y su historia de resistencia. Por lo que me gustaría saber si le interesaría concederme una entrevista que me permita indagar en mayor profundidad en algunas figuras, sobretodo en la de la rumbera Celeste Mendoza. Para mí sería un honor contar con su testimonio, por toda su trayectoria en la televisión cubana.
Espero atenta su respuesta
Saludos Cordiales
Valentina SalinasDoctoranda en Sociedad y cultura, Universidad de Barcelona
Estimado Yin
ResponderEliminarJunto con saludar, le escribo porque estoy realizando mi tesis doctoral sobre algunas cantantes afrocubanas entre 1930 y 1970 desde la perspectiva de género y raza, con el fin de poner en valor sus obras y su historia de resistencia. Por lo que me gustaría saber si le interesaría concederme una entrevista que me permita indagar en mayor profundidad en algunas figuras, sobretodo en la de la rumbera Celeste Mendoza. Para mí sería un honor contar con su testimonio, por toda su trayectoria en la televisión cubana.
Espero atenta su respuesta
Saludos Cordiales
Valentina Salinas Doctoranda en Sociedad y cultura, Universidad de Barcelona