INTRODUCCIÓN NECESARIA
Al comenzar esta pieza del blog y a la luz de lo que en ella voy a relatar, considero importante informar a quienes no lo saben, que nunca fui militante del Partido Comunista de Cuba o de la Unión de Jóvenes Comunistas. Y eso en aquella Cuba condicionaba mucho.
Fui miembro de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas) pero eso no significaba protección alguna cuando alguien se metía en un berenjenal.
Ah, tampoco fui hijo, yerno ni familiar cercano de alto dirigente.
De hecho, todavía me pregunto sorprendido cómo pude, durante más de 30 años, hacer una carrera en los medios culturales cubanos como la que hice. Una hipótesis más o menos lógica es que todo sistema cerrado, que parece hermético, genera sus propias grietas y por una de ellas me colé yo como se colaron otros. Pero es sólo una hipótesis, una conjetura.
EL PODER DE LA TELEVISIÓN
Era la primera mitad de 1986. “Joven Joven” llevaba tres años en el aire y lejos de decaer, estaba más por encima y a millón que nunca. J J jonroneaba cada domingo apoyado por el nuevo baile juanito que era una sensación a nivel nacional, por las actuaciones de los artistas más populares, por un montón de secciones exitosas, por sus sorpresas, por las actividades de los Clubes J J…
Allí podía pasar cualquier cosa. Desde que se fabricaran tabacos en el estudio hasta que se vendiera ropa. Desde que nos visitara la protagonista de la telenovela brasileña hasta que los bomberos se descolgaran de la parrilla de luces simulando un salvamento. Teníamos de mascota a un cachorro de león que nos prestó el Zoológico. Recibíamos miles de cartas, las colas para entrar comenzaban la noche anterior, aparecer en cámara era un premio para ganadores de emulaciones, no había domingo en que no fuéramos “asaltados” por motociclistas, macheteros, corredores, estudiantes…
Íbamos al interior, más de una vez en aviones charter, para presentaciones organizadas por el Ministerio de Cultura, en las que llenábamos estadios, nos encontrábamos con cientos de muchachos que se nos acercaban para congratularnos, con familias que nos invitaban a comer y con centros de trabajo que nos hacían regalos… (1)
Las reuniones semanales de preparación, donde recibíamos a quienes pedían aparecer en el programa o nos traían ideas y sugerencias, duraban tres y hasta cuatro horas por la gran cantidad de gente que debíamos atender.
No era un programa perfecto, de acabado impecable, de esos que ganan premios y elogios de los críticos sesudos. Era una jodedera, una fiesta bulliciosa, un gran jolgorio juvenil en el que el tiempo se pasaba divertidamente bien y la hora se iba volando. Y la televisión, haciendo de testigo, colaba sus camáras y micrófonos allí para que la gente pudiera disfrutar en su casa.
“Joven Joven” se había convertido en un fenómeno social y marchaba extraordinariamente bien, con una enorme aceptación del público y el apoyo entusiasta y voluntario de escuelas, organizaciones, centros de trabajo y colectivos de todo tipo y de todas partes de la isla.
Se había demostrado una vez más el poder de la televisión como medio movilizador de masas, poder que los de arriba valoraban cuando hablaba el Comandante en Jefe pero les preocupaba y mucho cuando se utilizaba fuera de su control absoluto.
UN CUMPLEAÑOS A LO BESTIA
Se acercaba el 30 de marzo, domingo más cercano a nuestro tercer aniversario. Y como el estudio se nos quedaría muy pequeño para el lío que queríamos montar por el cumpleaños, decidimos sacar las cámaras a la calle aledaña al Focsa para que una gran cantidad de público pudiese asistir ese día.
Esto ya lo habíamos hecho anteriormente en alguna ocasión, concretamente el 25 de septiembre del 83, cuando se montó una tarima afuera para que actuara una orquesta. Pero esta vez pretendíamos que fuese a lo bestia y dos semanas antes empezamos a anunciar que habría un J J Especial al aire libre, en la cuadra de N entre 17 y 19, donde iban a actuar tres grupos de música bailable que arrasaban en popularidad: Van Van, Irakere y Karachi.
Loly Torriente, nuestra productora, comunicó a las autoridades competentes lo que planeábamos y pidió a las milicias del ICRT que mandaran personal extra para cuidar el orden aquella mañana.
LA REUNIÓN EN EL COMITÉ CENTRAL
El jueves 27 de marzo, cuando faltaban sólo tres días para el acontecimiento, nos citaron para una reunión esa misma noche en la sede del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, cerca de la Plaza de la Revolución.
Cuando después de varias horas regresé a mi casa aquella noche, redacté una reseña para mi uso particular, donde escribí los nombres de todos los que participaron y las incidencias de aquella junta. Desdichadamente no tengo en mi poder aquel documento. Así que, al hacer un resumen de lo que ocurrió, tiraré de memoria.
Como no nos informaron lo que se iba a tratar en la reunión, los del programa que acudimos (Carlos, Rakelita, Chepe, Loly y yo) lo hicimos llenos de incertidumbre, que los convocantes aumentaron haciéndonos esperar más de una hora en una pequeña habitación.
Al fin nos hicieron pasar a una sala como las que se usan para conferencias. Nos ubicamos en el lunetario. Advertimos sorprendidos que frente a nosotros, sentado a una mesa alargada, se encontraba un piquete de alto nivel.
Debían haberle dado mucha importancia al orden del día porque presidiendo aquello estaba nada menos que Carlos Aldana, miembro del Buró Político del Partido y jefe de su Departamento Ideológico. Era también jefe del Área de Relaciones Internacionales y de Educación, Ciencia y Cultura del Comité Central, un hombre tan poderoso por entonces que todo el mundo lo ubicaba en el número 3 de la nomenclatura cubana.
A los flancos de Aldana se veían al primer secretario de la UJC Nacional (si no me equivoco era Carlos Lage) y a varias personas que después supimos que pertenecían al Comité Central, al jefe de la policía de La Habana y a otros dirigentes de quienes lamento no recordar sus nombres. Por el ICRT asistieron Nivaldo Herrera, presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión y el secretario del Partido en ese organismo.
En las lunetas, también había algunos cuadros del PCC y la UJC y funcionarios del ICRT.
El acto comenzó con un rapapolvo hacia nosotros reprochándonos el haber convocado al pueblo de La Habana a celebrar el aniversario de “Joven Joven”, con un actividad bailable que se preveía multitudinaria, en una calle donde no existían condiciones para garantizar la seguridad de los asistentes y vecinos.
Nuestro llamamiento a bailar con tres de las orquestas que atraían molotes y trifulcas, no había sido consultado con la policía y constituía un libretazo en toda regla.
Yo traté de esquivar el golpe. Asumí la responsabilidad del hecho, pero mis justificaciones se caían por falta de solidez. No había forma de defender que había cometido una imprudencia de tres pares.
Me comunicaron que ante los hechos consumados y lo políticamente incorrecto que sería suspender la actividad, ellos habían decidido trasladar el especial por el tercer aniversario a una ubicación que les permitiría desplegar un operativo policial que controlase la afluencia y el comportamiento del público: el Anfiteatro de la Avenida del Puerto.
Me olí gato encerrado. Para reprenderme por una metedura de pata no era necesario convocarme con mis compañeros a un encuentro en el Comité Central con tanta gente relevante. Como en veces anteriores, lo hubieran podido hacer en Radiocentro. Detrás de aquello, tenía que haber algo más.
Tras el asunto inicial, saldado con el cambio de locación, la reunión derivó a un análisis del fenómeno de masas en que se había convertido “Joven Joven”. Les preocupaba el poder movilizador que había adquirido el programa y la irresponsabilidad y ligereza conque, según ellos, manejábamos la influencia del programa en la juventud.
Hicieron hincapié en dos ejemplos: la creación y funcionamiento de los Clubes “Joven Joven”, convertidos en una organización paralela a la UJC, y el caso del baile juanito, que habíamos lanzado y popularizado sin tener en cuenta que su música procedía de un grupo contrarrevolucionario como Miami Sound Machine.
Quisieron conocer cómo se tomaban las decisiones en nuestro colectivo y mostraron preocupación por nuestra forma nada ortodoxa de trabajar.
Ante tal andanada (en este caso “aldanada”), disparada a quemarropa y sin darme unos días para escribir un argumentario, opté por defenderme levantando el tiro. Al tomar la palabra, me referí a las difíciles circunstancias en que trabajábamos en la tele en general y en J J en particular, conté la historia de cómo habíamos sacado adelante nuestro proyecto chocando con la burocracia y la abulia, hablé de las miles de cartas que recibíamos y de la calurosa recepción que nos daba la población donde quiera que íbamos, de nuestros clubes que donaban sangre, sembraban árboles y recogían materias primas...
En fin, me eché todas las flores que se me ocurrieron y me mostré orgulloso de nuestro mejor éxito: haber logrado que los jóvenes sintieran a "Joven Joven" como suyo. Dije que lo habíamos conseguido, en gran medida, porque habíamos desterrado el teque.
Y nos puse como ejemplo de cómo el aparato de propaganda del gobierno estaba desperdiciando la fuerza de penetración que tenía la televisión porque durante años se había convertido a ésta en una machacona repetidora de consignas. Dije que nosotros, con unas cuantas iniciativas, luchando contra limitaciones de todo tipo, estábamos haciendo cosas que ellos podían hacer si cambiaban el punto de vista.
Nivaldo Herrera no abrió la boca y me miraba serio. Resultaba lógico pensar que se sentía irritado porque a él también debían haberle dado un cocotazo por nuestra culpa ya que éramos sus subordinados.
Terminé mi intervención aferrándome a lo que me pareció un clavo ardiendo: les ofrecí disculpas por haber actuado por la libre en determinadas ocasiones y les pedí que colaboraran con el programa, dándonos más recursos y orientación para mejorarlo.
Poco a poco, la tensión inicial fue cediendo. Se pusieron a comentar las secciones del programa, a darnos ideas y sugerencias entre las que recuerdo ésta: que los animadores se vistieran con ropa producida por el Ministerio de la Industria Ligera y eso motivaría a los jóvenes cubanos a no usar vestuario enviado por sus familiares residentes en el extranjero. Era una propuesta típica de ese alto dirigente que jamás montaba en guagua, que vivía en un mundo de élite, desconectado totalmente de la realidad de la calle.
Aseguraron que no estaban allí para destruir a "Joven Joven" sino para orientarlo y apoyarlo. Les creí lo de orientarnos, era evidente que nos querían dentro del redil. Pero lo de apoyarnos era difícil de tragar.
La conclusión que saqué: aquella noche estaban dando el primer paso para, amarrándome cortico y controlándome, fagocitar el programa, apropiarse de él.
El ambiente se fue relajando, la tortilla se viró de tal manera que hasta salimos conversando amigablemente por el pasillo. Pero yo abandoné el edificio sabiendo que aquella noche la gota había colmado mi vaso, que se habían cansado de regañarme y llamarme al orden una y otra vez y que estaba tomada la decisión de plancharme en cuanto cometiera lo que ellos entendieran como un fallo, cosa que ocurrió dos meses después, en mayo.
EL DIA DEL ANFITEATRO
Tuvimos que ponernos las pilas para, en dos jornadas, modificar todo lo que habíamos preparado para el especial por el tercer aniversario. Por supuesto, hubo que hacer un nuevo libreto. Y un nuevo plan de producción con ajustes que iban desde avisar del cambio de lugar a todos los participantes, que eran muchos, hasta preparar un dispositivo de audio que nos permitiera garantizar buen sonido para Van Van, Irakere y Karachi, tres orquestas que ahora iban a estar en el mismo escenario.
Nunca antes nos habíamos enfrentado a un “Joven Joven” tan complicado de realizar y en el que nos jugábamos tanto. Los que mandaban nos iban a estar mirando con lupa, el público estaría esperando un programón y no era lo mismo trabajar en directo con la viabilidad que a uno le da el estudio que hacerlo con las dificultades de un control remoto al aire libre.
Un vistazo al reporte de aquel domingo les puede dar una idea de cómo fue aquella emisión:
Joven Joven Nº 153 – 30 marzo, 1986
Especial 3er. Aniversario del programa
Artistas: Orquesta Los Van Van / Grupo Irakere / Grupo Karachi (Santiago de Cuba) / Carnaval Rústico de la OPJM / Mayra de la Vega / Fidel Pérez Michel / Grupo de danzas de la Sociedad Cultural Rosalía de Castro bailando Juanito / Grupo de danzas del IPUEC Ernesto Che Guevara, Ceiba 1, de Caimito del Guayabal, bailando Juanito / Bailadoras de Juanito de la Secundaria 14 de Junio / René García Cañizares (dibujante y caricaturista “René”).
Secciones: Despedida de Mayra de la Vega quien, por decisión propia, deja de ser animadora de Joven Joven / Cartas de la UJC, la FEU y comunicado de la Organización de Pioneros como reconocimiento a la labor de Joven Joven / Las secciones habituales de Joven Joven realizadas por sus televidentes / “Mis recuerdos de pionero”, contados por los animadores del programa / Diploma “Colectivo Joven Joven más entusiasta” otorgado al IPUEC Ernesto Che Guevara, Ceiba 1, de Caimito del Guayabal / Animalitos del Parque Zoológico de Ciudad de La Habana
Invitados especiales: Delegación de la Empresa Santa Clara, candidata a la Bandera de Honor de la UJC
Animación: Carlos Otero, Rakelita Mayedo, Inés María López, Mayra de la Vega, Iliana Sánchez y Jorge Alí
Producción: Loly Torriente y Pedraza Ginori
Guión: Pedraza Ginori y José Borrajo Lemus
Dirección: Pedraza Ginori
Aprovechando los apoyos que nos prometieron la noche del Comité Central, pedí media hora más de duración para que nos cupiera todo lo que teníamos programado. Me la concedieron. Por tanto saldríamos al aire a las 11:30 y no a las 12.
Aquella mañana resultó una verdadera locura, una ocasión de ésas en que todo lo que se puede complicar se complica, el paradigma de la ley de Murphy.
Para empezar, los elementos materiales y humanos no estuvieron listos (ni de coña) para comenzar el ensayo a las 8:30. A esa hora el escenario del Anfiteatro apenas empezaba a cubrirse con un amasijo de cables y un montón pila de instrumentos musicales porque estábamos en Cubita Bella y Socialista, el reino de la improvisación, las dificultades y los imposibles, donde a nadie se le pasaba por la cabeza que un espectáculo al aire libre, complejo y enmarañado como aquel, tenía que montarse la noche anterior.
Cuando vi que aquello se demoraba y se demoraba, opté por suspender el ensayo con cámaras y sustituirlo por una especie de colectivo en el que fui dándole instrucciones a cada participante sobre qué hacer, por donde debía entrar y salir y poco más.
Me reuní con los camarógrafos y les conté de qué iba todo aquello para que tuvieran una idea. En cuanto a mí, no era la primera vez que me enfrentaba a un evento sin ensayos así que me preparé mentalmente para sacarlo al aire dando instrucciones al personal en cada momento desde el camión de control remoto.
La mañana se presentaba radiante, con un sol maravilloso. A eso de las 10 y media, cuando el sitio ya estaba repleto de jóvenes, un par de nubes inesperadas tuvieron la ocurrencia de situarse sobre el Anfiteatro y descargar un chaparrón. Llovió sólo allí, precisamente sobre nosotros y en ninguna otra zona de la Habana Vieja. Traviesas las nubecitas, ¿no?
Ya se imaginan el caos que el agua, más de media hora, nos provocó. Cubrir los instrumentos y equipos, recogida urgente de los micrófonos, el público tapándose como podía (muchos huyeron a portales cercanos)…
La consecuencia directa fue que era imposible estar listos (otra vez ni de coña) a las 11:30. Comunicada la situación a la dirección de TV Cubana, ésta decidió que grabáramos el programa para transmitirlo por la noche, a las 20:30. Medida tan inusitada, situarnos un domingo en horario estelar, evidenciaba que la reunión del Comité Central estaba dando frutos.
Cuando el chubasco cesó, cientos de personas que se habían quedado anteriormente sin poder acceder al recinto, trataron de forzar al personal de orden para entrar y ocupar los asientos destinados a las escuelas invitadas. Se creó un huélemelnabo considerable y el ambiente general se calentó.
Alguna autoridad quiso evitar problemas mayores y permitió que entrara todo el que quiso. Calculo que miles de personas. Había gente sentada, de pie, en el suelo, subida en donde pudo, hasta en el escenario.
Al fin, con el cielo despejado, comenzamos la grabación que, entre pitos y flautas, se extendió hasta las 2 y media. Mientras tanto, en los alrededores del Anfiteatro se produjeron incidentes entre la policía y algunas personas durante los cuales los agentes repartieron leña. Las imágenes fueron registradas por un camarógrafo cuyo equipo incluía una grabadora de video autónoma. La cinta que mostraba a la fiana golpeando a civiles fue requisada y nunca se divulgó.
De la Avenida del Puerto salí como un tiro para Radiocentro, a editar lo que saldría por la noche. En el cuarto de edición se pudieron arreglar algunos de los desaguisados pero, en general, aquel fue un programa con muchos defectos, sobre todo de audio. Si algo bueno tuvo para mostrar, fue ver a miles de jóvenes apoyándonos, divirtiéndose con nosotros. Estábamos en el tope pero hay un dicho que afirma que mientras más alto estés, más dura será la caída.
MI ÚLTIMO JOVEN JOVEN
Había pasado abril y un día de mayo me topé con un técnico del ICRT que me informó que iba a salir al aire Cubavisión Internacional, un canal que, utilizando la vía satélite, llevaría la señal de TV Cubana a África y parte de Europa. El hombre trabajaba en las pruebas que se estaban haciendo y me dijo que desde varios domingos atrás se estaba incluyendo “Joven Joven” en la programación experimental.
-- ¿Eso significa que nos ven en África?
-- Sí, tenemos reportes de militares cubanos que están en Angola diciendo que allá están viendo “Joven Joven” en los televisores de sus campamentos.
-- ¿Seguro?
-- Seguro.
Conocer la noticia y ponerme a pensar cómo sacarle partido, fue un proceso automático.
Unos días más tarde, apareció en el periódico Granma un artículo que hablaba sobre los aspectos técnológicos de unos trabajos de telecomunicaciones que se estaban haciendo para “romper el bloqueo informativo y dar a conocer en el exterior la verdad y los logros de nuestra gloriosa revolución”.
En un parrafito decía que se estaba preparando la salida al exterior de la señal de la televisión cubana. El hecho de que el órgano oficial del PCC publicara aquello, me confirmó el soplo que me había dado el técnico.
El domingo 11 de mayo se celebró el Día de las Madres. Invitamos al estudio a unas cuantas. Preparando su entrevista, descubrimos que una de ellas tenía tres hijos soldados cumpliendo misión internacionalista en Angola. Decidí que aquel domingo no hablase y la invité a que viniese otro día al programa para que le mandase un mensaje por televisión a sus muchachos ausentes en África.
Dos semanas más tarde, el 25, la mujer volvió. Anunciamos con mucho bombo y platillo que “Joven Joven” se estaba recibiendo en Angola vía satélite y ella, emocionada, aprovechó la ocasión para hablarles a sus hijos.
Al día siguiente, me citaron a una reunión en la presidencia del organismo por "lo que pasó ayer”.
-- ¿Quién te autorizó a anunciar que vamos a empezar a transmitir para afuera por satélite?
-- Nadie. Eso es del dominio público, salió en el Granma.
-- En el periódico se dijo que se estaban haciendo unos trabajos para mejorar las comunicaciones de Cuba con el mundo.
Se produjo una discusión de si se dijo o no se dijo, si entendiste mal, bla bla bla, que terminó con el Yin de nuevo en las patas de los caballos porque yo había anunciado las transmisiones de Cubavisión Internacional y eso estaba previsto que lo hiciese el Comandante en Jefe cuando llegue el momento “en una comparecencia con toda la importancia que el hecho requiere”.
Tan políticamente inaceptable fue el adelantarse a Fidel, pisándole la noticia, que se había decidido imponerme una sanción: el cese de mi trabajo de director durante un mes, durante el cual yo pasaría a ejercer funciones de asistente de dirección de otros espacios de la televisión.
Querían sacarme de circulación y como ya había ocurrido seis años antes en el Guzmán 80, me provocaron para que yo, encabronado, reaccionara como sabían que lo haría y así lograr su objetivo. El enfado que me causó este castigo, que tuve que cumplir pese a considerarlo injusto y desproporcionado, llevó a que yo decidiera abandonar definitivamente el “Joven Joven” que había concebido, creado, amamantado y cuidado con mimo durante tres años y 161 programas.
En Bayamo nos invitaron a una comelata organizada por una familia en una azotea y a la que asistieron decenas de admiradores del programa. Por el día me preguntaron qué me gustaba y yo respondí que chicharritas de plátano. Cuando llegamos por la noche, habían cocinado un enorme tambucho repleto hasta arriba de ellas. Nunca se vieron tantas juntas. Las comí yo (y mucho), las comieron todos los demás y todavía sobraron cientos.
Al comenzar esta pieza del blog y a la luz de lo que en ella voy a relatar, considero importante informar a quienes no lo saben, que nunca fui militante del Partido Comunista de Cuba o de la Unión de Jóvenes Comunistas. Y eso en aquella Cuba condicionaba mucho.
Fui miembro de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas) pero eso no significaba protección alguna cuando alguien se metía en un berenjenal.
Ah, tampoco fui hijo, yerno ni familiar cercano de alto dirigente.
De hecho, todavía me pregunto sorprendido cómo pude, durante más de 30 años, hacer una carrera en los medios culturales cubanos como la que hice. Una hipótesis más o menos lógica es que todo sistema cerrado, que parece hermético, genera sus propias grietas y por una de ellas me colé yo como se colaron otros. Pero es sólo una hipótesis, una conjetura.
Carlos Otero, Alfredo Rodríguez, Rakelita Mayedo y Pedraza Ginori / JJ Abril 24, 1983 |
Era la primera mitad de 1986. “Joven Joven” llevaba tres años en el aire y lejos de decaer, estaba más por encima y a millón que nunca. J J jonroneaba cada domingo apoyado por el nuevo baile juanito que era una sensación a nivel nacional, por las actuaciones de los artistas más populares, por un montón de secciones exitosas, por sus sorpresas, por las actividades de los Clubes J J…
Allí podía pasar cualquier cosa. Desde que se fabricaran tabacos en el estudio hasta que se vendiera ropa. Desde que nos visitara la protagonista de la telenovela brasileña hasta que los bomberos se descolgaran de la parrilla de luces simulando un salvamento. Teníamos de mascota a un cachorro de león que nos prestó el Zoológico. Recibíamos miles de cartas, las colas para entrar comenzaban la noche anterior, aparecer en cámara era un premio para ganadores de emulaciones, no había domingo en que no fuéramos “asaltados” por motociclistas, macheteros, corredores, estudiantes…
Íbamos al interior, más de una vez en aviones charter, para presentaciones organizadas por el Ministerio de Cultura, en las que llenábamos estadios, nos encontrábamos con cientos de muchachos que se nos acercaban para congratularnos, con familias que nos invitaban a comer y con centros de trabajo que nos hacían regalos… (1)
Las reuniones semanales de preparación, donde recibíamos a quienes pedían aparecer en el programa o nos traían ideas y sugerencias, duraban tres y hasta cuatro horas por la gran cantidad de gente que debíamos atender.
No era un programa perfecto, de acabado impecable, de esos que ganan premios y elogios de los críticos sesudos. Era una jodedera, una fiesta bulliciosa, un gran jolgorio juvenil en el que el tiempo se pasaba divertidamente bien y la hora se iba volando. Y la televisión, haciendo de testigo, colaba sus camáras y micrófonos allí para que la gente pudiera disfrutar en su casa.
“Joven Joven” se había convertido en un fenómeno social y marchaba extraordinariamente bien, con una enorme aceptación del público y el apoyo entusiasta y voluntario de escuelas, organizaciones, centros de trabajo y colectivos de todo tipo y de todas partes de la isla.
Se había demostrado una vez más el poder de la televisión como medio movilizador de masas, poder que los de arriba valoraban cuando hablaba el Comandante en Jefe pero les preocupaba y mucho cuando se utilizaba fuera de su control absoluto.
UN CUMPLEAÑOS A LO BESTIA
Se acercaba el 30 de marzo, domingo más cercano a nuestro tercer aniversario. Y como el estudio se nos quedaría muy pequeño para el lío que queríamos montar por el cumpleaños, decidimos sacar las cámaras a la calle aledaña al Focsa para que una gran cantidad de público pudiese asistir ese día.
Esto ya lo habíamos hecho anteriormente en alguna ocasión, concretamente el 25 de septiembre del 83, cuando se montó una tarima afuera para que actuara una orquesta. Pero esta vez pretendíamos que fuese a lo bestia y dos semanas antes empezamos a anunciar que habría un J J Especial al aire libre, en la cuadra de N entre 17 y 19, donde iban a actuar tres grupos de música bailable que arrasaban en popularidad: Van Van, Irakere y Karachi.
Loly Torriente, nuestra productora, comunicó a las autoridades competentes lo que planeábamos y pidió a las milicias del ICRT que mandaran personal extra para cuidar el orden aquella mañana.
LA REUNIÓN EN EL COMITÉ CENTRAL
El jueves 27 de marzo, cuando faltaban sólo tres días para el acontecimiento, nos citaron para una reunión esa misma noche en la sede del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, cerca de la Plaza de la Revolución.
Cuando después de varias horas regresé a mi casa aquella noche, redacté una reseña para mi uso particular, donde escribí los nombres de todos los que participaron y las incidencias de aquella junta. Desdichadamente no tengo en mi poder aquel documento. Así que, al hacer un resumen de lo que ocurrió, tiraré de memoria.
Como no nos informaron lo que se iba a tratar en la reunión, los del programa que acudimos (Carlos, Rakelita, Chepe, Loly y yo) lo hicimos llenos de incertidumbre, que los convocantes aumentaron haciéndonos esperar más de una hora en una pequeña habitación.
Al fin nos hicieron pasar a una sala como las que se usan para conferencias. Nos ubicamos en el lunetario. Advertimos sorprendidos que frente a nosotros, sentado a una mesa alargada, se encontraba un piquete de alto nivel.
Debían haberle dado mucha importancia al orden del día porque presidiendo aquello estaba nada menos que Carlos Aldana, miembro del Buró Político del Partido y jefe de su Departamento Ideológico. Era también jefe del Área de Relaciones Internacionales y de Educación, Ciencia y Cultura del Comité Central, un hombre tan poderoso por entonces que todo el mundo lo ubicaba en el número 3 de la nomenclatura cubana.
A los flancos de Aldana se veían al primer secretario de la UJC Nacional (si no me equivoco era Carlos Lage) y a varias personas que después supimos que pertenecían al Comité Central, al jefe de la policía de La Habana y a otros dirigentes de quienes lamento no recordar sus nombres. Por el ICRT asistieron Nivaldo Herrera, presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión y el secretario del Partido en ese organismo.
En las lunetas, también había algunos cuadros del PCC y la UJC y funcionarios del ICRT.
El acto comenzó con un rapapolvo hacia nosotros reprochándonos el haber convocado al pueblo de La Habana a celebrar el aniversario de “Joven Joven”, con un actividad bailable que se preveía multitudinaria, en una calle donde no existían condiciones para garantizar la seguridad de los asistentes y vecinos.
Nuestro llamamiento a bailar con tres de las orquestas que atraían molotes y trifulcas, no había sido consultado con la policía y constituía un libretazo en toda regla.
Yo traté de esquivar el golpe. Asumí la responsabilidad del hecho, pero mis justificaciones se caían por falta de solidez. No había forma de defender que había cometido una imprudencia de tres pares.
Me comunicaron que ante los hechos consumados y lo políticamente incorrecto que sería suspender la actividad, ellos habían decidido trasladar el especial por el tercer aniversario a una ubicación que les permitiría desplegar un operativo policial que controlase la afluencia y el comportamiento del público: el Anfiteatro de la Avenida del Puerto.
Me olí gato encerrado. Para reprenderme por una metedura de pata no era necesario convocarme con mis compañeros a un encuentro en el Comité Central con tanta gente relevante. Como en veces anteriores, lo hubieran podido hacer en Radiocentro. Detrás de aquello, tenía que haber algo más.
Tras el asunto inicial, saldado con el cambio de locación, la reunión derivó a un análisis del fenómeno de masas en que se había convertido “Joven Joven”. Les preocupaba el poder movilizador que había adquirido el programa y la irresponsabilidad y ligereza conque, según ellos, manejábamos la influencia del programa en la juventud.
Hicieron hincapié en dos ejemplos: la creación y funcionamiento de los Clubes “Joven Joven”, convertidos en una organización paralela a la UJC, y el caso del baile juanito, que habíamos lanzado y popularizado sin tener en cuenta que su música procedía de un grupo contrarrevolucionario como Miami Sound Machine.
Quisieron conocer cómo se tomaban las decisiones en nuestro colectivo y mostraron preocupación por nuestra forma nada ortodoxa de trabajar.
Ante tal andanada (en este caso “aldanada”), disparada a quemarropa y sin darme unos días para escribir un argumentario, opté por defenderme levantando el tiro. Al tomar la palabra, me referí a las difíciles circunstancias en que trabajábamos en la tele en general y en J J en particular, conté la historia de cómo habíamos sacado adelante nuestro proyecto chocando con la burocracia y la abulia, hablé de las miles de cartas que recibíamos y de la calurosa recepción que nos daba la población donde quiera que íbamos, de nuestros clubes que donaban sangre, sembraban árboles y recogían materias primas...
En fin, me eché todas las flores que se me ocurrieron y me mostré orgulloso de nuestro mejor éxito: haber logrado que los jóvenes sintieran a "Joven Joven" como suyo. Dije que lo habíamos conseguido, en gran medida, porque habíamos desterrado el teque.
Y nos puse como ejemplo de cómo el aparato de propaganda del gobierno estaba desperdiciando la fuerza de penetración que tenía la televisión porque durante años se había convertido a ésta en una machacona repetidora de consignas. Dije que nosotros, con unas cuantas iniciativas, luchando contra limitaciones de todo tipo, estábamos haciendo cosas que ellos podían hacer si cambiaban el punto de vista.
Nivaldo Herrera no abrió la boca y me miraba serio. Resultaba lógico pensar que se sentía irritado porque a él también debían haberle dado un cocotazo por nuestra culpa ya que éramos sus subordinados.
Terminé mi intervención aferrándome a lo que me pareció un clavo ardiendo: les ofrecí disculpas por haber actuado por la libre en determinadas ocasiones y les pedí que colaboraran con el programa, dándonos más recursos y orientación para mejorarlo.
Poco a poco, la tensión inicial fue cediendo. Se pusieron a comentar las secciones del programa, a darnos ideas y sugerencias entre las que recuerdo ésta: que los animadores se vistieran con ropa producida por el Ministerio de la Industria Ligera y eso motivaría a los jóvenes cubanos a no usar vestuario enviado por sus familiares residentes en el extranjero. Era una propuesta típica de ese alto dirigente que jamás montaba en guagua, que vivía en un mundo de élite, desconectado totalmente de la realidad de la calle.
Aseguraron que no estaban allí para destruir a "Joven Joven" sino para orientarlo y apoyarlo. Les creí lo de orientarnos, era evidente que nos querían dentro del redil. Pero lo de apoyarnos era difícil de tragar.
La conclusión que saqué: aquella noche estaban dando el primer paso para, amarrándome cortico y controlándome, fagocitar el programa, apropiarse de él.
El ambiente se fue relajando, la tortilla se viró de tal manera que hasta salimos conversando amigablemente por el pasillo. Pero yo abandoné el edificio sabiendo que aquella noche la gota había colmado mi vaso, que se habían cansado de regañarme y llamarme al orden una y otra vez y que estaba tomada la decisión de plancharme en cuanto cometiera lo que ellos entendieran como un fallo, cosa que ocurrió dos meses después, en mayo.
EL DIA DEL ANFITEATRO
Tuvimos que ponernos las pilas para, en dos jornadas, modificar todo lo que habíamos preparado para el especial por el tercer aniversario. Por supuesto, hubo que hacer un nuevo libreto. Y un nuevo plan de producción con ajustes que iban desde avisar del cambio de lugar a todos los participantes, que eran muchos, hasta preparar un dispositivo de audio que nos permitiera garantizar buen sonido para Van Van, Irakere y Karachi, tres orquestas que ahora iban a estar en el mismo escenario.
Nunca antes nos habíamos enfrentado a un “Joven Joven” tan complicado de realizar y en el que nos jugábamos tanto. Los que mandaban nos iban a estar mirando con lupa, el público estaría esperando un programón y no era lo mismo trabajar en directo con la viabilidad que a uno le da el estudio que hacerlo con las dificultades de un control remoto al aire libre.
Un vistazo al reporte de aquel domingo les puede dar una idea de cómo fue aquella emisión:
Joven Joven Nº 153 – 30 marzo, 1986
Especial 3er. Aniversario del programa
Artistas: Orquesta Los Van Van / Grupo Irakere / Grupo Karachi (Santiago de Cuba) / Carnaval Rústico de la OPJM / Mayra de la Vega / Fidel Pérez Michel / Grupo de danzas de la Sociedad Cultural Rosalía de Castro bailando Juanito / Grupo de danzas del IPUEC Ernesto Che Guevara, Ceiba 1, de Caimito del Guayabal, bailando Juanito / Bailadoras de Juanito de la Secundaria 14 de Junio / René García Cañizares (dibujante y caricaturista “René”).
Secciones: Despedida de Mayra de la Vega quien, por decisión propia, deja de ser animadora de Joven Joven / Cartas de la UJC, la FEU y comunicado de la Organización de Pioneros como reconocimiento a la labor de Joven Joven / Las secciones habituales de Joven Joven realizadas por sus televidentes / “Mis recuerdos de pionero”, contados por los animadores del programa / Diploma “Colectivo Joven Joven más entusiasta” otorgado al IPUEC Ernesto Che Guevara, Ceiba 1, de Caimito del Guayabal / Animalitos del Parque Zoológico de Ciudad de La Habana
Invitados especiales: Delegación de la Empresa Santa Clara, candidata a la Bandera de Honor de la UJC
Animación: Carlos Otero, Rakelita Mayedo, Inés María López, Mayra de la Vega, Iliana Sánchez y Jorge Alí
Producción: Loly Torriente y Pedraza Ginori
Guión: Pedraza Ginori y José Borrajo Lemus
Dirección: Pedraza Ginori
Aprovechando los apoyos que nos prometieron la noche del Comité Central, pedí media hora más de duración para que nos cupiera todo lo que teníamos programado. Me la concedieron. Por tanto saldríamos al aire a las 11:30 y no a las 12.
Aquella mañana resultó una verdadera locura, una ocasión de ésas en que todo lo que se puede complicar se complica, el paradigma de la ley de Murphy.
Para empezar, los elementos materiales y humanos no estuvieron listos (ni de coña) para comenzar el ensayo a las 8:30. A esa hora el escenario del Anfiteatro apenas empezaba a cubrirse con un amasijo de cables y un montón pila de instrumentos musicales porque estábamos en Cubita Bella y Socialista, el reino de la improvisación, las dificultades y los imposibles, donde a nadie se le pasaba por la cabeza que un espectáculo al aire libre, complejo y enmarañado como aquel, tenía que montarse la noche anterior.
Cuando vi que aquello se demoraba y se demoraba, opté por suspender el ensayo con cámaras y sustituirlo por una especie de colectivo en el que fui dándole instrucciones a cada participante sobre qué hacer, por donde debía entrar y salir y poco más.
Me reuní con los camarógrafos y les conté de qué iba todo aquello para que tuvieran una idea. En cuanto a mí, no era la primera vez que me enfrentaba a un evento sin ensayos así que me preparé mentalmente para sacarlo al aire dando instrucciones al personal en cada momento desde el camión de control remoto.
La mañana se presentaba radiante, con un sol maravilloso. A eso de las 10 y media, cuando el sitio ya estaba repleto de jóvenes, un par de nubes inesperadas tuvieron la ocurrencia de situarse sobre el Anfiteatro y descargar un chaparrón. Llovió sólo allí, precisamente sobre nosotros y en ninguna otra zona de la Habana Vieja. Traviesas las nubecitas, ¿no?
Ya se imaginan el caos que el agua, más de media hora, nos provocó. Cubrir los instrumentos y equipos, recogida urgente de los micrófonos, el público tapándose como podía (muchos huyeron a portales cercanos)…
La consecuencia directa fue que era imposible estar listos (otra vez ni de coña) a las 11:30. Comunicada la situación a la dirección de TV Cubana, ésta decidió que grabáramos el programa para transmitirlo por la noche, a las 20:30. Medida tan inusitada, situarnos un domingo en horario estelar, evidenciaba que la reunión del Comité Central estaba dando frutos.
Cuando el chubasco cesó, cientos de personas que se habían quedado anteriormente sin poder acceder al recinto, trataron de forzar al personal de orden para entrar y ocupar los asientos destinados a las escuelas invitadas. Se creó un huélemelnabo considerable y el ambiente general se calentó.
Alguna autoridad quiso evitar problemas mayores y permitió que entrara todo el que quiso. Calculo que miles de personas. Había gente sentada, de pie, en el suelo, subida en donde pudo, hasta en el escenario.
Al fin, con el cielo despejado, comenzamos la grabación que, entre pitos y flautas, se extendió hasta las 2 y media. Mientras tanto, en los alrededores del Anfiteatro se produjeron incidentes entre la policía y algunas personas durante los cuales los agentes repartieron leña. Las imágenes fueron registradas por un camarógrafo cuyo equipo incluía una grabadora de video autónoma. La cinta que mostraba a la fiana golpeando a civiles fue requisada y nunca se divulgó.
De la Avenida del Puerto salí como un tiro para Radiocentro, a editar lo que saldría por la noche. En el cuarto de edición se pudieron arreglar algunos de los desaguisados pero, en general, aquel fue un programa con muchos defectos, sobre todo de audio. Si algo bueno tuvo para mostrar, fue ver a miles de jóvenes apoyándonos, divirtiéndose con nosotros. Estábamos en el tope pero hay un dicho que afirma que mientras más alto estés, más dura será la caída.
MI ÚLTIMO JOVEN JOVEN
Había pasado abril y un día de mayo me topé con un técnico del ICRT que me informó que iba a salir al aire Cubavisión Internacional, un canal que, utilizando la vía satélite, llevaría la señal de TV Cubana a África y parte de Europa. El hombre trabajaba en las pruebas que se estaban haciendo y me dijo que desde varios domingos atrás se estaba incluyendo “Joven Joven” en la programación experimental.
-- ¿Eso significa que nos ven en África?
-- Sí, tenemos reportes de militares cubanos que están en Angola diciendo que allá están viendo “Joven Joven” en los televisores de sus campamentos.
-- ¿Seguro?
-- Seguro.
Conocer la noticia y ponerme a pensar cómo sacarle partido, fue un proceso automático.
Unos días más tarde, apareció en el periódico Granma un artículo que hablaba sobre los aspectos técnológicos de unos trabajos de telecomunicaciones que se estaban haciendo para “romper el bloqueo informativo y dar a conocer en el exterior la verdad y los logros de nuestra gloriosa revolución”.
En un parrafito decía que se estaba preparando la salida al exterior de la señal de la televisión cubana. El hecho de que el órgano oficial del PCC publicara aquello, me confirmó el soplo que me había dado el técnico.
El domingo 11 de mayo se celebró el Día de las Madres. Invitamos al estudio a unas cuantas. Preparando su entrevista, descubrimos que una de ellas tenía tres hijos soldados cumpliendo misión internacionalista en Angola. Decidí que aquel domingo no hablase y la invité a que viniese otro día al programa para que le mandase un mensaje por televisión a sus muchachos ausentes en África.
Dos semanas más tarde, el 25, la mujer volvió. Anunciamos con mucho bombo y platillo que “Joven Joven” se estaba recibiendo en Angola vía satélite y ella, emocionada, aprovechó la ocasión para hablarles a sus hijos.
Al día siguiente, me citaron a una reunión en la presidencia del organismo por "lo que pasó ayer”.
-- ¿Quién te autorizó a anunciar que vamos a empezar a transmitir para afuera por satélite?
-- Nadie. Eso es del dominio público, salió en el Granma.
-- En el periódico se dijo que se estaban haciendo unos trabajos para mejorar las comunicaciones de Cuba con el mundo.
Se produjo una discusión de si se dijo o no se dijo, si entendiste mal, bla bla bla, que terminó con el Yin de nuevo en las patas de los caballos porque yo había anunciado las transmisiones de Cubavisión Internacional y eso estaba previsto que lo hiciese el Comandante en Jefe cuando llegue el momento “en una comparecencia con toda la importancia que el hecho requiere”.
Tan políticamente inaceptable fue el adelantarse a Fidel, pisándole la noticia, que se había decidido imponerme una sanción: el cese de mi trabajo de director durante un mes, durante el cual yo pasaría a ejercer funciones de asistente de dirección de otros espacios de la televisión.
Querían sacarme de circulación y como ya había ocurrido seis años antes en el Guzmán 80, me provocaron para que yo, encabronado, reaccionara como sabían que lo haría y así lograr su objetivo. El enfado que me causó este castigo, que tuve que cumplir pese a considerarlo injusto y desproporcionado, llevó a que yo decidiera abandonar definitivamente el “Joven Joven” que había concebido, creado, amamantado y cuidado con mimo durante tres años y 161 programas.
N O T A
(1) Una anécdota agradable:En Bayamo nos invitaron a una comelata organizada por una familia en una azotea y a la que asistieron decenas de admiradores del programa. Por el día me preguntaron qué me gustaba y yo respondí que chicharritas de plátano. Cuando llegamos por la noche, habían cocinado un enorme tambucho repleto hasta arriba de ellas. Nunca se vieron tantas juntas. Las comí yo (y mucho), las comieron todos los demás y todavía sobraron cientos.
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Pueden hallar más información sobre “Joven Joven”
pulsando sobre los enlaces de estas piezas:
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN (1): LA GESTACIÓN
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN (2): SUS PRESENTADORES
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN (3): POR ENCIMA Y A MILLÓN
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN (4): TRES ERAN TRES, LOLY TORRIENTE, RENÉ Y CHEPE
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN (6): RECORTES DE PRENSA
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN, SU DOCUMENTACIÓN (Parte 1, del programa JJ 1 al 54)
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN, SU DOCUMENTACIÓN (Parte 2, del programa JJ 55 al 107)
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN, SU DOCUMENTACIÓN (Parte 3, del programa JJ 108 al 161)
El Blog de Pedraza Ginori > ¡QUÉ PISTA! ¡QUÉ REVISTA! ¡QUÉ ENTREVISTA!
pulsando sobre los enlaces de estas piezas:
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN (1): LA GESTACIÓN
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El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN, SU DOCUMENTACIÓN (Parte 1, del programa JJ 1 al 54)
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN, SU DOCUMENTACIÓN (Parte 2, del programa JJ 55 al 107)
El Blog de Pedraza Ginori > JOVEN JOVEN, SU DOCUMENTACIÓN (Parte 3, del programa JJ 108 al 161)
El Blog de Pedraza Ginori > ¡QUÉ PISTA! ¡QUÉ REVISTA! ¡QUÉ ENTREVISTA!
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
en formato papel, mis dos libros "Pedraza Ginori Memorias Cubanas".
Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
la radio, la publicidad y la prensa.
Los dos volúmenes recogen, en clave autobiográfica, sucesos, “batallitas”, semblanzas, anécdotas y reflexiones personales.
El Libro 1, “Eugenito quiere televisión”, tiene 342 páginas.
El Libro 2, "Quietecito no va conmigo", 362 páginas.
Ambos están a la venta en las webs
www.createspace.com www.amazon.com www.amazon.es
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
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Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
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