La noticia, inesperada y estremecedora, corrió rápida por las Cubas de adentro y de afuera, entristeciendo a cada uno de los que fuimos sus compañeros, vivamos donde vivamos, porque El Jockey era mucho Jockey y le admirábamos como profesional, le respetábamos como luchador contra la burocracia y la mediocridad de los dirigentes y le queríamos como persona.
Cabalgando en las carreras del hipódromo Oriental Park se ganó su sobrenombre. En eso andaba cuando se enteró de que en una casona de Mazón y San Miguel se estaba preparando la salida al aire de la primera señal de nuestra televisión.
Allí fue asistente de electricista en el montaje de los estudios de Unión Radio TV. Al principio trabajó como auxiliar de sonido, boomman y operador de audio hasta que agarró una cámara en sus manos y se convirtió en leyenda.
No sólo hizo trizas el requisito de que había que ser alto de estatura para ser camarógrafo sino que le cogió el tranquillo a la profesión y se convirtió en uno de los más grandes y creativos, de los inolvidables, de los que quedarán para siempre.
Después pasó a dirigir y también se coló, claro que se coló, entre los primeros, aportando todo su talento y su entusiasmo a “Antes de...”, “Proposiciones” y muchos otros destacados programas.
Fundador de verdad, de los del primer día allá por octubre de 1950, él, que siempre estuvo, desde ahora no estará más.
Adiós, compañero.
Adiós, pequeño grande.
Adiós, leyenda.
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De las múltiples muestras de afecto y dolor que aparecieron en Facebook, he elegido una muy significativa: la de Jorge Ramón, destacado coordinador y director:
Fuimos muy buenos amigos desde los primeros tiempos de Mazón y San Miguel y esta triste noticia llega con el mismo dolor que cuando Raúl Pérez Sánchez, Carlos Laffont o Rolando Gómez dejaron de estar entre nosotros.
Por su pequeña estatura se pensaba que él nunca podría lograr su sueño de ser camarógrafo pero, desafiando todos los pronósticos, no sólo llegó, sino que se convirtió en uno de los mejores de nuestra TV.
Creo poder asegurar que fue el único que hacía un dolly in o un dolly back, deslizando su pie izquierdo al estilo de Michel Jackson, mientras con el derecho subía o bajaba la torreta, de un modo tan sencillo y orgánico que parecía imposible (y lo era) para los demás.
Nos despedimos de ese gran amigo con recuerdos muy gratos de su paso por este planeta, casa de todos nosotros.
Amigo, descansa en paz.
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