CHÁCHARA DE CARÁCTER PERSONAL
La enorme aceptación popular que había tenido en 1979 el II Concurso Adolfo Guzmán de Música Cubana ICRT, cuyos espectáculos se convirtieron en la comidilla del día a lo largo de toda Cuba, no trajo como consecuencia cambio significativo alguno en lo personal para mi esposa Loly Buján y para mí.
La enorme aceptación popular que había tenido en 1979 el II Concurso Adolfo Guzmán de Música Cubana ICRT, cuyos espectáculos se convirtieron en la comidilla del día a lo largo de toda Cuba, no trajo como consecuencia cambio significativo alguno en lo personal para mi esposa Loly Buján y para mí.
Pedraza Ginori y Loly Buján en 1980 |
Tanto el magnífico trabajo que ella realizó desde la unidad de control remoto, al frente de las transmisiones de Televisión Cubana, como el que yo hice como creador y director general del evento fueron recompensados con muchas felicitaciones verbales y sonrisitas, algunas palmaditas en nuestros hombros por parte de dirigentes y un par de cartas de reconocimiento en las que se hablaba de lo buenos profesionales que éramos y del gran agradecimiento que el Instituto Cubano de Radio y Televisión nos tenía por haber metido aquel jonrón con las bases llenas que, en términos de relaciones públicas, significó un subidón considerable en el nivel de apreciación de las masas hacia el organismo.
Recién finalizado el Guzmán 79, el ICRT nos convidó a pasarnos unos días en Varadero. Cuando pregunté, me dejaron claro que la invitación era solamente para Loly y para mí, que no podíamos llevar a alguien de nuestra familia.
Ellos, los que iban habitualmente, trataban de mantener el secreto. Así que yo desconocía que nuestro centro de trabajo tenía a su disposición en aquel balneario, un chalé a pie de playa en el que sus altos funcionarios se pasaban parte de sus vacaciones de verano en compañía de sus familiares y sin que les costara un kilo prieto, absolutamente por la cara. Después me enteré de eso y de que habían establecido un sistema por el que se iban alternando cada siete o diez días. Hoy le toca a Fulanito y la próxima semana a Menganita. Siempre con sus respectivas parentelas.
Aún considerando que había un montón de compañeros que pincharon muy duro en el Guzmán y se merecían disfrutar de Varadero tanto como nosotros, decidimos aceptar la invitación y cogerle al stablishment socialista unos días de descanso en la playa. El sistema, que tanto alardeaba de igualitario y justo, te ponía esas trampas deshonestas y uno caía en ellas, a sabiendas de que no era lo correcto, de que se estaba corrompiendo.
LAS CONDICIONES PRECARIAS
Desde que nos habíamos casado, en 1970, Loly y yo vivíamos en condiciones precarias en el pequeño piso de los padres de ella, en un edificio ruinoso del municipio Habana Vieja.
Al ver que nadie quería permutar con nosotros y que el ICRT le había resuelto el problema habitacional a algunas personas, en varias ocasiones habíamos solicitado a nuestro organismo que nos consiguieran una vivienda decente pero las respuestas oscilaban desde el “vamos a ver qué podemos hacer” hasta “por ahora, la cuota del organismo está en cero”.
Recién finalizado el Guzmán 79, el ICRT nos convidó a pasarnos unos días en Varadero. Cuando pregunté, me dejaron claro que la invitación era solamente para Loly y para mí, que no podíamos llevar a alguien de nuestra familia.
Ellos, los que iban habitualmente, trataban de mantener el secreto. Así que yo desconocía que nuestro centro de trabajo tenía a su disposición en aquel balneario, un chalé a pie de playa en el que sus altos funcionarios se pasaban parte de sus vacaciones de verano en compañía de sus familiares y sin que les costara un kilo prieto, absolutamente por la cara. Después me enteré de eso y de que habían establecido un sistema por el que se iban alternando cada siete o diez días. Hoy le toca a Fulanito y la próxima semana a Menganita. Siempre con sus respectivas parentelas.
Aún considerando que había un montón de compañeros que pincharon muy duro en el Guzmán y se merecían disfrutar de Varadero tanto como nosotros, decidimos aceptar la invitación y cogerle al stablishment socialista unos días de descanso en la playa. El sistema, que tanto alardeaba de igualitario y justo, te ponía esas trampas deshonestas y uno caía en ellas, a sabiendas de que no era lo correcto, de que se estaba corrompiendo.
LAS CONDICIONES PRECARIAS
Desde que nos habíamos casado, en 1970, Loly y yo vivíamos en condiciones precarias en el pequeño piso de los padres de ella, en un edificio ruinoso del municipio Habana Vieja.
Al ver que nadie quería permutar con nosotros y que el ICRT le había resuelto el problema habitacional a algunas personas, en varias ocasiones habíamos solicitado a nuestro organismo que nos consiguieran una vivienda decente pero las respuestas oscilaban desde el “vamos a ver qué podemos hacer” hasta “por ahora, la cuota del organismo está en cero”.
Una de las veces, nos invitaron a integrarnos a un contingente de voluntarios que se encargaría de construir un edificio dentro del plan de microbrigadas. Ante la planilla en blanco que pusieron en mis manos me surgieron unas cuantas dudas. Pregunté qué tiempo de trabajo sería necesario para obtener un apartamento. Me contestaron que no se sabía con exactitud pero que no bajaría de varios años.
-- ¿Y tras ese período, es seguro que tendremos nuestra vivienda?
-- Aquí nada es seguro. Una vez que se termine el edificio, se evaluará quien tiene derecho y quién no. Depende de lo que hayas trabajado y de tus condiciones como revolucionario.
Decirles quiero que me pasé con ficha y, en lugar de meterme de lleno en el fascinante y encantador mundo del cemento, el ladrillo y la arena, preferí seguir haciendo programas de televisión.
Ante los positivos resultados del Guzmán 79 recién finalizado y las muestras de gratitud del presidente del ICRT Nivaldo Herrera y su círculo más allegado de dirigentes, ante tantas sonrisas y palmaditas, creimos que era buen momento para renovar nuestra solicitud de vivienda. Pero no tuvimos éxito. No conseguimos nada. Ah, bueno, algo sí agarramos: la semanita en Varadero.
-- ¿Y tras ese período, es seguro que tendremos nuestra vivienda?
-- Aquí nada es seguro. Una vez que se termine el edificio, se evaluará quien tiene derecho y quién no. Depende de lo que hayas trabajado y de tus condiciones como revolucionario.
Decirles quiero que me pasé con ficha y, en lugar de meterme de lleno en el fascinante y encantador mundo del cemento, el ladrillo y la arena, preferí seguir haciendo programas de televisión.
Ante los positivos resultados del Guzmán 79 recién finalizado y las muestras de gratitud del presidente del ICRT Nivaldo Herrera y su círculo más allegado de dirigentes, ante tantas sonrisas y palmaditas, creimos que era buen momento para renovar nuestra solicitud de vivienda. Pero no tuvimos éxito. No conseguimos nada. Ah, bueno, algo sí agarramos: la semanita en Varadero.
EL CONTEXTO
Antes de hablar del III Concurso Adolfo Guzmán, es bueno situar el contexto en que se desarrolló. 1980 fue un año convulso en Cuba. En enero, una guagua con doce pasajeros irrumpió en la sede diplomática peruana, en Miramar. Buscaban asilo para salir de la isla. El 4 de abril otro autobús repitió la jugada. Fue el preámbulo de lo que se llamó después “los sucesos de la Embajada del Perú”, el ingreso masivo que fue noticia mundial: casi 11 mil personas metidas en una residencia. Pocos días después el gobierno abrió el puerto de Mariel para recibir barcos procedentes de Estados Unidos que se podían llevar a quienes desearen abandonar el país. Más de 125 mil cubanos salieron durante aquel éxodo y, si no se hubiera cortado en septiembre, podrían haber sido millones.
Aquella situación mostró al régimen que, en contra de lo que repetía machaconamente una y otra vez, no todo el pueblo le respaldaba, que la sociedad era una olla de presión a punto de estallar, que había un gran descontento social por las políticas que habían llevado al país a una situación de pobreza, escasez y falta de libertad a la que no se le veía fin.
Antes de hablar del III Concurso Adolfo Guzmán, es bueno situar el contexto en que se desarrolló. 1980 fue un año convulso en Cuba. En enero, una guagua con doce pasajeros irrumpió en la sede diplomática peruana, en Miramar. Buscaban asilo para salir de la isla. El 4 de abril otro autobús repitió la jugada. Fue el preámbulo de lo que se llamó después “los sucesos de la Embajada del Perú”, el ingreso masivo que fue noticia mundial: casi 11 mil personas metidas en una residencia. Pocos días después el gobierno abrió el puerto de Mariel para recibir barcos procedentes de Estados Unidos que se podían llevar a quienes desearen abandonar el país. Más de 125 mil cubanos salieron durante aquel éxodo y, si no se hubiera cortado en septiembre, podrían haber sido millones.
Embajada del Perú / Mitín de repudio / Marielitos |
Aquella situación mostró al régimen que, en contra de lo que repetía machaconamente una y otra vez, no todo el pueblo le respaldaba, que la sociedad era una olla de presión a punto de estallar, que había un gran descontento social por las políticas que habían llevado al país a una situación de pobreza, escasez y falta de libertad a la que no se le veía fin.
El futuro encantador que nos prometieron durante años en cada discurso, estaba cada vez más lejos o simplemente no existía. Mucha gente que apoyó el proceso en sus primeros años, cumpliendo metas productivas, sacrificándose en trabajos voluntarios y actividades militares y respondiendo afirmativamente a cuanto llamamiento se le hizo, dejó de confiar en que aquello se arreglaría algún día y abrazó la idea del exilio como única forma de desarrollo personal.
Ante esta especie de rebelión silenciosa de las masas jodidas que, imposibilitadas de cambiar la situación votando en las urnas, habían decidido votar con los pies, las autoridades reaccionaron multiplicando las acciones de propaganda, llamando a cerrar filas, organizando “las marchas del pueblo combatiente” y patrocinando y alentando los denominados “mitines de repudio”, terribles situaciones de acoso violento y despiadado, con claro espíritu fascista, ejecutadas por turbas que golpeaban y humillaban a quienes hasta ayer habían sido sus vecinos o compañeros de trabajo porque éstos habían manifestado su intención de liberarse del “Patria o Muerte, Venceremos” y marcharse de la tierra que les vio nacer en busca de mejores horizontes. (1)
EL HAMBRE Y LAS GANAS DE COMER
La situación política de inestabilidad incidió en todos los aspectos de la vida nacional en aquel estremecido 1980. El régimen desató una ofensiva revolucionaria y la cultura no podía estar ausente de ella. El Concurso Adolfo Guzmán, que hasta entonces había sido un evento musical, también cogió su cajita y nos llegó de arriba la orden de politizarlo, dedicándolo al II Congreso del Partido Comunista que iba a celebrarse del 17 al 20 de diciembre en el nuevo Palacio de las Convenciones y al XX Aniversario de los CDR.
EL HAMBRE Y LAS GANAS DE COMER
La situación política de inestabilidad incidió en todos los aspectos de la vida nacional en aquel estremecido 1980. El régimen desató una ofensiva revolucionaria y la cultura no podía estar ausente de ella. El Concurso Adolfo Guzmán, que hasta entonces había sido un evento musical, también cogió su cajita y nos llegó de arriba la orden de politizarlo, dedicándolo al II Congreso del Partido Comunista que iba a celebrarse del 17 al 20 de diciembre en el nuevo Palacio de las Convenciones y al XX Aniversario de los CDR.
Éste es el factor que yo llamo “el hambre”. Uno de los dos que incidieron en un cambio radical en la concepción del Guzmán. El otro, del que hablaré a continuación, es el papel que jugó el Movimiento de la Nueva Trova. Lo denomino “las ganas de comer”. Y ya se sabe que cuando se juntan el hambre y las ganas de comer…
UNA ESPECIE DE CONSPIRACIONCITA
No más el Guzmán 80 comenzó a engendrarse, noté que algo raro se movía en el ambiente. Al principio no pude descifrar de qué se trataba. Desde las primeras reuniones de planificación, ciertas ideas dejadas caer como el que no quiere por aquí y algún concepto cuestionado por allá, me hicieron evidente que las cosas no iban esta vez por el mismo camino de amplia libertad creativa por el que me moví en los dos pasados eventos.
Cuando presenté el primer borrador del proyecto, surgieron varias objeciones y se pusieron algunos peros que no entendí bien por qué se planteaban. Durante meses, todo el mundo y su tía se habían encargado de asegurarme que yo había obtenido un excelente resultado en el 78 y, sobre todo, en el 79. El Concurso Adolfo Guzmán había logrado un alto nivel de popularidad y de impacto en la población. Se suponía que eso debía haberme ganado un crédito que me permitiese elaborar el proyecto del 80 sin demasiadas trabas, en la misma línea que nos había producido buenos resultados.
Yo lo fui sabiendo poco a poco, un impedimento hoy y una dificultad mañana hasta completar el rompecabezas. Analizando lo que pasó, a mí nadie me quita del coco que desde el mismo instante en que terminó el Guzmán 79, se puso en marcha una estrategia, una especie de conspiración para hacerse con el control del concurso. El mismo que, a base de mucho esfuerzo y muchas neuronas perdidas, algunos habíamos convertido en acontecimiento de beneplácito masivo y que por ello, para otros era una pieza apetecible, demasiado importante para que lo manejaran "por la libre" unos cuantos faranduleros en el ICRT, entre ellos el Ginori ese.
LOS COMPINCHES
¿Quiénes se movieron detrás de aquella maquinación?
Por allá arriba, en los despachos donde se jugaba la partida ideológica y cultural a la que yo no tenía acceso y ellos sí, aquellos que pensaban que se debía aprovechar el Guzmán para meter teque (los artífices del factor "el hambre") y sus sumisos pajes del Movimiento de la Nueva Trova que andaban mosqueados por mi forma de encarar el espectáculo, los que me acusaban de que mi estilo se basaba en “mucho brillo y pocas luces”, los comisarios políticos que se declaraban enemigos del faranduleo, de la espectacularidad y de las palabras show y pop (los de "las ganas de comer) se compincharon y planificaron ponerme un bozal, amarrarme cortico y si fuese necesario, cortarme las patas.
Tras el éxito del Guzmán 79, hubiese sido una cabroná muy fuerte arrebatarme las riendas y despedirme de mi puesto de director general del evento. Así que decidieron someterme. Y si no lo lograban a la primera, ponerme obstáculos y proporcionarme motivos suficientes para que yo mismo optara por marcharme, dejándoles el camino libre.
NOVATROVEROS AL ATAQUE
La organización sí gubernamental (OSG) llamada Movimiento de la Nueva Trova, una estructura burocrática con juntas directivas, estatutos y delegaciones en todas las provincias, fue fundada en 1972 bajo los auspicios de la Unión de Jóvenes Comunistas. Estaba integrada por autores e intérpretes que se decían “comprometidos con la revolución”. He leído en un comentario de uno de sus integrantes más conocidos, que el MNT llegó a contar con casi 3000 integrantes, pero la cifra exacta es un misterio.
A lo largo de los 70 había adquirido una presencia notable en el ambiente de la música cubana. En mi opinión, esto se debió en gran medida al patrocinio evidente y al apoyo tremendo y sostenido que le brindaba el aparato ideológico del gobierno, que puso al servicio de los novatroveros todos los medios (prensa, radio, televisión, cine, teatros, etc.)
Por la difusión masiva asegurada y por su calidad innegable, algunas de sus creaciones alcanzaron gran popularidad; negarlo sería una mentirosa tontería.
LA CAMPAÑITA
Terminado nuestro segundo concurso, surgieron varias voces por fuera y por dentro del ICRT que planteaban que el MNT tenía entidad suficiente para estar mucho más presente en el Guzmán 80.
Viene a cuento citar ahora unas palabras publicadas sobre el Guzmán 79 en El Caimán Barbudo, vocero extraoficial (más oficial que extra) del MNT:
“Lo mejor del cancionero cubano de nuestros días –fundamentalmente representado en los que se agrupan en el Movimiento de la Nueva Trova- no estuvo lo suficientemente presente”.
“Si este certamen lograra –y tiene todas las posibilidades para hacerlo- reunir en él a lo más representativo de nuestra música actual y proyectarla, se convertiría sin duda en un acontecimiento importante de la cultura musical nacional”.
Cuando alguien me lo planteó a la cara le respondí que el concurso como tal, en sus dos primeros años, no había discriminado a alguien por el hecho de ser miembro del Movimiento. Si no había participado una cantidad mayor de sus autores en 1978 y 79, era porque no habían querido enviar sus obras. Las que mandaron y tenían calidad, se habían seleccionado para la competencia.
Me di cuenta de que se trataba de una plan cuando ocurrieron estas dos cosas en reuniones de la Comisión Organizadora:
a) Alguien, lamento no recordar quién, propuso que debía haber más miembros del jurado que fueran novatroveros, personal que estuviese familiarizado con los patrones y claves en los que se movía la creatividad del Movimiento de la Nueva Trova.
Así se dejaba caer, de manera solapada, que los integrantes de los dos comités de selección anteriores habían estado escorados hacia la banda de la música pop, la festivalera, y que eran personas que no sabían evaluar correctamente lo que significaba el novatrovismo.
En este contexto, entraron en el jurado cuatro pesos pesados: los cantautores Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, el guitarrista Sergio Vitier y el pianista Frank Fernández, gente con gran autoridad dentro de la organización, todos ellos con agendas muy ocupadas y que difícilmente hubiesen aceptado emplear su tiempo en analizar miles de obras si su objetivo no hubiese sido garantizar una importante cantidad de canciones del MNT seleccionadas y posteriormente ganadoras.
Se introducía así un elemento de favoritismo que, a mi modo de ver, pervertía la labor del jurado y comprometía seriamente la imparcialidad del concurso. Esto no sólo lo digo ahora; lo expresé entonces en el seno de la Comisión Organizadora, advirtiendo que estaba en marcha una operación para adueñarse del concurso. Pero no me hicieron ni puto caso. Era claro que la cosa venía de arriba y nadie quería oponerse a lo que dictaban las alturas.
b) El siguiente paso que dieron fue presentar un proyecto de gala dedicada a la nueva trova. No objeté la idea en sí. Básicamente porque creía que más tarde o más temprano, ese año o el próximo, tendría que haber un concierto así. Aunque la gran mayoría de sus canciones eran infumables, había material suficiente para un buen concierto.
Al ver el elenco que se proponía, temí que la gala se convirtiera en una velada patriótica, un insoportable “momento aburrimiento” del cual mi espectáculo iba a salir muy golpeado. El Guzmán era show. Y aquello que se leía en el papel, de show no tenía ni tantito así.
Lo primero que se me ocurrió para paliar el efecto bostezo fue incluir a algunos intérpretes que no fueran integrantes del Movimiento. Esta mezcla de unos y otros no era nueva. En Guzmanes anteriores Marusha, Elizabeth de Gracia, Miriam Bayard y Ricardo Juan, todos cantantes pop, habían defendido en nuestra competencia obras de autores novatroveros sin que el mundo se viniese abajo. Y fuera del concurso no era extraño que artistas populares tuvieran en sus repertorios canciones del MNT. Mi idea me proporcióno el primer gran raspe; fue rechazada de plano. Alguna otra de mis sugerencias, corrió igual suerte.
Vaya, que no me querían por allí, estorbando. Ellos eran una capillita y, como tal, se lo guisaban y se lo comían solos, sin injerencias de fuera.
Conociendo el apoyo gubernamental del que disfrutaban, del pie que cojeaba la camarilla de fanáticos intolerantes que tenían una autoridad decisiva dentro de la jerarquía del MNT, observando que ya habían colado a cuatro personajes influyentes en el jurado y que preparaban una gala sin mi participación, no había que ser muy inteligente para concluir que la campañita para controlar el Guzmán estaba en marcha.
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D O C U M E N T A C I Ó N
INTEGRANTES DEL JURADO
Silvio Rodríguez
Pablo Milanés
Sergio Vitier
Frank Fernández
Desconozco si el pianista Frank Fernández pertenecía o no al MNT. No sé si había llenado una planilla para entrar. Lo que sí me consta es que jugaba un papel de gurú teórico de la nueva trova.
EN EL CONCURSO DE OBRAS
Se recibieron en el concurso 3885 obras, 1149 más que en 1979 y 2723 más que en 1978. Para pasar a la fase final, se eligieron 21. De ellas, 8 (o sea, el 38%) habían sido compuestas por autores pertenecientes al Movimiento de la Nueva Trova (2):
Aquello no fue – Noel Nicola
Buscando ciudades donde amar – Donato Poveda
En la tierra, en las espigas – Carlos Alfonso
Guarda (Aymara) – Vicente Feliú
Mi tambor y yo – Santiago Gaínza
Para Bárbara – Santiago Feliú
Tonada y feeling para un caminante – Andrés Pedroso
Toma esta décima clara, después de un tiempo callado – Ramiro Gutiérrez y Guillermo Peña (3)
De los intérpretes que defendieron dichas ocho obras, cinco eran miembros destacados de la nueva trova: Pablo Milanés, Grupo Síntesis, Silvio Rodríguez, Miriam Ramos y Sara González.
Los otros tres cantantes, los que no pertenecían al MNT, fueron Lázaro Maresma, Marusha y Miguelito Cuní.
Al seleccionar esas ocho finalistas, los cuatro infiltrados del novatrovismo cumplieron la primera parte de su misión. La segunda parte se ejecutó la madrugada en que se decidieron los galardones finales, cuando se puso de manifiesto la influencia que ejercieron Silvio, Pablo, Vitier y Frank sobre los demás integrantes del jurado.
De ocho premios que se entregaron, cinco (es decir, el 62,5%) terminaron dentro del jabuco que se llevó el MNT. Fueron ellos:
Gran Premio de la Radio y la Televisión
Primer Premio
Tercer Premio
Premio Extraordinario a la obra que con mayor calidad musical y literaria exprese, en forma general o particular, aspectos de la nueva vida creada en nuestra patria al calor de la revolución socialista.
Segunda Mención
Otros cinco galardones fueron concedidos a novatroveros por parte de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), las revistas El Caimán Barbudo y Opina y los periódicos Juventud Rebelde y Trabajadores.
ARTISTAS DEL MNT QUE ACTUARON
DEFENDIENDO OBRAS DEL CONCURSO:
Pablo Milanés
Grupo Síntesis
Silvio Rodríguez
Miriam Ramos
Sara González
Gustavo Felipe Remedios
EN LA GALA “TROVA NUEVA Y CUBANA”
Silvio Rodríguez / Pablo Milanés / Noel Nicola
Sara González / Miriam Ramos / Vicente Feliú
Grupo Manguaré dirigido por Pancho Amat
Grupo acompañante dirigido por Eduardo Ramos
Alejandro García ‘Virulo’ / Lázaro García / Freddy Laborí ‘Chispa’
Donato Poveda / Santiago Feliú / Los Cañas
COMO INVITADOS (fuera de la Gala)
Argelia Fragoso / Frank Fernández / Augusto Blanca / Amaury Pérez Vidal (4)
EN EL PREMIO NACIONAL DE INTERPRETACIÓN
Xiomara Laugart (Isla de la Juventud)
Grupo Tiempo Nuevo (Camagüey)
María Cristina Salazar (Guantánamo)
Rafael Ríos (Santiago de Cuba)
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N O T A S
(1) Los "mitines de repudio" terminaron de abrirnos los ojos a muchos. Si la revolución era capaz de organizar, auspiciar y justificar aquellas acciones repulsivas e intolerantes que recordaban a la Alemania nazi, la revolución no era ni iba a ser lo que nos habían asegurado.
Tengo incrustadas en mi memoria las imágenes de un gentío que subió una mañana por La Rampa, desde los estudios de televisión de 23 y P hasta Radiocentro, golpeando, arrastrando e insultando a mi compañero camarógrafo Rafael 'El Gallego' Muiña, quien minutos antes había cumplido en la oficina correspondiente del ICRT el trámite de informar que quería irse del país.
El "momento cumbre", el que les produjo más satisfacción, fue cuando le obligaron a arrodillarse y besar a un monigote colocado en los aledaños del cine Yara que representaba al "imperialismo yankee". Presencié aquello lleno de impotencia, indignación y hasta asco, preguntándome cómo era posible que hubiese gente, hasta ayer "normal", que se prestara a participar en aquella jauría.
Uno de los mitines más sonados, por la categoría artística de su víctima, lo sufrió Mike Porcel, quizás -y sin quizás- el mayor talento creativo de la nueva trova y uno de los grandes autores de canciones nacidos en nuestro país.
En el marco del éxodo del Mariel, Mike dio a conocer su intención de marcharse de Cuba y quienes habían sido sus compañeros en el MNT consideraron esa decisión como una deserción, como una traición y no se la perdonaron.
Además de los días y noches de violencia y ultrajes que tuvieron que soportar Porcel y sus familiares, de los nueve años que demoró la autorización para su salida del país y del manto de silencio que cubrió desde entonces su magnífica obra, queda para la historia de la infamia la carta que le enviaron e hicieron pública y que tuvieron la arrogancia de firmar como "El pueblo de Cuba y el Movimiento de la Nueva Trova":
El tiempo lo pone todo en su lugar. 34 años más tarde, leemos este texto y nos horroriza comprobar a qué grado de fanatismo y obcecación se llegó contra personas que no habían cometido delito alguno. Y preguntamos ¿dónde están ahora los que redactaron y firmaron este abominable documento? ¿Se habrán arrepentido de tanto sectarismo, de tanto hijoeputismo? Y si es así, ¿dónde está el escrito que recoge su arrepentimiento? ¿Dónde?
Mike Porcel |
http://www.mikeporcel.com
Y a disfrutar de la emocionante "Diario" cantada por su autor en el siguiente enlace:
Mike Porcel: "Diario" (en youtube)
(2) Quiero que quede claro que en ningún momento estoy cuestionando la calidad musical y literaria de las obras finalistas.
Lo que me interesa destacar es que en la selección existió una significativa -y a todas luces desproporcionada- cantidad de ellas creadas por miembros del Movimiento de la Nueva Trova.
(3) No sé si el autor Guillermo Fragoso integraba el MNT en aquella época, cosa que es posible y hasta probable dada su estrecha vinculación artística con su hermana Argelia.
Si así fuera, el número de obras finalistas hubiera subido hasta nueve sobre un total de 21. Y el de premios hasta seis sobre ocho.
(4) Poco después de publicada esta pieza la leyó en este blog el cantautor Amaury Pérez Vidal, quien participó como artista invitado en Guzmán 80. Él me ha hecho llegar por email un interesante relato en el que habla, en primera persona, de una situación que vivió en aquel concurso que, confieso, no incorporè a mi crónica porque no me acordaba de ella en el momento de redactarla.
Agradezco a Amaury este testimonio que tiene un valor inestimable ya que saca a la luz hechos que demuestran las oscuras maniobras del Movimiento de la Nueva Trova y de un dirigente político de relevancia en aquellos momentos, empeñados en la campaña para controlar el evento y manipularlo a favor de sus intereses.
He aquí el texto de Amaury:
En mayo de 1980 y producto de desavenencias estéticas, la dirección de la Nueva Trova decidió, en una breve conversación en el bar El Elegante del Hotel Riviera, separarme definitivamente de sus filas. En realidad las diferencias entre nuestros conceptos artísticos se fueron sucediendo desde mucho antes, pero ambas entidades, ellos y yo, las fuimos soslayando hasta que la ruptura se hizo inevitable.
La UJC de entonces tuvo un papel importante en todo aquello pues mis orígenes y mis puntos de vista sobre la no exclusión de todo el pasado en pos de una manera aséptica y exageradamente sobria de presentar la canción, se convertía en un peligroso precedente para las futuras generaciones de trovadores y sugirieron dar un escarmiento determinante; un golpe de timón definitivo. Mis compañeros estuvieron de acuerdo y de alguna manera yo, aliviado, también.
Cuando comenzaron a mediados de año los preparativos del Guzmán 80 alguien, creo que Alberto Vera, propuso que yo interpretara la canción “En la tierra, en las espigas” con letra y música de Carlos Alfonso, amigo y director del grupo Síntesis. El tema estaba dedicado, creo recordar, a Celia Sánchez Manduley, heroína de La Sierra. Pero lo que no imaginamos Carlos y yo, era, y nos enteramos después, que entre los planes de lo más “sustancioso” del jurado estaba el otorgarle el Gran Premio a su canción.
La grabamos en los Estudios EGREM con una espectacular orquestación de Carlos que marcaba definitivamente que tendría poca competencia, si a eso le sumamos mi emocionada interpretación era impensable que nos traería, con el devenir, tantos problemas.
Faltaban unos pocos días para comenzar los ensayos en el teatro Karl Marx y una noche, muy tarde, era una norma por entonces que los dirigentes te citaran casi en la madrugada, me llamó Alberto Vera y en un susurro telefónico me pidió que fuera urgente a verlo. Una vez en su despacho del ICRT me dijo:
“Amaurito, la Nueva Trova prohíbe que cantes la canción en el Guzmán porque está dedicada a Celia Sánchez y un “elemento” como tú no merece cantarla. No estuve de acuerdo, me dijo, pero Tony (hablaba de Tony Pérez Herrero, funesto y temido funcionario del Departamento Ideológico del Partido) está de acuerdo y apoya la decisión, así que no puedo hacer nada."
Quedé por unos minutos sin aliento hasta que le respondí que haría TODO lo posible por revertir la negación y salí como un bólido hasta la calle sin aceptar lo que ocurría. Si ya yo no formaba parte de la N.T, ¿a qué venía tanto alboroto?
Me moví con las hermanas de Celia que fueron muy gentiles, pero era tanta la presión de la N.T que se hicieron infructuosas mis gestiones. Se llegó hasta a amenazar a Carlos Alfonso con represalias de todo tipo si no cambiaba al intérprete, es decir a mí, o retiraba la canción del concurso, que fue lo primero que se le ocurrió a Carlitos. Después de valorar la situación, Carlos y yo cedimos con las semanas y él, sobreviviendo a la propuesta del jurado de que la cantara Argelia Fragoso que contaba entonces con el aval del oficialismo cultural, la interpretó con su grupo Síntesis.
Cuando Pedraza Ginori, amigo querido a quien le debo mi carrera televisiva, y su esposa la excelsa directora Loly Buján se enteraron, planificaron una actuación mía que no tuviera precedentes en la Televisión Cubana. Montaron cuatro cámaras y partieron la pantalla televisiva en cuatro cuadros perfectamente equilibrados. Eso, más un impresionante arreglo de mi orquestador de entonces Ricardo Eddy Martínez (Edito) sobre mis temas “Hacerte venir/Acuérdate de abril”, provocaron una ovación que si estoy atento puedo entresacarle al silencio.
Esa noche, mientras el público deliraba, al jurado no le quedó otra opción que irse poniendo de pie poco a poco, lentamente, de mala gana. Junto a ellos estaba sentado Noel Nicola, que permaneció como clavado a la luneta. Entonces hice algo que jamás repetí. Lo miré desde el escenario y entre el desmedido entusiasmo de los asistentes, le hice una seña para que se levantara o no me iría del escenario mientras los aplausos arreciaron. Cuando al fin no tuvo más remedio que obedecerme para que, la “tortura” sonora del aplauso incontenible abandonara sus oídos, me despedí cuando Acacia Sánchez Manduley me entregó una orquídea del jardín de su hermana fallecida.
Amaury Pérez Vidal en el Guzmán 80 |
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Continuará en la siguiente pieza,
a la que pueden acceder pulsando este enlace:
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Les invito a leer las entradas
referidas a los Concursos Adolfo Guzmán
que dirigí en 1978 y 1979.
Éstos son sus enlaces:
El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 78, LA SORPRESA
El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 79 (1): JONRÓN CON LAS BASES LLENAS
El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 79 (2): DE LA PAPA DE OCEGUERA A MARÍA ELENA, MEME Y FRANCO
El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 79 (3): DEL SUSTO DE VERA A LAS LÁGRIMAS DE ARCAÑO
El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 79 (4): LO QUE DIJO LA PRENSA
El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 79 (5): LOS QUE ME PUSIERON A PARIR
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
en formato papel, mis dos libros "Pedraza Ginori Memorias Cubanas".
Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
la radio, la publicidad y la prensa.
Los dos volúmenes recogen, en clave autobiográfica, sucesos, “batallitas”, semblanzas, anécdotas y reflexiones personales.
El Libro 1, “Eugenito quiere televisión”, tiene 342 páginas.
El Libro 2, "Quietecito no va conmigo", 362 páginas.
Ambos están a la venta en las webs
www.createspace.com www.amazon.com www.amazon.es
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
en formato papel, mis dos libros "Pedraza Ginori Memorias Cubanas".
Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
la radio, la publicidad y la prensa.
Los dos volúmenes recogen, en clave autobiográfica, sucesos, “batallitas”, semblanzas, anécdotas y reflexiones personales.
El Libro 1, “Eugenito quiere televisión”, tiene 342 páginas.
El Libro 2, "Quietecito no va conmigo", 362 páginas.
Ambos están a la venta en las webs
www.createspace.com www.amazon.com www.amazon.es
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Querido Yin (para mi antes era Gin) por recomendación de Joelito te estoy leyendo. ¡Me he leído el blog completo! y te felicito por lo memorioso.
ResponderEliminarHay un detalle que pasaste por alto en lo del Guzmán 80, pero como se trata de mi no lo apunto.
Te seguiré.
Abrazos a los dos.
Horas después de escribir este comentario, Amaury Pérez Vidal decidió enviarme un testimonio que, como han visto más arriba, he incorporado a esta pieza de mi blog.
EliminarME ATREVO: Es INCREÍBLE que olvidaras, con lo meticuloso que eres que, canción de Rembert Egues aparte, el otro motivo de tensión fue cuando la N.T, movimiento del que ya yo estaba "separado" en el 80, prohibió que cantara "En la tierra, en las espigas" de Carlos Alfonso (terminó interpretándola en vivo Argelia Fragoso) y entonces tú y Loly planificaron aquel momento MUY recordado de "Hacerte venir/Acuérdate de abril" con arreglo de Edito (Ricardo Eddy Martínez) que se fue esa misma noche de mi actuación por el Mariel. Fue la primera vez que se pincharon 4 cámaras, una en cada esquina con tomas diferentes, en la TV cubana.
ResponderEliminarNo puedo creer que pasaras de algo así porque eso fue lo que primero te apuntaron. Yo no participé, salvo en ese momento especial y ovacionado, en nada más de ese Guzmán. Como había grabado la canción de Carlitos, y los discos de la EGREM estaban fabricados, ya no la pudieron sacar de los mismos pero la idea, por si no lo recuerdas, es que querían que "En la tierra, en las espigas" ganara el Guzmán y cantada por un tipo que habían expulsado de sus filas era imposible darle el Gran Premio.
Más abrazos
Con permiso de Amaury (que ya corrigió el error en su testimonio, que he publicado arriba), aclaro algo que me ha precisado mi amigo Carlos Alfonso: su canción “En la tierra, en las espigas” terminó siendo interpretada en el Guzmán 80 por su grupo Síntesis y no por Argelia Fragoso.
EliminarPARECE QUE AQUI SINUOSAMENTE PERO DE FORMA LETAL SE APLICO AQUELLO DE QUE SEGUNDAS PARTES NUNCA FUERON BUENAS...Y MAS TRATANDOSE DELGUZMAN Y DEL ANIO 80...QUIEN HUBIESE SUPUESTO QUE AQUELLOQUE VENIA EN CAMINO FUERA TAN CONVULSO Y SU TURBULENCIA NOS MARCARA TANTO A LOS QUE SE FUERON COMO A LOS QUE NOS QUEDAMOS...Y PARA SIEMPRE CON OCHO ANIOS QUE YO TENIA LO VIVI...NADIE ME LO CONTO...
ResponderEliminarMas tiradera en los nuevos tiempos, cientos de familias maltratadas, yo con apenas 14 años una multitud nos apedriaban y ofendian por querer huir de la dictadura, mas ustedes 36 años después siguen en sus querritas del ego , bacterias del mismo fango.
ResponderEliminarMas tiradera en los nuevos tiempos, cientos de familias maltratadas, yo con apenas 14 años una multitud nos apedriaban y ofendian por querer huir de la dictadura, mas ustedes 36 años después siguen en sus querritas del ego , bacterias del mismo fango.
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