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martes, 29 de mayo de 2018

VÍCTOR RUBÉN: NO HAY UN ADIÓS PORQUE SIGUES ESTANDO.


     Si algo caracterizó a Víctor Rubén Campo, quien ha fallecido sorpresivamente en Miami en días pasados, fue su inquietud. Desde su infancia demostró habilidades artísticas, debutando en el programa de televisión “El mundo de los niños”. Preocupado por su formación, tomó clases de actuación y danza. En los años 60 y 70 participó como actor en teatro, televisión y cine, destacándose su participación en el filme del ICAIC “El otro Cristóbal”, dirigido por el francés Armand Gatti.
  Víctor fue integrante del Teatro Musical de La Habana, de los cuerpos de baile de los principales cabarets de la capital cubana y del Ballet de la Televisión Cubana en la época de oro de dicho conjunto.

  En su faceta de coreógrafo montó diversos espectáculos de centros nocturnos y comparsas en los carnavales habaneros, entre ellas la del Sindicato Bancario. No hay que olvidar que fue el creador del trío danzarlo “Somos tres” y también guionista y autor musical.
  Reproduzco un testimonio suyo que nos ilustra sobre una etapa poco conocida de su vida.
  “Estando en el Ballet del ICRT, me lancé al mar en 1969 en una balsa. Me cogieron al norte del Cazuela, a 33 millas, y me condenaron a dos años. En La Cabaña, un compañero de prisión escribió una obra que yo titulé "En tu hogar te esperan". La monté con compañeros que estaban presos e incluí en ella, para que digiera la parte musical, a Yoyo Tropicuba, el cual llegó allí a La Cabaña porque lo habían agarrado en una balsa también. Años antes habia habido una obra que se llamó “La libertad a tres pasos" (que era un cabrón panfleto) y cuando la presentaron, soltaron a los presos que la habían representado, entre ellos el actor Albertico Insua. Esta que yo dirigi era tipo comedia musical y se hizo con el objetivo de que su elenco saliera libre mediante el plan de reducción de penas.
  La obra nunca se representó porque en esos días, los presos plantados hicieron la huelga de hambre más grande de todas las que hubo en Cuba. El Teniente Pisonero, que era el director de cultura por la parte militar en La Cabaña, me dijo: “vamos a suspender los ensayos hasta se termine esta situación”. Pero al terminar la huelga, comenzaron a trasladar para granjas a muchos presos, de ellos algunos que trabajaban conmigo e inclusive a mí también. Por eso no pude hacer lo que yo siempre quise: conseguir la libertad de los que que trabajaban en la obra y también la mía.
  Otro de mis propósitos con aquel montaje teatral era representarla frente a Papito Serguera para transmitirla por televisión. Pero Serguera dio la orden de que yo no podía volver a subir las escaleras de CMQ. O sea, me pusieron en la lista negra de los planchados.
  Después, cuando al fin salí en libertad, moviéndome bastante pude colarme en Espectáculos del INIT como bailarín. Estuve un tiempo en el Copa del Riviera y de allí (por medio de un amigo jerarca) me enviaron a dirigir los carnavales de Matanzas. Allá me hice cargo del show del Cabaret Antillano donde presenté en distintos shows a Martha Strada, Luis Carbonell, Mirtha y Raúl, Los Ibéricos, Centurión y un grupo de modelos y bailarines. Ya después no volví a bailar y continué dirigiendo por 100 míseros pesos mensuales, aunque mi sueldo histórico había sido de 360 pesos. Después dirigí el Caribe de Camagüey, escribí un guión para el Parisién del Hotel Nacional, donde estuve como productor y, por último fui director del Rumayor de Pinar del Río. En este lugar monté varias producciones con Rolo Martínez, Frank Domínguez, el cuarteto Los D'Enrique, José Antonio Rivero, la familia Veloz (Ramón, Coralia y Ramoncito), Meme Solís con un cuarteto que él tuvo antes de irse para España, Fernando Álvarez, los actores que en esa época protagonizaban las Aventuras del Canal 6, Doris de Goya, Celeste Mendoza y otros artistas destacados.
  Del Rumayor yo salí al exilio en Miami. Por mi condición de expreso político me concedieron la salida que yo había solicitado”.

  Cuando murió Alberto Pujol (padre), integrante del cuarteto Voces Latinas y del dúo Nina y Alberto, su amigo Víctor Rubén escribió estas palabras que bien podrían aplicársele a él mismo en esta hora de su desaparición:
  “Hermano, desde mi corazón siento: es bien difícil separarnos de tus principios, tu cariño, tu amistad... Pero también siento que, por esas tantas cualidades, te han sido abiertas de par en par las puertas del cielo, para ser acogido tu espíritu con la bondad que Dios premia a todos los suyos. No hay un adiós porque sigues estando”.

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