Si atendemos a la cronología de mi carrera en la televisión, esta entrada del blog viene siendo la continuación de “Atrapado en el Álbum de Cuba”, que pueden leer pulsando el siguiente enlace:
El Blog de Pedraza Ginori > ATRAPADO EN EL ÁLBUM DE CUBA
En la última parte de dicha pieza, conté que en los primeros meses de 1971 me sentía mal –machacado y aterrillado fueron las palabras que utilicé- ante la falta de perspectivas que tenía ante mí cuando faltaban pocos meses para que se cumplieran mis primeros cinco años como director de programas en Televisión Cubana.
Desanimado andaba cuando, una noche de marzo de aquel año, sintonicé el Canal 2 en el televisor de casa y apareció “Juntos a las 9”, un musical que yo había hecho como suplente un lunes del anterior noviembre, sustituyendo a Gómez Reyes, su director.
De pronto, una bombilla se me encendió sobre el cráneo, advirtiéndome que allí había una oportunidad, el chance que andaba buscando para empezar la larga y dura travesía que me llevaría a ingresar años después en el Equipo Cuba de Directores.
LA VACA POR LA CHIVA
Al día siguiente, contacté con mi colega Gómez y le hice una proposición de ésas que nadie en su sano juicio podría no aceptar: cambiar la vaca por la chiva, permutar mi “Álbum de Cuba”, estelar prestigioso de los domingos del Canal 6, por su poco visto programa de los lunes del Canal 2.
El hombre no dudó ni un minuto en decir que sí y nos fuimos a plantear el trueque a Juanito Hernández, jefe de la Redacción de Musicales, en la que se ubicaban ambos espacios.
En semanas anteriores, yo le había dejado caer a Juanito que no estaba a gusto en el “Álbum”, que el “matrimonio laboral” entre Esther Borja y yo no estaba funcionando ya que ambos teníamos intereses diferentes.
En más de una ocasión me había colado en su despacho para darle la brasa señalándole que, tras la apretada agenda que cumplí en 1969 y 1970, enfrentándome a retos de todo tipo, consideraba que estaba lo suficientemente curtido y listo para dirigir mi propio programa de variedades en horario estelar.
Además, le había regalado el oído contándole algo que él ya intuía: que la filosofía de “En Vivo”, basada en ritmo, desparpajo, jodedera y contacto con la actualidad del país, se podría aplicar, adaptándola, a un musical de por la noche.
Juanito aceptó la permuta sabiendo que yo, al coger “Juntos a las 9”, pondría en marcha un plan para modificarlo.
Lo primero que planteé fue cambiarle el título para que la gente supiera que iniciábamos otra etapa. Aprovechando que todo el mundo conocía que las 9 era la hora en que desde la fortaleza de La Cabaña se disparaba cada noche un bombazo, plantée rebautizarlo como “A la hora del cañonazo” pero Juanito, en plan conspirador, no estuvo de acuerdo (1):
-- A los de arriba no debe parecerles que estamos creando un nuevo programa.
-- Entonces lo del cañonazo podría usarse como lema promocional –dije yo-. Quedaría algo así como “Juntos a las 9” (A la hora del cañonazo).
-- No está mal.
En la nueva presentación pensé poner imágenes de cañones disparando. ¿Y dónde hallarlas? La ceremonia que hacían en La Cabaña era aburrida a más no poder, así que ni filmarla. Las escenas de combates de las guerras mundiales podrían resultar demasiado dramáticas.
Opté por irme al archivo del Departamento Fílmico y unir algunos trozos que por allí había de viejas películas americanas de piratas.
Preparamos una cabecera -novedosa para un musical- en que se veían y oían cañones de galeones disparando en medio de una encarnizada batalla en alta mar.
Tras una negociación nada fácil, logré que me cedieran el estudio 17 del Focsa, lo que mejoró considerablemente las posibilidades de realización en relación con el 1 de Mazón y San Miguel. De entrada dispondría de un mayor espacio, de mejores equipos y, sobre todo, podría tener más público en el lunetario, aspecto que me interesaba mucho.
Lo demás quedó igual: transmisión en directo los lunes a las 21:00 horas por el Canal 2, con una duración de 58 minutos. La primera emisión fue el 5 de abril de 1971.
DEL DESÁNIMO AL ENTUSIASMO
Yo me entusiasmé. Mi propósito era convertir el programa en lo que yo quería que fuera y fue: un fenómeno de audiencia. Para lograrlo tenía que darle un toque diferente al de los demás shows del prime time. No podía ser solamente un desfile balanceado de cantantes, bailarines, variedades y orquestas, enmarcado en una escenografía atrayente. Eso ya lo hacían los otros. Debía pasar algo más.
Me puse las pilas, manejé ideas y posibilidades. Juanito me sugirió que incluyera concursos pero mis tiros no iban por ahí. Como dispuse de poco tiempo para preparar novedades, apenas dos semanas, decidí mantener al principio el carácter eminentemente musical que ya tenía el programa e irle incorporando algunas entrevistas y secciones.
LA ANIMACIÓN
En los musicales al uso, los presentadores –generalmente un él y una ella- aparecían con un gran empaque, muy elegantes y sonrientes, poniéndose trascendentales para recitar textos caducados que les escribían guionistas poco imaginativos, aferrados al tópico.
-- Nos honra esta noche con su presencia...
-- Recibamos con un fuerte aplauso a...
-- ...donde ha puesto muy en alto el nombre de Cuba.
-- Nuestro programa se llena de orgullo...
-- ...que nos trae un tema de su propia inspiración.
-- Una bella página de nuestro acervo musical que lleva por título…
Yo no quería nada de eso. De entrada, quise romper con la convención de la pareja. Opté porque la animación, por lo menos en la primera etapa y más tarde ya veríamos, recayera en un presentador y no en dos.
DISTINTO Y DIFERENTE
Para que mi “Juntos a las 9” fuera recibido como algo diferente, resultaba fundamental que lo identificara una cara no muy vista. Si fuera desconocida por el público, mejor que mejor. Me puse a buscar un animador que, además de ser buen entrevistador, tuviera carisma, conectara con el televidente de una manera entrañable y, dado el caso, pudiera actuar decentemente en sketchs.
El perfil que usé como referente era el de Armando Martínez, con quien yo había trabajado en Radio Progreso. Él hubiese sido el ideal. Pero hacía años que se había dado de baja del socialismo, pirándose del país.
Armando Martínez
Hice pruebas a algunos actores y locutores pero ninguno me complacía del todo. A Fernando Alcorta no lo probé pero era el que más me gustaba. Le hice una proposición en serio pero la declinó alegando que tenía mucho trabajo en Progreso y Radio Habana Cuba.
PICADILLO EN TELEVISIÓN
A Héctor Fraga no le conocía personalmente, de hecho ni sabía el rostro que tenía. Yo acostumbraba a escucharle animar una revista matinal diaria de Radio Rebelde en el que se desenvolvía francamente bien comentando noticias, entrevistando, con un alto nivel de improvisación. Un mediodía, me fui a la sede de Rebelde en la calle O y pregunté por él.
-- Picadillo, te buscan. (2)
Esa primera vez que le vi, había terminado su programa y estaba jugando ajedrez en un estudio. Me impresionó su aspecto: un señor con buena planta, que parecía tener alrededor de 40 años, con canas en sus sienes y una sonrisa fácil. Cuando le hablé de mi proyecto y le propuse probarlo, se negó.
-- ¡Qué va! Te lo agradezco pero a mí me da pánico la televisión. Fíjate si me da miedo pararme ante una cámara que en el capitalismo me ofrecieron un buen contrato para anunciar una cerveza y les dije que no.
Me costó que aceptara meterse en un estudio de televisión pero lo logré. Yo sabía que se desenvolvía con soltura ante el micrófono pero quería ver qué pinta tenía en cámara. Aunque la prueba salió bien, seguía reacio, inventándose mil excusas:
-- Es que lo mío es la radio.
-- Es que vivo lejos.
-- Es que tengo muy mala memoria. Soy incapaz de aprenderme un libreto.
-- Es que… es que…
Le convencí de que hiciera el programa prometiéndole que le ayudaría, que estaría a su lado, que no le iba a dejar solo entre las patas de los caballos. Y así fue. Al principio hice que apareciera poco, de manera que fuera entrando en confianza y yo le escribía textos cortos, fáciles de recordar, para que no se pusiera nervioso.
Cuando terminaba el ensayo general de la tarde, me quedaba con él para repasar su libreto, analizar las dificultades que había encontrado y ajustar su letra si fuese necesario.
Un elemento fundamental, que nos dio confianza a ambos, fue la favorable acogida que recibió él desde la primera noche. Se fue haciendo evidente que el tipo tenía algo que no se compra en la bodega: caía bien a la gente, especialmente a las señoras.
Héctor Fraga Marsán ya era un valorado profesional, de largo historial en la radio, con programa propio en una cadena nacional, cuando debutó conmigo en “Juntos a las 9”. Se implicó de lleno, tomándose en serio su nuevo reto. Trabajó duro durante años, aprendió a vencer su innata timidez y se fue puliendo y soltando ante las cámaras hasta que llegó a ser uno de los presentadores más destacados y populares de la televisión. (3) (4)
LA CHICA DEL CAÑONAZO
Al notar que Fraga le iba cogiendo el truquilllo a la tele, se hizo necesario que agarrara con más firmeza las riendas del show y saliera más veces cada noche. Pensé en incorporar a alguien que le calzara, que le tirara un cabo en determinadas ocasiones, sobre todo en los sketchs.
Para ello invité a Hilda Rabilero, graduada universitaria, heredera de la saga artística de los Álvarez Guedes. Era hija de Eloísa y, por tanto, sobrina de Guillermo. En sus primeros programas, sus intervenciones fueron breves. Como me gustó lo que hizo y le vi posibilidades, solicité al Departamento de Programas permiso para ponerla como animadora pero no aceptaron ya que no estaba evaluada como locutora. Entonces, decidí pedirla como actriz y bautizar a su personaje como “La chica del cañonazo”, que venía siendo una especie de azafata que hablaba.
Hilda, estudiante de la Escuela de Formación de Actores del ICR, había estado haciendo algunas cosas tanto en radio como en televisión. Era atractiva, osada y se fue ganando, peldaño a peldaño, su espacio propio en “”Juntos…” durante el primer año.
Su afinque en el programa -y probablemente alguna evaluación que aprobó-, venció los obstáculos burocráticos. En junio del 72 ya aparecía en nuestros reportes internos como presentadora junto a Fraga, aunque en los guiones, como su nombrete había calado en la teleaudiencia, la seguimos identificando como "La chica del cañonazo”.
CONSUELO VIDAL SE APUNTA AL CAÑONAZO
El programa ya iba por su emisión número 51 y marchaba viento en popa, cuando Héctor, convertido en figura de la TV, cogió un mes de vacaciones. Para sustituirle pensé en traer a una cuarto bate: Consuelito Vidal. Por supuesto, lo consulté con él, que estuvo de acuerdo.
El 17 de julio de 1972, Consuelo, invitada al programa, participó en una sección titulada “Averigüe mi secreto”. El misterio a descubrir era que la Vidal sería animadora del espacio durante la ausencia de Fraga.
En sus siguientes seis emisiones, el programa fue presentado a cuatro manos por ella e Hilda. Consuelito terminó su suplencia cuando Héctor regresó, al final de agosto.
En años recientes, la Vidal había formado dupla con dos grandes de la televisión: Germán Pinelli y Cepero Brito. Comparado con ellos, Fraga era prácticamente un principiante. Pero ella, veterana de mil batallas y que de tonta no tenía un pelo, aceptó la yunta con él porque le vio potencial.
Los tres trabajamos mucho el concepto de la pareja. Me preocupaba que se pareciera a lo que ella hacía con Cepero en “Detrás de la fachada”. La fantasmita omnipresente que Consuelo interpretaba en “Fachada” resultaba graciosa pero muchas veces sus comentarios rezumaban ácido hacia los hombres y el que cogía los palos era él. Eso no me cuadraba; mi idea era crear un dúo de iguales, dos cómplices que se la pasaban bien cada sábado presentando artistas y vacilando ante las cámaras.
Consuelito disfrutaba de una popularidad y una experiencia cien veces mayores que las de Héctor. En un rasgo de modestia que le valoré mucho, tuvo la inteligencia de darle cancha a él y aceptarle ante el público como su par. El experimento funcionó. Con el tiempo se hicieron muy amigos y constituyeron uno de los pilares del programa.
Una anécdota que me dio la medida del impacto que había logrado Fraga en la calle: una madre le pidió que fuese a su casa para que su hija, paralizada por una terrible enfermedad y televidente fiel de “A la hora del cañonazo”, tuviera la alegría de saludarle en persona.
Otra: una tarde de aquellas salí a dar una vuelta con él por la ciudad y tuvimos que regresar al hotel porque sus fans le acosaron tanto que no le dejaban ni caminar.
Tras su ascensión vía “Juntos a las 9”, la carrera de Fraga estaba encaminada. Trabajó conmigo en varios espectáculos, entre ellos mis tres concursos "Adolfo Guzmán", y otros directores le llamaron para eventos y programas. Su éxito –muy currado por él pero del que soy un poquito responsable- es una de los logros de los que más orgulloso me siento.
El 18 de julio de 2003, fecha de su 75 cumpleaños, sus compañeros, amigos y admiradores le ofrecieron un caluroso homenaje en el teatro de Bauta, localidad en la que residía tras su jubilación. Ya yo vivía en España. Me hubiese encantado estar allí para darle el mejor de mis abrazos a Picadillo. (7)
PANTALLAZOS DE JUNTOS A LAS 9
UNA BANDA DEL PÚBLICO GRITA ¡¡¡Oyeeeee!!! ¿Qué hora es?
LA OTRA BANDA LE RESPONDE ¡¡¡La del cañonazo!!!
LA PRIMERA VUELVE A GRITAR ¿Y qué se dice?
LA OTRA RESPONDE ¡¡¡Ya llegamos!!!
ENTRA FILME DE PRESENTACIÓN SONIDO:
ENTRA CINTA CON TEMA MUSICAL
CÁMARA CAPTA CARTELES
CORTE A ZONA PRESENTADORES FRAGA (A CÁMARA)
Muy buenas noches, amigos! ¡Bienvenidos al “Dinámico del
Sábado”!
HILDA (A CÁMARA)
Aquí está nuestro animador Héctor Fraga…
FRAGA
y La Chica del Cañonazo Hilda Rabilero…
HILDA
…para invitarles a disfrutar esta noche
de un zimbombazo distinto y diferente.
FRAGA
Ustedes probablemente han oído hablar de “Feria, amor y
fantasía”, el formidable espéctaculo que el INIT está
presentando en el Salón Copa del Hotel Habana Riviera.
HILDA
Una agradable revista musical llena de colorido,
con canciones y bailes que giran alrededor
de un tema eterno: el amor.
FRAGA:
Hoy “Juntos a las 9” les presentará “Feria, amor y fantasía”.
HILDA:
Pero como es imposible meter La Habana en Guanabacoa
ya que la revista dura dos horas y nuestro tiempo no es tanto…
FRAGA
…hemos hecho una selección de números musicales para
darles una idea del ritmo y la calidad de ese espectáculo.
HILDA
Desde el estudio 17 del Focsa, para ustedes, el elenco
completo de “Feria, amor y fantasía”.
SONIDO
ARTISTAS UNO POR UNO ENTRAN LOS PICOTILLOS
Nelson, sobreviviente de mil batallas, es una de las personas más chéveres que he conocido. Al calor de la lucha que era sacar adelante cada semana “A la hora del cañonazo”, fuimos forjando una amistad verdadera, sin fisuras, que ha durado intacta hasta hoy aunque hace más de 25 años que no nos vemos.
POR PRIMERA VEZ
Con el propósito de excitar la curiosidad del televidente por lo no visto antes, incluí una sección que marchó muy bien desde que arrancó, en la emisión inicial. Se llamaba “Por primera vez en TV” y en ella, nuevos intérpretes y otros que estrenaban proyectos tuvieron la oportunidad de exponer su arte ante las cámaras.
No fueron pocos los que, tras debutar, repitieron presentación en nuestros programas posteriores. Algunos de ellos lograron atraer la atención del público y se hicieron populares como Mireya Escalante (quien desarrolló una carrera como solista y después fue cantante de Los Barba), Magali Linares y Marisela Ramírez (que posteriormente pasaron por el cuarteto D’Aida), Sindo (quien procedía del mundo de los tríos y después haría dúo con María Elena), el cuarteto Yo, Tú, Él y Ella, Pablo Santamaría (con su impresionante voz) y el grupo Monumental, dirigido por Daniel Rojas (que puso a bailar a Cuba con “El mechón” que cantaba Arturo Clenton).
La lista completa de los que actuaron en "Por primera vez..." es ésta:
Azalia Díaz, Aurelio Murrieta, Jacqueline, Mireya Escalante, Orquesta Base 96 (dirigida por Rey Montesinos), Isis Megret, Magali Linares, Juan Sánchez, Grupo Los 6L6 de Rudy, Grupo Los Signos, Sindo, Grupo Los Climas, María Teresa García Romero, Dania Toledo, Florángel García, Trío Los Corzo, Jenny Cárdenas, Grupo Última Edición, Ángel Caballero, Grupo Sonidos Contemporáneos, Pablo Santamaría (iniciando su carrera como solista), Orquesta Hapojá, Cuarteto LD 1000, Nuestra Natacha, José Antonio Fraiz, Hilda Gorría, Cuarteto Da Capo, Yohana, Cuarteto Yo, Tú, Él y Ella, Emilio Tejeda, Grupo Pasado, Presente y Futuro con Manolo Sabín, Dúo Nina y Alberto (quienes debutaron aquí como dúo tras su paso por varias agrupaciones vocales), Los Bucaneros (con su nueva formación integrada por Roberto Marín, Armando Larrinaga, Pablo Santamaría, Rafael de Hombre y Ernesto Pérez), Cristóbal Espinosa, Marisela Ramírez, Cuarteto Tema 4, Xiomara Valdés (que se iniciaba como solista tras abandonar Las D’Aida), La Monumental y un grupo instrumental formado por músicos de la Orquesta ICR (dirigido por el bajista Rafael Sánchez).
¿QUÉ SE HA HECHO DE…?
A través de “¿Qué se ha hecho de…” rescaté a un grupo de artistas y personajes que habían sido muy conocidos y que andaban desaparecidos de la tele:
Cheo Valladares (cantante legendario y padre de José Valladares), Mario Martínez Casado (gran actor y director de comedias), Enrique Santiesteban (que había estado siete meses filmando una película en la URSS, período durante el cual corrieron mil rumores sobre él), Neno González (flautista y fundador de la orquesta que llevaba su nombre), Blanquita Becerra (gran estrella del teatro Alhambra), Ñico Saquito (creador de “María Cristina” y otras grandes obras de nuestra música), Manuel Pérez Rodríguez (el célebre “Bigote’Gato”, inspirador de la guaracha de Jesús Guerra que popularizaron Daniel Santos y la Sonora Matancera), Electo Rosell (director de la orquesta santiaguera Chepín Choven) y tres cantantes de la época de oro de los conjuntos: Nelo Sosa, Roberto Espí y Agustín Ribot.
Me hubiese gustado presentar esta sección más veces. Pero era realmente complicado localizar a sus protagonistas y convencerlos de ir al programa.
LLEGAN DE LAS PROVINCIAS
En “Llegan de las provincias” programé a solistas y grupos del interior de la república: Orquesta Aliamén (Santa Clara), Andresito Hernández (Santiago de Cuba), Orquesta Original de Manzanillo, Conjunto Artemiseño, Orquesta Los Taínos (Santiago de Cuba), Félix Ramos (Holguín), Mundito González (Santiago de Cuba), Grupo Los Dandys (Camagüey), Grupo Lágrimas Negras (Camagüey), Grupo Los Sputniks (Colón) y Orquesta Tuabaquey (Camagüey).
MIREN QUÉ COSA
“Miren qué cosa” fue un segmento que gustó mucho. Tuvo su antecedente la noche en que entevistamos a Miguel Pujadas, coleccionista de armas en miniatura. Nació como sección con ese nombre cuando presentamos a Oliverio Funes, quien tenía un taller donde construía minivehículos para niños, que se ubicaban en instalaciones recreativas del INDER. Al ver las buenas sensaciones que lograron las intervenciones de Pujadas y Funes, nos pusimos a buscar a otras personas que hicieran o poseyeran cosas interesantes.
Así aparecieron Armando Hernández (creador de curiosos instrumentos musicales como la corbata-bajo y otros), tres miniaturistas: el habanero Juan Salado y los sagüeros Luis Alberto Ruiz y Luis Montserrat, Ruben Uría (con su esculto-pintura) y los integrantes del grupo Los Llamas que nos mostraron una rareza: un mayohuacán, instrumento musical de origen indo-antillano que ellos utilizaban en sus actuaciones.
LO QUE NO VEÍA EL TELEVIDENTE
De haber tenido un productor para dedicarlo a buscar protagonistas de las anteriores secciones, las hubiéramos programado más veces. Y hubiésemos ampliado el diapasón de cosas interesantes. Ideas no faltaban pero aparato de producción sí.
Hagamos un poquito de historia. En los inicios de la televisión en Cuba, el trabajo principal del director de un programa giraba en torno a la realización en el estudio. La mayor parte de su tarea consistía en decirles al elenco y al grupo técnico lo que tenían qué hacer y cómo y en seleccionar (“ponchar”) las cámaras en el ensayo y en la emisión, que siempre salía en directo.
En los días previos a la salida al aire, era el responsable de asegurar con los distintos departamentos de servicios la infraestructura necesaria para garantizar la buena marcha del espacio. Debía redactar y enviar los pedidos en los que se solicitaban todos y cada uno de los elementos requeridos para la realización. Y chequear si todo marchaba a tiempo y bien.
La llamada producción, con aspectos tan variados como copia, impresión y reparto de libretos, escenografía, muebles, utilería, grabaciones y ediciones musicales, elenco, invitados, maquillaje, peluquería, etc. estaba asegurada por la estructura de la empresa.
Paradójicamente, al director, que se limitaba a rellenar modelos de solicitudes y esperar que le sirvieran lo pedido, se le denominaba por entonces productor.
SI ME PIDES EL PESCAO
Hay que señalar que en aquellos primeros años, los 50, una empresa capitalista como CMQ TV recibía sustanciosos ingresos por los servicios prestados a los programas. Cada cortina, cada lámpara, cada mueble se le cobraba al anunciante patrocinador. En el almacén de Facilidades, donde se guardaban miles de objetos, había de todo. Y lo que no, se conseguía fuera de Radiocentro. Lo que se pedía, se servía. Como decía la letra del conocido estribillo, “si me pides el pescao, te lo doy””. Los distintos departamentos, por motivos obvios, funcionaban correctamente. Eran parte significativa del negocio.
A partir de la nacionalización efectuada por el gobierno revolucionario y la subsiguiente eliminación de la publicidad comercial en ella, la televisión erradicó su carácter mercantil y pasó a ser vista como un servicio público, gestionado por el estado socialista. Ya no hubo necesidad de luchar el beneficio económico.
Con el paso de los años, en medio de una nación agobiada por la escasez, se fue notando el deterioro de la calidad de las prestaciones que ofrecían los departamentos a los programas.
En eso la tele no se diferenció de muchas otras actividades de la vida nacional. Las cosas se desgastaban, se pudrían.
¿Ejemplos? Ya en Facilidades no había de todo. En Escenografía, de tanto uso, se fueron destruyendo las tarimas y las cortinas sin que se reemplazaran por nuevas. En Maquillaje faltaron los productos cosméticos de antes. Las cintas de grabación perdieron sus capas químicas. Las cámaras se estropeaban cada dos por tres sin que se obtuviesen sus repuestos originales o se adquiriesen nuevos equipos.
Llegó el momento en que, por ejemplo, si se pedía una guasa viva, la respuesta podía ser que no había sido posible conseguirla y se ofrecía, como sustituta, una rabirrubia disecada. O sea, si me pides el pescao, no te lo doy. O te doy otro.
-- Total, las dos andan por el agua, ¿no?
No es lo mismo una guasa que una rabirrubia
Para ser justos, hay que reconocer el enorme esfuerzo que, durante muchos años, realizaron cientos de magníficos técnicos y empleados del ICR que, fajándose con las crecientes dificultades con las que se topaban día sí y día también, solucionaron problemas, inventaron y mantuvieron contra viento y marea el andamiaje de servicios de la televisión.
Y todo ello a pesar de la desidia, la negiglencia y la falta de interés de la casta de funcionarios que ocupaban los puestos de dirección, quienes sólo se preocupaban de cumplir orientaciones de arriba, de perseguir a los no integrados, de censurar melenas y canciones y a quienes les importaba tres huevos que no se renovaran las tarimas “porque, como todo el mundo sabe, no nos sitúan madera”. Ésos, los mismos dirigentes que he llamado “demoledores” en otras piezas de este blog. (7)
A la descomposición generalizada de los servicios, torpedo directo a la línea de flotación de la programación, hay que sumar el hecho de que, con el tiempo, el proceso televisivo se fue desarrollando, ampliando sus horizontes y con ello, complicándose. Sobre todo a partir de la llegada del video tape y sus posibilidades.
Se hizo imprescindible crear la figura del productor, que no existía como tal, y liberar un poco al director de tareas burocráticas y administrativas para que se centrara en las artísticas.
En otros países, como pude comprobar en la RDA, no se concebía trabajar sin productores. Pero la instauración del puesto de productor en Televisión Cubana fue lenta. Desesperadamente lenta.
HABÍA QUE ESTAR TOSTADO
Como podrán ver en la relación de emisiones de “Juntos a las 9” (A la hora del cañonazo) que publico en este blog, además de la parte musical, eran un millón las cosas que yo metía cada semana para ofrecer un producto distinto y así despertar el interés de los televidentes. Resulta fácil imaginarse la cantidad de asuntos que yo tenía que atender antes de la emisión del programa.
Había que estar medio desquiciado para dirigir y producir un espectáculo así, en medio de las condiciones que acabo de describir en los párrafos anteriores. La lógica más elemental, la que siguieron una buena parte de mis colegas, indicaba que no cogiera lucha, que me centrara en presentar artistas y punto. Pero la sensatez y el sentido común aplicados a mi carrera profesional nunca fueron mi fuerte.
Afortunadamente, pude contar con la ayuda inestimable de Jorge Nelson Ferreiro, quien en el papel aparecía como coguionista pero en la vida real era una especie de ayudante para lo que hiciera falta.
¿QUÉ APORTÓ EL CAÑONAZO?
Creo que abrió un camino, hasta entonces poco o nada explorado en los musicales de horario estelar: la inclusión sistemática, cada semana, de temas de actualidad, humanos, políticos y sociales que se mezclaban con las actuaciones de cantantes y orquestas.
En "En Vivo" me había funcionado ese tipo de contenidos dentro de un musical pero no es lo mismo un programa del mediodía, del que el público espera poco, que uno en el prime time del sábado, del que lo espera todo.
La jugada pintaba temeraria y tuve que hallar el punto exacto de ajuste. Y ese punto fue la eliminación del teque y la parsimonia y la creación de un entorno caracterizado por la cercanía, el desenfado y la campechanía.
¿QUÉ ME EXIGIÓ EL CAÑONAZO?
Pues, como diría Churchill: sangre, sudor y lágrimas. Una dedicación 24x7, un sacrificio de mi vida personal, un esfuerzo que podía aniquilar al más pinto.
En la pieza titulada “Asamblea en Televisión Cubana (Primera Parte), publicada en este blog el 28 de julio de 2013, reproduje mi intervención en una reunión celebrada a mediados del 74 y en la que, en presencia de Nivaldo Herrera, recién nombrado nuevo presidente del ICR, varios compañeros expusieron los problemas que aquejaban al organismo. (8)
En un momento dado, me solté la lengua y hablé allí de “Juntos a las 9”. Me parece que mis palabras de entonces, pueden ilustrar lo que significaba para mí hacer el programa. Aquí reproduciré dos trozos:
EL MOMENTO DE SALIR ECHANDO
Aunque parezca que no, los programas hablan. En agosto de 1975, hacía rato que “Juntos a las 9” me estaba diciendo lo siguiente:
-- Estoy cansado, agotado, repito el mismo esquema cada semana, necesito una renovación capital.
Quizás haciendo un gran esfuerzo creativo, poniéndolo todo patas arriba en lo artístico e incorporando un potente equipo de productores que me facilitaran la labor resolviendo problemas, hubiese podido continuar.
Pero después de 167 emisiones, tras cuatro años y cuatro meses de batalla campal contra todo tipo de obstáculos, creí llegado el momento de salir echando –escapar sería el verbo exacto- de “A la hora del cañonazo”.
Sentí que debía descansar un tiempo de la exigente jodientina del musical semanal en directo. El video tape había abierto nuevos caminos de expresión y yo deseaba aprovecharlas y hacer otro tipo de audiovisuales. Expliqué la situación a mis superiores y presenté mi renuncia. En septiembre tomé vacaciones y nunca más “Juntos a las 9” me vio el pelo. (9)
EN LA MISMA COSTURA
El “Juntos a las 9 / A la hora del cañonazo" que hice de 1971 a 1975 fue un programa de éxito. No seré yo el que, en falso alarde de modestia, lo niegue o quien minimize su notable repercusión popular. Que fue un palo lo saben quienes vivieron aquella aventura televisiva desde ambos lados de la pantalla.
Por supuesto que su suceso no se me puede atribuir sólo a mí. Yo fui el que creó el marco, estableció la pauta, el que dijo “esto lo hacemos y esto no”.
Pero conmigo anduvieron el camino un grupo de valiosos compañeros encabezados por Jorge Nelson, Fraga, Hilda y Consuelito que, junto a los artistas, camarógrafos, coordinadores, luminotécnicos, editores de audio y video, musicalizadores, escenógrafos, tramoyistas, maquillistas, peluqueras, vestuaristas y un gran montón de gente que arrimó el hombro con entusiasmo y le metió en la misma costura a la raíz fundamental de cualquier triunfo: el amor por lo que haces.
N O T A S
(1) Una de los asuntos más peliagudos en Televisión Cubana era cambiarle el título a un programa. Nunca entendí completamente el por qué.
(2) Intrigado, traté de averiguar por qué Héctor Fraga arrastraba con el apodo de “Picadillo”. Cuando le preguntaban, él sonreía, sin avalar o desmentir las versiones que corrían. Una afirmaba que se lo habían endilgado por su manía de picar cigarros. Otra, que en su juventud, cuando era un emigrante guantanamero pobre que trataba de buscarse la vida en La Habana, había formado parte de un dúo llamado “Salsa y Picadillo”. Aunque ésta parece ser la más acertada, nunca pude enterarme a ciencia cierta del motivo del mote.
(4) El periodista cubano Luis Sexto ha escrito sobre Héctor Fraga:
“…con un estilo de animación desenfadado sin desparpajo, informal sin chapuzas, simpático sin necedad, chispeante sin groserías. Criollo y culto. Desde el saco desabotonado hasta la sonrisa pícara, se configuraba un cubano inserto en una tradición artística que a ninguna escuela tenía que copiar, porque sobraban entre nosotros modelos y maestros. Como él”.
(5) Años después, Hilda Rabilero volvió al Canal 6 despojada de su sobrenombre de chica del cañonazo, que nunca acabó de gustarle. Tuvo una gran oportunidad que supo aprovechar para mostrar todas sus habilidades televisivas: crear, dirigir y animar “Contacto”, un magazine sabatino de mucho éxito.
(6) En octubre de 2009, con 82 años, Héctor Fraga recibió el Premio Nacional de Televisión, galardón que tiene su importancia como reconocimiento público a una carrera pero que no se podrá quitar la etiqueta de injusto hasta el día en que sus patrocinadores se sacudan su sectarismo y tengan la valentía de entregárselo a alguien que, además de que se lo merezca, resida fuera de Cuba.
(7) Enlaces relacionados con este tema:
El Blog de Pedraza Ginori > TV CUBANA: JABONEROS, DEMOLEDORES Y QUIJOTES (Parte 1, featuring Papito Serguera)
El Blog de Pedraza Ginori > TV CUBANA: JABONEROS, DEMOLEDORES Y QUIJOTES (Parte 2: La paloma se equivocaba, se equivocaba y aún no ha rectificado)
(8) Para leer el texto íntegro, pulsar el siguiente enlace:
El Blog de Pedraza Ginori > ASAMBLEA EN TELEVISIÓN CUBANA (Primera parte)
El Blog de Pedraza Ginori > ATRAPADO EN EL ÁLBUM DE CUBA
En la última parte de dicha pieza, conté que en los primeros meses de 1971 me sentía mal –machacado y aterrillado fueron las palabras que utilicé- ante la falta de perspectivas que tenía ante mí cuando faltaban pocos meses para que se cumplieran mis primeros cinco años como director de programas en Televisión Cubana.
Desanimado andaba cuando, una noche de marzo de aquel año, sintonicé el Canal 2 en el televisor de casa y apareció “Juntos a las 9”, un musical que yo había hecho como suplente un lunes del anterior noviembre, sustituyendo a Gómez Reyes, su director.
De pronto, una bombilla se me encendió sobre el cráneo, advirtiéndome que allí había una oportunidad, el chance que andaba buscando para empezar la larga y dura travesía que me llevaría a ingresar años después en el Equipo Cuba de Directores.
LA VACA POR LA CHIVA
Al día siguiente, contacté con mi colega Gómez y le hice una proposición de ésas que nadie en su sano juicio podría no aceptar: cambiar la vaca por la chiva, permutar mi “Álbum de Cuba”, estelar prestigioso de los domingos del Canal 6, por su poco visto programa de los lunes del Canal 2.
El hombre no dudó ni un minuto en decir que sí y nos fuimos a plantear el trueque a Juanito Hernández, jefe de la Redacción de Musicales, en la que se ubicaban ambos espacios.
En semanas anteriores, yo le había dejado caer a Juanito que no estaba a gusto en el “Álbum”, que el “matrimonio laboral” entre Esther Borja y yo no estaba funcionando ya que ambos teníamos intereses diferentes.
Juanito Hernández |
Además, le había regalado el oído contándole algo que él ya intuía: que la filosofía de “En Vivo”, basada en ritmo, desparpajo, jodedera y contacto con la actualidad del país, se podría aplicar, adaptándola, a un musical de por la noche.
Juanito aceptó la permuta sabiendo que yo, al coger “Juntos a las 9”, pondría en marcha un plan para modificarlo.
Lo primero que planteé fue cambiarle el título para que la gente supiera que iniciábamos otra etapa. Aprovechando que todo el mundo conocía que las 9 era la hora en que desde la fortaleza de La Cabaña se disparaba cada noche un bombazo, plantée rebautizarlo como “A la hora del cañonazo” pero Juanito, en plan conspirador, no estuvo de acuerdo (1):
-- A los de arriba no debe parecerles que estamos creando un nuevo programa.
-- Entonces lo del cañonazo podría usarse como lema promocional –dije yo-. Quedaría algo así como “Juntos a las 9” (A la hora del cañonazo).
-- No está mal.
En la nueva presentación pensé poner imágenes de cañones disparando. ¿Y dónde hallarlas? La ceremonia que hacían en La Cabaña era aburrida a más no poder, así que ni filmarla. Las escenas de combates de las guerras mundiales podrían resultar demasiado dramáticas.
Opté por irme al archivo del Departamento Fílmico y unir algunos trozos que por allí había de viejas películas americanas de piratas.
Preparamos una cabecera -novedosa para un musical- en que se veían y oían cañones de galeones disparando en medio de una encarnizada batalla en alta mar.
Tras una negociación nada fácil, logré que me cedieran el estudio 17 del Focsa, lo que mejoró considerablemente las posibilidades de realización en relación con el 1 de Mazón y San Miguel. De entrada dispondría de un mayor espacio, de mejores equipos y, sobre todo, podría tener más público en el lunetario, aspecto que me interesaba mucho.
Lo demás quedó igual: transmisión en directo los lunes a las 21:00 horas por el Canal 2, con una duración de 58 minutos. La primera emisión fue el 5 de abril de 1971.
DEL DESÁNIMO AL ENTUSIASMO
Yo me entusiasmé. Mi propósito era convertir el programa en lo que yo quería que fuera y fue: un fenómeno de audiencia. Para lograrlo tenía que darle un toque diferente al de los demás shows del prime time. No podía ser solamente un desfile balanceado de cantantes, bailarines, variedades y orquestas, enmarcado en una escenografía atrayente. Eso ya lo hacían los otros. Debía pasar algo más.
Me puse las pilas, manejé ideas y posibilidades. Juanito me sugirió que incluyera concursos pero mis tiros no iban por ahí. Como dispuse de poco tiempo para preparar novedades, apenas dos semanas, decidí mantener al principio el carácter eminentemente musical que ya tenía el programa e irle incorporando algunas entrevistas y secciones.
LA ANIMACIÓN
En los musicales al uso, los presentadores –generalmente un él y una ella- aparecían con un gran empaque, muy elegantes y sonrientes, poniéndose trascendentales para recitar textos caducados que les escribían guionistas poco imaginativos, aferrados al tópico.
-- Nos honra esta noche con su presencia...
-- Recibamos con un fuerte aplauso a...
-- ...donde ha puesto muy en alto el nombre de Cuba.
-- Nuestro programa se llena de orgullo...
-- ...que nos trae un tema de su propia inspiración.
-- Una bella página de nuestro acervo musical que lleva por título…
Yo no quería nada de eso. De entrada, quise romper con la convención de la pareja. Opté porque la animación, por lo menos en la primera etapa y más tarde ya veríamos, recayera en un presentador y no en dos.
DISTINTO Y DIFERENTE
Para que mi “Juntos a las 9” fuera recibido como algo diferente, resultaba fundamental que lo identificara una cara no muy vista. Si fuera desconocida por el público, mejor que mejor. Me puse a buscar un animador que, además de ser buen entrevistador, tuviera carisma, conectara con el televidente de una manera entrañable y, dado el caso, pudiera actuar decentemente en sketchs.
El perfil que usé como referente era el de Armando Martínez, con quien yo había trabajado en Radio Progreso. Él hubiese sido el ideal. Pero hacía años que se había dado de baja del socialismo, pirándose del país.
Armando Martínez
Hice pruebas a algunos actores y locutores pero ninguno me complacía del todo. A Fernando Alcorta no lo probé pero era el que más me gustaba. Le hice una proposición en serio pero la declinó alegando que tenía mucho trabajo en Progreso y Radio Habana Cuba.
PICADILLO EN TELEVISIÓN
A Héctor Fraga no le conocía personalmente, de hecho ni sabía el rostro que tenía. Yo acostumbraba a escucharle animar una revista matinal diaria de Radio Rebelde en el que se desenvolvía francamente bien comentando noticias, entrevistando, con un alto nivel de improvisación. Un mediodía, me fui a la sede de Rebelde en la calle O y pregunté por él.
-- Picadillo, te buscan. (2)
-- ¡Qué va! Te lo agradezco pero a mí me da pánico la televisión. Fíjate si me da miedo pararme ante una cámara que en el capitalismo me ofrecieron un buen contrato para anunciar una cerveza y les dije que no.
Me costó que aceptara meterse en un estudio de televisión pero lo logré. Yo sabía que se desenvolvía con soltura ante el micrófono pero quería ver qué pinta tenía en cámara. Aunque la prueba salió bien, seguía reacio, inventándose mil excusas:
-- Es que lo mío es la radio.
-- Es que vivo lejos.
-- Es que tengo muy mala memoria. Soy incapaz de aprenderme un libreto.
-- Es que… es que…
Le convencí de que hiciera el programa prometiéndole que le ayudaría, que estaría a su lado, que no le iba a dejar solo entre las patas de los caballos. Y así fue. Al principio hice que apareciera poco, de manera que fuera entrando en confianza y yo le escribía textos cortos, fáciles de recordar, para que no se pusiera nervioso.
Cuando terminaba el ensayo general de la tarde, me quedaba con él para repasar su libreto, analizar las dificultades que había encontrado y ajustar su letra si fuese necesario.
Héctor Fraga
Una de las cosas -buenas para mí- que tenía el “Juntos…” que obtuve vía permuta era su poca audiencia. Gracias a eso, sin la presión de salir por el Canal 6, pudimos Fraga y yo trabajar con cierta calma en el desarrollo de su personaje para televisión.Un elemento fundamental, que nos dio confianza a ambos, fue la favorable acogida que recibió él desde la primera noche. Se fue haciendo evidente que el tipo tenía algo que no se compra en la bodega: caía bien a la gente, especialmente a las señoras.
Héctor Fraga Marsán ya era un valorado profesional, de largo historial en la radio, con programa propio en una cadena nacional, cuando debutó conmigo en “Juntos a las 9”. Se implicó de lleno, tomándose en serio su nuevo reto. Trabajó duro durante años, aprendió a vencer su innata timidez y se fue puliendo y soltando ante las cámaras hasta que llegó a ser uno de los presentadores más destacados y populares de la televisión. (3) (4)
Héctor Fraga en Juntos a las 9 con Franco Lagana y su Grupo
Al notar que Fraga le iba cogiendo el truquilllo a la tele, se hizo necesario que agarrara con más firmeza las riendas del show y saliera más veces cada noche. Pensé en incorporar a alguien que le calzara, que le tirara un cabo en determinadas ocasiones, sobre todo en los sketchs.
Hilda Rabilero |
Hilda, estudiante de la Escuela de Formación de Actores del ICR, había estado haciendo algunas cosas tanto en radio como en televisión. Era atractiva, osada y se fue ganando, peldaño a peldaño, su espacio propio en “”Juntos…” durante el primer año.
Su afinque en el programa -y probablemente alguna evaluación que aprobó-, venció los obstáculos burocráticos. En junio del 72 ya aparecía en nuestros reportes internos como presentadora junto a Fraga, aunque en los guiones, como su nombrete había calado en la teleaudiencia, la seguimos identificando como "La chica del cañonazo”.
CONSUELO VIDAL SE APUNTA AL CAÑONAZO
El programa ya iba por su emisión número 51 y marchaba viento en popa, cuando Héctor, convertido en figura de la TV, cogió un mes de vacaciones. Para sustituirle pensé en traer a una cuarto bate: Consuelito Vidal. Por supuesto, lo consulté con él, que estuvo de acuerdo.
El 17 de julio de 1972, Consuelo, invitada al programa, participó en una sección titulada “Averigüe mi secreto”. El misterio a descubrir era que la Vidal sería animadora del espacio durante la ausencia de Fraga.
En sus siguientes seis emisiones, el programa fue presentado a cuatro manos por ella e Hilda. Consuelito terminó su suplencia cuando Héctor regresó, al final de agosto.
La pareja de él con la Rabilero continuó durante 18 meses más, hasta febrero del 1974.
RECOGE, QUE NOS MUDAMOS
A lo largo de 60 semanas, “Juntos a las 9” fue creciendo en popularidad de manera tal que la dirección de la TV Cubana, en una decisión sin precedentes, lo traspasó a la noche de los sábados en el Canal 6.
Recuerdo que en el remate del último programa que hicimos en el 2, el 25 de septiembre de 1972, fui mostrando en cámara como los tramoyistas desmantelaban la escenografía, los luminotécnicos apagaban y recogían los focos y los artistas y presentadores cargaban con maletas e instrumentos musicales para trasladarse a los nuevos día y canal mientras, sobre la imagen del estudio que se iba quedando vacío y semioscuro, aparecía en pantalla un letrero que decía “Nos mudamos”.
Para mí fue muy emocionante aquel final porque dirigir un gran musical a las 9 de la noche de los sábados en el Canal 6 representaba también mi mudanza personal a la primera categoría.
RECOGE, QUE NOS MUDAMOS
A lo largo de 60 semanas, “Juntos a las 9” fue creciendo en popularidad de manera tal que la dirección de la TV Cubana, en una decisión sin precedentes, lo traspasó a la noche de los sábados en el Canal 6.
Recuerdo que en el remate del último programa que hicimos en el 2, el 25 de septiembre de 1972, fui mostrando en cámara como los tramoyistas desmantelaban la escenografía, los luminotécnicos apagaban y recogían los focos y los artistas y presentadores cargaban con maletas e instrumentos musicales para trasladarse a los nuevos día y canal mientras, sobre la imagen del estudio que se iba quedando vacío y semioscuro, aparecía en pantalla un letrero que decía “Nos mudamos”.
Para mí fue muy emocionante aquel final porque dirigir un gran musical a las 9 de la noche de los sábados en el Canal 6 representaba también mi mudanza personal a la primera categoría.
Tira gráfica de Loren publicada en el semanario humorístico Palante (1974) |
JUGÁRSELA CON CONSUELO
Un mal día, Hilda Rabilero me planteó su decisión de abandonar el programa. Adujo razones personales. Su última aparición fue en la emisión número 111, transmitida el 16 de febrero del 74. (5)
Para mí, la opción más lógica era la de incorporar a Consuelito Vidal como compañera de Fraga. Significaba una jugada atrevida, casi temeraria. Consuelo era un monstruo de la comunicación, un dechado de naturalidad y simpatía, la más famosa animadora cubana de todos los tiempos. Ponerla junto a Héctor era muy peligroso; ella podría comérselo fácilmente. Pero él, ya seguro de sí, no se amilanó:
-- Tráela. ¿Qué me puede pasar, que tenga que regresar a la radio?
Un mal día, Hilda Rabilero me planteó su decisión de abandonar el programa. Adujo razones personales. Su última aparición fue en la emisión número 111, transmitida el 16 de febrero del 74. (5)
Para mí, la opción más lógica era la de incorporar a Consuelito Vidal como compañera de Fraga. Significaba una jugada atrevida, casi temeraria. Consuelo era un monstruo de la comunicación, un dechado de naturalidad y simpatía, la más famosa animadora cubana de todos los tiempos. Ponerla junto a Héctor era muy peligroso; ella podría comérselo fácilmente. Pero él, ya seguro de sí, no se amilanó:
-- Tráela. ¿Qué me puede pasar, que tenga que regresar a la radio?
Cepero Brito y Consuelito Vidal |
Los tres trabajamos mucho el concepto de la pareja. Me preocupaba que se pareciera a lo que ella hacía con Cepero en “Detrás de la fachada”. La fantasmita omnipresente que Consuelo interpretaba en “Fachada” resultaba graciosa pero muchas veces sus comentarios rezumaban ácido hacia los hombres y el que cogía los palos era él. Eso no me cuadraba; mi idea era crear un dúo de iguales, dos cómplices que se la pasaban bien cada sábado presentando artistas y vacilando ante las cámaras.
Consuelito disfrutaba de una popularidad y una experiencia cien veces mayores que las de Héctor. En un rasgo de modestia que le valoré mucho, tuvo la inteligencia de darle cancha a él y aceptarle ante el público como su par. El experimento funcionó. Con el tiempo se hicieron muy amigos y constituyeron uno de los pilares del programa.
Gracias a la gentileza de Lilian Alfonso, esposa de Héctor,
puedo mostrar tres momentos de Consuelito y Fraga
en el "Juntos..." realizado el 11 de mayo de 1974
En esta foto aparecen con una muy joven Malena Burke.
Pegaron fuerte. En 1975 fuimos a la capital de Las Villas a grabar un especial en saludo al 26 de julio y nuestra delegación, repleta de artistas populares, se alojó en el Santa Clara Libre, frente al Parque Vidal. Todos los días, a la entrada del hotel había más gente para ver a lo cortico y pedirles autógrafos a los dos presentadores que a las estrellas musicales que llevamos desde La Habana.Una anécdota que me dio la medida del impacto que había logrado Fraga en la calle: una madre le pidió que fuese a su casa para que su hija, paralizada por una terrible enfermedad y televidente fiel de “A la hora del cañonazo”, tuviera la alegría de saludarle en persona.
Otra: una tarde de aquellas salí a dar una vuelta con él por la ciudad y tuvimos que regresar al hotel porque sus fans le acosaron tanto que no le dejaban ni caminar.
Tras su ascensión vía “Juntos a las 9”, la carrera de Fraga estaba encaminada. Trabajó conmigo en varios espectáculos, entre ellos mis tres concursos "Adolfo Guzmán", y otros directores le llamaron para eventos y programas. Su éxito –muy currado por él pero del que soy un poquito responsable- es una de los logros de los que más orgulloso me siento.
El 18 de julio de 2003, fecha de su 75 cumpleaños, sus compañeros, amigos y admiradores le ofrecieron un caluroso homenaje en el teatro de Bauta, localidad en la que residía tras su jubilación. Ya yo vivía en España. Me hubiese encantado estar allí para darle el mejor de mis abrazos a Picadillo. (7)
PANTALLAZOS DE JUNTOS A LAS 9
- Asegurábamos que la del sábado era “la noche más linda y alegre de la semana”.
- En la primera página de un libreto, el del 17 de febrero del 73, se podía leer lo siguiente:
UNA BANDA DEL PÚBLICO GRITA ¡¡¡Oyeeeee!!! ¿Qué hora es?
LA OTRA BANDA LE RESPONDE ¡¡¡La del cañonazo!!!
LA PRIMERA VUELVE A GRITAR ¿Y qué se dice?
LA OTRA RESPONDE ¡¡¡Ya llegamos!!!
ENTRA FILME DE PRESENTACIÓN SONIDO:
ENTRA CINTA CON TEMA MUSICAL
CÁMARA CAPTA CARTELES
CORTE A ZONA PRESENTADORES FRAGA (A CÁMARA)
Muy buenas noches, amigos! ¡Bienvenidos al “Dinámico del
Sábado”!
HILDA (A CÁMARA)
Aquí está nuestro animador Héctor Fraga…
FRAGA
y La Chica del Cañonazo Hilda Rabilero…
HILDA
…para invitarles a disfrutar esta noche
de un zimbombazo distinto y diferente.
FRAGA
Ustedes probablemente han oído hablar de “Feria, amor y
fantasía”, el formidable espéctaculo que el INIT está
presentando en el Salón Copa del Hotel Habana Riviera.
HILDA
Una agradable revista musical llena de colorido,
con canciones y bailes que giran alrededor
de un tema eterno: el amor.
FRAGA:
Hoy “Juntos a las 9” les presentará “Feria, amor y fantasía”.
HILDA:
Pero como es imposible meter La Habana en Guanabacoa
ya que la revista dura dos horas y nuestro tiempo no es tanto…
FRAGA
…hemos hecho una selección de números musicales para
darles una idea del ritmo y la calidad de ese espectáculo.
HILDA
Desde el estudio 17 del Focsa, para ustedes, el elenco
completo de “Feria, amor y fantasía”.
SONIDO
ARTISTAS UNO POR UNO ENTRAN LOS PICOTILLOS
- En la presentación, cada artista interpretaba una frase de un tema que cantaría esa noche. A esos trocitos musicales, que intentaban abrir el apetito del televidente para que no cambiara de canal, les llamábamos internamente “los picotillos”, aunque el público nunca se enteró.
- El trabajo de los editores de audio, que hicieron maravillas con la música grabada, fue fundamental para lograr lo que yo pretendía: agilizar el ritmo. No se puede hablar del éxito de “Juntos…” sin mencionar a Juanito de la Torre, Martica Jiménez, Lizette Vila, Farah García, María Díaz y Yamilé Pulzán, que soportaron todas mis ideas locas y se compraron el programa sin pedir algo a cambio. Lizette Vila Yamilé Pulzán Marta Jiménez
- Me chirriaba bastante –y constituía un elemento habitual en los musicales de entonces- ver a aquel intérprete que aparecía en cámara inmóvil o dando un paseíto, con cara de yo no fui, esperando que terminara la larga introducción de su número para empezar a cantarlo. Establecí el patrón de eliminar del todo, o de cortar lo más posible, los preámbulos y puentes instrumentales concebidos por los arreglistas, que estaban muy bien musicalmente pero que en televisión resultaban tiempos muertos fatales. El propósito era lograr que el público viera al artista cantando y no haciendo el tonto junto a un panel, como si esperase una guagua que no llegaba.
- Durante los años en que estuve al frente del programa, otros colegas me sustituyeron en ocasiones puntuales y dirigieron algunas emisiones o segmentos. Ellos fueron Eduardo “Cachito” Cáceres Manso, Germán Navarro, Manolo Rifat, Luis Figueredo Doncel, Loly Buján, Héctor Eduardo y Jorge Nelson Ferreiro.
- Además de Héctor Fraga, Hilda Rabilero y Consuelo Vidal, otros animadores presentaron algunos programas: Acralys Valdés, Ramón Fraga, Leonor Zamora, Dinorah del Real, Germán Pinelli, Teresita Segarra, el pinareño José Escobar y el camagüeyano José Luis Cadenas.
- En la escenografía, luchando con las escaseces que se sufrían, estuvieron varios compañeros entre los que vale destacar, por su implicación en el proyecto, a Alberto Pauste y Juan Suárez.
- Uno de los cometidos más complejos de “A la hora del cañonazo” fue la coordinación en el estudio. El coordinador es el brazo derecho del director en el ensayo y en la transmisión. Recuerdo con mucho agradecimiento el trabajo de magníficos profesionales como Mayito Fernández, Víctor Jiménez, Ricardo González Fraguela, Mario Castro, Roberto Urquiza, Anibal Delgado, Juanito Fernández, Carlos Reyes y José Antonio Popa.
- El programa se convirtió en un laboratorio para mí, en el que fui probando distintas ideas. Al principio, le incorporé unos fragmentos cortos en los que se trataban temas interesantes (historia, cultura, vida de personajes, etc). Los escribieron Ángel Hernández Calderín (que redactó varios) y Jorge Alonso Padilla (que hizo uno). Aunque resultaban instructivos, estos clips no funcionaron; le daban un carácter culturoso al programa y retrasaban el ritmo. Así que les di tafia pronto.
- Estuve escribiendo yo solo el guión hasta el programa número 31. En el 32, 21 de febrero del 72, comenzó a colaborar conmigo Jorge Nelson Ferreiro, no solamente en el libreto sino también en algo que no era su obligación: las labores de producción. Él se mantuvo a mi lado durante 138 emisiones más, hasta el día de agosto de 1975 en que dejé de dirigir el espacio. Después de “Juntos…” curramos al alimón en otros proyectos.
Nelson, sobreviviente de mil batallas, es una de las personas más chéveres que he conocido. Al calor de la lucha que era sacar adelante cada semana “A la hora del cañonazo”, fuimos forjando una amistad verdadera, sin fisuras, que ha durado intacta hasta hoy aunque hace más de 25 años que no nos vemos.
- Ángel Hernández Calderín y Ferreiro formaban parte de un grupo de nuevos guionistas que se incorporaron a la Redacción de Musicales de TV Cubana. La mayoría de ellos procedían de Radio Internacional, una emisora que se dedicaba a difundir música extranjera. Angelito estuvo pocos programas en “A la hora del cañonazo”. Años después creó, escribió y dirigió el exitazo “Todo el mundo canta”. Nelson realizó “Aventuras” y antes de jubilarse trabajó en la televisión de Expocuba. Otro miembro de aquel piquete procedente de la radio musical fue José “Chepe” Borrajo Lemus, quien en los 80 trabajaría conmigo como coguionista de “Joven Joven”.
POR PRIMERA VEZ
Con el propósito de excitar la curiosidad del televidente por lo no visto antes, incluí una sección que marchó muy bien desde que arrancó, en la emisión inicial. Se llamaba “Por primera vez en TV” y en ella, nuevos intérpretes y otros que estrenaban proyectos tuvieron la oportunidad de exponer su arte ante las cámaras.
No fueron pocos los que, tras debutar, repitieron presentación en nuestros programas posteriores. Algunos de ellos lograron atraer la atención del público y se hicieron populares como Mireya Escalante (quien desarrolló una carrera como solista y después fue cantante de Los Barba), Magali Linares y Marisela Ramírez (que posteriormente pasaron por el cuarteto D’Aida), Sindo (quien procedía del mundo de los tríos y después haría dúo con María Elena), el cuarteto Yo, Tú, Él y Ella, Pablo Santamaría (con su impresionante voz) y el grupo Monumental, dirigido por Daniel Rojas (que puso a bailar a Cuba con “El mechón” que cantaba Arturo Clenton).
Pablo Santamaría / Yo, Tú, Él y Ella / Mireya Escalante |
La Monumental |
Azalia Díaz, Aurelio Murrieta, Jacqueline, Mireya Escalante, Orquesta Base 96 (dirigida por Rey Montesinos), Isis Megret, Magali Linares, Juan Sánchez, Grupo Los 6L6 de Rudy, Grupo Los Signos, Sindo, Grupo Los Climas, María Teresa García Romero, Dania Toledo, Florángel García, Trío Los Corzo, Jenny Cárdenas, Grupo Última Edición, Ángel Caballero, Grupo Sonidos Contemporáneos, Pablo Santamaría (iniciando su carrera como solista), Orquesta Hapojá, Cuarteto LD 1000, Nuestra Natacha, José Antonio Fraiz, Hilda Gorría, Cuarteto Da Capo, Yohana, Cuarteto Yo, Tú, Él y Ella, Emilio Tejeda, Grupo Pasado, Presente y Futuro con Manolo Sabín, Dúo Nina y Alberto (quienes debutaron aquí como dúo tras su paso por varias agrupaciones vocales), Los Bucaneros (con su nueva formación integrada por Roberto Marín, Armando Larrinaga, Pablo Santamaría, Rafael de Hombre y Ernesto Pérez), Cristóbal Espinosa, Marisela Ramírez, Cuarteto Tema 4, Xiomara Valdés (que se iniciaba como solista tras abandonar Las D’Aida), La Monumental y un grupo instrumental formado por músicos de la Orquesta ICR (dirigido por el bajista Rafael Sánchez).
¿QUÉ SE HA HECHO DE…?
A través de “¿Qué se ha hecho de…” rescaté a un grupo de artistas y personajes que habían sido muy conocidos y que andaban desaparecidos de la tele:
Blanca Becerra |
Me hubiese gustado presentar esta sección más veces. Pero era realmente complicado localizar a sus protagonistas y convencerlos de ir al programa.
LLEGAN DE LAS PROVINCIAS
En “Llegan de las provincias” programé a solistas y grupos del interior de la república: Orquesta Aliamén (Santa Clara), Andresito Hernández (Santiago de Cuba), Orquesta Original de Manzanillo, Conjunto Artemiseño, Orquesta Los Taínos (Santiago de Cuba), Félix Ramos (Holguín), Mundito González (Santiago de Cuba), Grupo Los Dandys (Camagüey), Grupo Lágrimas Negras (Camagüey), Grupo Los Sputniks (Colón) y Orquesta Tuabaquey (Camagüey).
MIREN QUÉ COSA
“Miren qué cosa” fue un segmento que gustó mucho. Tuvo su antecedente la noche en que entevistamos a Miguel Pujadas, coleccionista de armas en miniatura. Nació como sección con ese nombre cuando presentamos a Oliverio Funes, quien tenía un taller donde construía minivehículos para niños, que se ubicaban en instalaciones recreativas del INDER. Al ver las buenas sensaciones que lograron las intervenciones de Pujadas y Funes, nos pusimos a buscar a otras personas que hicieran o poseyeran cosas interesantes.
Así aparecieron Armando Hernández (creador de curiosos instrumentos musicales como la corbata-bajo y otros), tres miniaturistas: el habanero Juan Salado y los sagüeros Luis Alberto Ruiz y Luis Montserrat, Ruben Uría (con su esculto-pintura) y los integrantes del grupo Los Llamas que nos mostraron una rareza: un mayohuacán, instrumento musical de origen indo-antillano que ellos utilizaban en sus actuaciones.
LO QUE NO VEÍA EL TELEVIDENTE
De haber tenido un productor para dedicarlo a buscar protagonistas de las anteriores secciones, las hubiéramos programado más veces. Y hubiésemos ampliado el diapasón de cosas interesantes. Ideas no faltaban pero aparato de producción sí.
Hagamos un poquito de historia. En los inicios de la televisión en Cuba, el trabajo principal del director de un programa giraba en torno a la realización en el estudio. La mayor parte de su tarea consistía en decirles al elenco y al grupo técnico lo que tenían qué hacer y cómo y en seleccionar (“ponchar”) las cámaras en el ensayo y en la emisión, que siempre salía en directo.
En los días previos a la salida al aire, era el responsable de asegurar con los distintos departamentos de servicios la infraestructura necesaria para garantizar la buena marcha del espacio. Debía redactar y enviar los pedidos en los que se solicitaban todos y cada uno de los elementos requeridos para la realización. Y chequear si todo marchaba a tiempo y bien.
La llamada producción, con aspectos tan variados como copia, impresión y reparto de libretos, escenografía, muebles, utilería, grabaciones y ediciones musicales, elenco, invitados, maquillaje, peluquería, etc. estaba asegurada por la estructura de la empresa.
Paradójicamente, al director, que se limitaba a rellenar modelos de solicitudes y esperar que le sirvieran lo pedido, se le denominaba por entonces productor.
SI ME PIDES EL PESCAO
Hay que señalar que en aquellos primeros años, los 50, una empresa capitalista como CMQ TV recibía sustanciosos ingresos por los servicios prestados a los programas. Cada cortina, cada lámpara, cada mueble se le cobraba al anunciante patrocinador. En el almacén de Facilidades, donde se guardaban miles de objetos, había de todo. Y lo que no, se conseguía fuera de Radiocentro. Lo que se pedía, se servía. Como decía la letra del conocido estribillo, “si me pides el pescao, te lo doy””. Los distintos departamentos, por motivos obvios, funcionaban correctamente. Eran parte significativa del negocio.
A partir de la nacionalización efectuada por el gobierno revolucionario y la subsiguiente eliminación de la publicidad comercial en ella, la televisión erradicó su carácter mercantil y pasó a ser vista como un servicio público, gestionado por el estado socialista. Ya no hubo necesidad de luchar el beneficio económico.
Con el paso de los años, en medio de una nación agobiada por la escasez, se fue notando el deterioro de la calidad de las prestaciones que ofrecían los departamentos a los programas.
En eso la tele no se diferenció de muchas otras actividades de la vida nacional. Las cosas se desgastaban, se pudrían.
¿Ejemplos? Ya en Facilidades no había de todo. En Escenografía, de tanto uso, se fueron destruyendo las tarimas y las cortinas sin que se reemplazaran por nuevas. En Maquillaje faltaron los productos cosméticos de antes. Las cintas de grabación perdieron sus capas químicas. Las cámaras se estropeaban cada dos por tres sin que se obtuviesen sus repuestos originales o se adquiriesen nuevos equipos.
Llegó el momento en que, por ejemplo, si se pedía una guasa viva, la respuesta podía ser que no había sido posible conseguirla y se ofrecía, como sustituta, una rabirrubia disecada. O sea, si me pides el pescao, no te lo doy. O te doy otro.
-- Total, las dos andan por el agua, ¿no?
No es lo mismo una guasa que una rabirrubia
Para ser justos, hay que reconocer el enorme esfuerzo que, durante muchos años, realizaron cientos de magníficos técnicos y empleados del ICR que, fajándose con las crecientes dificultades con las que se topaban día sí y día también, solucionaron problemas, inventaron y mantuvieron contra viento y marea el andamiaje de servicios de la televisión.
Y todo ello a pesar de la desidia, la negiglencia y la falta de interés de la casta de funcionarios que ocupaban los puestos de dirección, quienes sólo se preocupaban de cumplir orientaciones de arriba, de perseguir a los no integrados, de censurar melenas y canciones y a quienes les importaba tres huevos que no se renovaran las tarimas “porque, como todo el mundo sabe, no nos sitúan madera”. Ésos, los mismos dirigentes que he llamado “demoledores” en otras piezas de este blog. (7)
A la descomposición generalizada de los servicios, torpedo directo a la línea de flotación de la programación, hay que sumar el hecho de que, con el tiempo, el proceso televisivo se fue desarrollando, ampliando sus horizontes y con ello, complicándose. Sobre todo a partir de la llegada del video tape y sus posibilidades.
Se hizo imprescindible crear la figura del productor, que no existía como tal, y liberar un poco al director de tareas burocráticas y administrativas para que se centrara en las artísticas.
En otros países, como pude comprobar en la RDA, no se concebía trabajar sin productores. Pero la instauración del puesto de productor en Televisión Cubana fue lenta. Desesperadamente lenta.
HABÍA QUE ESTAR TOSTADO
Como podrán ver en la relación de emisiones de “Juntos a las 9” (A la hora del cañonazo) que publico en este blog, además de la parte musical, eran un millón las cosas que yo metía cada semana para ofrecer un producto distinto y así despertar el interés de los televidentes. Resulta fácil imaginarse la cantidad de asuntos que yo tenía que atender antes de la emisión del programa.
Había que estar medio desquiciado para dirigir y producir un espectáculo así, en medio de las condiciones que acabo de describir en los párrafos anteriores. La lógica más elemental, la que siguieron una buena parte de mis colegas, indicaba que no cogiera lucha, que me centrara en presentar artistas y punto. Pero la sensatez y el sentido común aplicados a mi carrera profesional nunca fueron mi fuerte.
Afortunadamente, pude contar con la ayuda inestimable de Jorge Nelson Ferreiro, quien en el papel aparecía como coguionista pero en la vida real era una especie de ayudante para lo que hiciera falta.
¿QUÉ APORTÓ EL CAÑONAZO?
Creo que abrió un camino, hasta entonces poco o nada explorado en los musicales de horario estelar: la inclusión sistemática, cada semana, de temas de actualidad, humanos, políticos y sociales que se mezclaban con las actuaciones de cantantes y orquestas.
En "En Vivo" me había funcionado ese tipo de contenidos dentro de un musical pero no es lo mismo un programa del mediodía, del que el público espera poco, que uno en el prime time del sábado, del que lo espera todo.
La jugada pintaba temeraria y tuve que hallar el punto exacto de ajuste. Y ese punto fue la eliminación del teque y la parsimonia y la creación de un entorno caracterizado por la cercanía, el desenfado y la campechanía.
¿QUÉ ME EXIGIÓ EL CAÑONAZO?
Pues, como diría Churchill: sangre, sudor y lágrimas. Una dedicación 24x7, un sacrificio de mi vida personal, un esfuerzo que podía aniquilar al más pinto.
En la pieza titulada “Asamblea en Televisión Cubana (Primera Parte), publicada en este blog el 28 de julio de 2013, reproduje mi intervención en una reunión celebrada a mediados del 74 y en la que, en presencia de Nivaldo Herrera, recién nombrado nuevo presidente del ICR, varios compañeros expusieron los problemas que aquejaban al organismo. (8)
En un momento dado, me solté la lengua y hablé allí de “Juntos a las 9”. Me parece que mis palabras de entonces, pueden ilustrar lo que significaba para mí hacer el programa. Aquí reproduciré dos trozos:
Fragmento 1:
JUNTOS A LAS NUEVE: POLLITOS, GUARACHEROS Y FEDERADAS
Yo dirijo actualmente un programa semanal que se titula “Juntos a las 9”. Cada sábado tocamos un tema distinto, relacionado con la vida de este país, motivado por elementos de actualidad. Una semana tengo en el estudio nueve automóviles, otro sábado 800 pollitos que van a ser sexados, o a un luchador campesino peruano o a la brigada que cortó 10 millones de toneladas. Lo mismo tengo 300 federadas que la comparsa Los Guaracheros de Regla, 30 niños cuyos padres construyen en Vietnam que un artista extranjero de renombre. No importa lo que haya. Jamás se produce la visita al estudio de un responsable de la televisión cubana para ver qué dificultades tengo, cómo anda aquello, qué hace falta, qué situaciones o problemas se han presentado.
JUNTOS A LAS NUEVE: POLLITOS, GUARACHEROS Y FEDERADAS
Yo dirijo actualmente un programa semanal que se titula “Juntos a las 9”. Cada sábado tocamos un tema distinto, relacionado con la vida de este país, motivado por elementos de actualidad. Una semana tengo en el estudio nueve automóviles, otro sábado 800 pollitos que van a ser sexados, o a un luchador campesino peruano o a la brigada que cortó 10 millones de toneladas. Lo mismo tengo 300 federadas que la comparsa Los Guaracheros de Regla, 30 niños cuyos padres construyen en Vietnam que un artista extranjero de renombre. No importa lo que haya. Jamás se produce la visita al estudio de un responsable de la televisión cubana para ver qué dificultades tengo, cómo anda aquello, qué hace falta, qué situaciones o problemas se han presentado.
Nunca, ni en un solo ensayo, ni en una sola transmisión. ¿Será porque es sábado y los sábados no se trabaja? No debe ser por eso porque tengo otro programa los jueves y tampoco se aparecen por allí. ¿Será porque tienen confianza en mí –confianza ilimitada debe ser- y creen que yo puedo resolver cualquier situación? Pero, ¿qué situación puedo resolver si no tengo autoridad para absolutamente nada que se salga del montaje artístico?
Si cuando los compañeros del Sindicato de la Construcción me piden que grabe en video lo que dicen los niños para enviarle la cinta a sus padres internacionalistas en Vietnam, tengo que rogar (y ésa es la palabra exacta) para que se haga la grabación.
Si no puedo autorizar siquiera a un fotógrafo del Ministerio de Transportes para que tire fotos del programa en que prácticamente ellos pusieron a toda la Empresa de Autos Metropolitanos en función de nosotros. Y yo, que sé que paralizaron una escuela durante varios días, movilizaron nueve automóviles con sus choferes, desconectaron una red de intercomunicación entre taxis, situaron a más de 30 compañeros –entre ellos algunos dirigentes- a nuestra disposición. Yo, que sé que todo eso funcionó al kilo, que estaban en el estudio 19 desde las 9 y 20 de la mañana, que no almorzaron algunos de ellos, para que todo saliera bien… Cuando un fotógrafo del ministerio se apareció a las 8 de la noche para sacar imágenes, yo tuve que dar la cara y decirle abochornado:
Si no puedo autorizar siquiera a un fotógrafo del Ministerio de Transportes para que tire fotos del programa en que prácticamente ellos pusieron a toda la Empresa de Autos Metropolitanos en función de nosotros. Y yo, que sé que paralizaron una escuela durante varios días, movilizaron nueve automóviles con sus choferes, desconectaron una red de intercomunicación entre taxis, situaron a más de 30 compañeros –entre ellos algunos dirigentes- a nuestra disposición. Yo, que sé que todo eso funcionó al kilo, que estaban en el estudio 19 desde las 9 y 20 de la mañana, que no almorzaron algunos de ellos, para que todo saliera bien… Cuando un fotógrafo del ministerio se apareció a las 8 de la noche para sacar imágenes, yo tuve que dar la cara y decirle abochornado:
-- Mire, compañero, usted no puede tirar fotos en el estudio. Hay una disposición que lo prohibe y yo no tengo autoridad para variar eso, ni hay nadie a esta hora en todo el ICR que pueda conceder el permiso.
Fragmento 2:
COMO UN PILOTO DE CAZA, PERO SIN SU JAMA
En cierta ocasión, vinieron al estudio 19 del Focsa un grupo de especialistas del Instituto de Medicina del Trabajo. Su propósito era estudiar los efectos de nuestra actividad laboral en los que trabajábamos en “Juntos a las 9”. Durante el ensayo de la tarde y después en la transmisión en directo, me colocaron un aparato que medía mis constantes vitales, algo similar a cuando uno se toma la tensión.
Días después regresaron con los resultados y uno de ellos me informó que durante la hora en que yo realizaba el programa sufría el mismo stress que soportaba un piloto de caza durante un vuelo de entrenamiento. El técnico estaba preocupado por mi salud ya que los pilotos del ejército recibían una dieta especial y mi alimentación era la de cualquier cubano de a pie.
Era tan fuerte el esfuerzo de hacer “Juntos a las 9” (un programa muy complejo y dinámico, con tantas cosas y problemas) que, una vez terminada la transmisión a las 10 de la noche, salía del estudio tan estresado que cuando llegaba a mi casa no podía conciliar el sueño hasta que me descomprimía, a eso de las 2 o las 3 de la madrugada.
Fragmento 2:
COMO UN PILOTO DE CAZA, PERO SIN SU JAMA
En cierta ocasión, vinieron al estudio 19 del Focsa un grupo de especialistas del Instituto de Medicina del Trabajo. Su propósito era estudiar los efectos de nuestra actividad laboral en los que trabajábamos en “Juntos a las 9”. Durante el ensayo de la tarde y después en la transmisión en directo, me colocaron un aparato que medía mis constantes vitales, algo similar a cuando uno se toma la tensión.
Días después regresaron con los resultados y uno de ellos me informó que durante la hora en que yo realizaba el programa sufría el mismo stress que soportaba un piloto de caza durante un vuelo de entrenamiento. El técnico estaba preocupado por mi salud ya que los pilotos del ejército recibían una dieta especial y mi alimentación era la de cualquier cubano de a pie.
Era tan fuerte el esfuerzo de hacer “Juntos a las 9” (un programa muy complejo y dinámico, con tantas cosas y problemas) que, una vez terminada la transmisión a las 10 de la noche, salía del estudio tan estresado que cuando llegaba a mi casa no podía conciliar el sueño hasta que me descomprimía, a eso de las 2 o las 3 de la madrugada.
EL MOMENTO DE SALIR ECHANDO
Aunque parezca que no, los programas hablan. En agosto de 1975, hacía rato que “Juntos a las 9” me estaba diciendo lo siguiente:
-- Estoy cansado, agotado, repito el mismo esquema cada semana, necesito una renovación capital.
Quizás haciendo un gran esfuerzo creativo, poniéndolo todo patas arriba en lo artístico e incorporando un potente equipo de productores que me facilitaran la labor resolviendo problemas, hubiese podido continuar.
Pero después de 167 emisiones, tras cuatro años y cuatro meses de batalla campal contra todo tipo de obstáculos, creí llegado el momento de salir echando –escapar sería el verbo exacto- de “A la hora del cañonazo”.
Sentí que debía descansar un tiempo de la exigente jodientina del musical semanal en directo. El video tape había abierto nuevos caminos de expresión y yo deseaba aprovecharlas y hacer otro tipo de audiovisuales. Expliqué la situación a mis superiores y presenté mi renuncia. En septiembre tomé vacaciones y nunca más “Juntos a las 9” me vio el pelo. (9)
EN LA MISMA COSTURA
El “Juntos a las 9 / A la hora del cañonazo" que hice de 1971 a 1975 fue un programa de éxito. No seré yo el que, en falso alarde de modestia, lo niegue o quien minimize su notable repercusión popular. Que fue un palo lo saben quienes vivieron aquella aventura televisiva desde ambos lados de la pantalla.
Por supuesto que su suceso no se me puede atribuir sólo a mí. Yo fui el que creó el marco, estableció la pauta, el que dijo “esto lo hacemos y esto no”.
Pero conmigo anduvieron el camino un grupo de valiosos compañeros encabezados por Jorge Nelson, Fraga, Hilda y Consuelito que, junto a los artistas, camarógrafos, coordinadores, luminotécnicos, editores de audio y video, musicalizadores, escenógrafos, tramoyistas, maquillistas, peluqueras, vestuaristas y un gran montón de gente que arrimó el hombro con entusiasmo y le metió en la misma costura a la raíz fundamental de cualquier triunfo: el amor por lo que haces.
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N O T A S
(1) Una de los asuntos más peliagudos en Televisión Cubana era cambiarle el título a un programa. Nunca entendí completamente el por qué.
(2) Intrigado, traté de averiguar por qué Héctor Fraga arrastraba con el apodo de “Picadillo”. Cuando le preguntaban, él sonreía, sin avalar o desmentir las versiones que corrían. Una afirmaba que se lo habían endilgado por su manía de picar cigarros. Otra, que en su juventud, cuando era un emigrante guantanamero pobre que trataba de buscarse la vida en La Habana, había formado parte de un dúo llamado “Salsa y Picadillo”. Aunque ésta parece ser la más acertada, nunca pude enterarme a ciencia cierta del motivo del mote.
(3) Hoy en día, Hilda Rabilero recuerda así a su compañero del cañonazo:
“Fraga y yo tuvimos una muy buena relación, no sólo desde el punto de vista profesional. Creo que nuestra pareja prendió en el público porque éramos genuinos. Los recuerdos que guardo de él, todos agradables, son de una persona elegante, culta, con clase, simpática y buena gente”.
“Fraga y yo tuvimos una muy buena relación, no sólo desde el punto de vista profesional. Creo que nuestra pareja prendió en el público porque éramos genuinos. Los recuerdos que guardo de él, todos agradables, son de una persona elegante, culta, con clase, simpática y buena gente”.
Héctor Fraga e Hilda Rabilero en la grabación de "Juntos a las 9"
realizada en el Triángulo Lechero de Camagüey
Mayo de 1973 (4) El periodista cubano Luis Sexto ha escrito sobre Héctor Fraga:
“…con un estilo de animación desenfadado sin desparpajo, informal sin chapuzas, simpático sin necedad, chispeante sin groserías. Criollo y culto. Desde el saco desabotonado hasta la sonrisa pícara, se configuraba un cubano inserto en una tradición artística que a ninguna escuela tenía que copiar, porque sobraban entre nosotros modelos y maestros. Como él”.
(5) Años después, Hilda Rabilero volvió al Canal 6 despojada de su sobrenombre de chica del cañonazo, que nunca acabó de gustarle. Tuvo una gran oportunidad que supo aprovechar para mostrar todas sus habilidades televisivas: crear, dirigir y animar “Contacto”, un magazine sabatino de mucho éxito.
(6) En octubre de 2009, con 82 años, Héctor Fraga recibió el Premio Nacional de Televisión, galardón que tiene su importancia como reconocimiento público a una carrera pero que no se podrá quitar la etiqueta de injusto hasta el día en que sus patrocinadores se sacudan su sectarismo y tengan la valentía de entregárselo a alguien que, además de que se lo merezca, resida fuera de Cuba.
Pocos meses después, el 14 de agosto de 2010,
Héctor Fraga fallecía.
(7) Enlaces relacionados con este tema:
El Blog de Pedraza Ginori > TV CUBANA: JABONEROS, DEMOLEDORES Y QUIJOTES (Parte 1, featuring Papito Serguera)
El Blog de Pedraza Ginori > TV CUBANA: JABONEROS, DEMOLEDORES Y QUIJOTES (Parte 2: La paloma se equivocaba, se equivocaba y aún no ha rectificado)
(8) Para leer el texto íntegro, pulsar el siguiente enlace:
El Blog de Pedraza Ginori > ASAMBLEA EN TELEVISIÓN CUBANA (Primera parte)
(9) Fiel a su línea conservadora de actuación, la dirección de TV Cubana, en lugar de retirar el programa y sacar algo distinto, mantuvo en el aire durante varios años más un musical con el mismo título y en el mismo día y horario. Todavía en 1979 se transmitía los sábados un “Juntos a las 9” que nada tenía que ver con lo que habíamos hecho nosotros.
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En total, fueron 167 los "Juntos a las 9" (A la hora del cañonazo) que realicé.
Sus detalles, programa por programa,
pueden verse pulsando los siguientes enlaces:
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LES INVITO A LEER LAS SIGUIENTES PIEZAS DE MI BLOG.
ÉSTOS SON SUS ENLACES:
El Blog de Pedraza Ginori > VIDEO TAPE TUVO SU COSA, TUVO ESPINA Y TUVO ROSA
El Blog de Pedraza Ginori > LA CUBANA DE MÚSICA MODERNA, HACIENDO HISTORIA EN EL AMADEO
El Blog de Pedraza Ginori > ANECDOTARIO (4): MARÍA CERVANTES, MARIO ROMEU Y UN COMEMIERDA CON CARNÉ
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LES INVITO A LEER LAS SIGUIENTES PIEZAS DE MI BLOG.
ÉSTOS SON SUS ENLACES:
El Blog de Pedraza Ginori > VIDEO TAPE TUVO SU COSA, TUVO ESPINA Y TUVO ROSA
El Blog de Pedraza Ginori > LA CUBANA DE MÚSICA MODERNA, HACIENDO HISTORIA EN EL AMADEO
El Blog de Pedraza Ginori > ANECDOTARIO (4): MARÍA CERVANTES, MARIO ROMEU Y UN COMEMIERDA CON CARNÉ
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
en formato papel, mis dos libros "Pedraza Ginori Memorias Cubanas".
Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
la radio, la publicidad y la prensa.
Los dos volúmenes recogen, en clave autobiográfica, sucesos, “batallitas”, semblanzas, anécdotas y reflexiones personales.
El Libro 1, “Eugenito quiere televisión”, tiene 342 páginas.
El Libro 2, "Quietecito no va conmigo", 362 páginas.
Ambos están a la venta en las webs
www.createspace.com www.amazon.com www.amazon.es
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La empresa norteamericana Create Space / Amazon ha publicado,
en formato papel, mis dos libros "Pedraza Ginori Memorias Cubanas".
Sus páginas son un compendio de mis experiencias y mis circunstancias, vividas en el mundo de la televisión, los espectáculos, la creación musical,
la radio, la publicidad y la prensa.
Los dos volúmenes recogen, en clave autobiográfica, sucesos, “batallitas”, semblanzas, anécdotas y reflexiones personales.
El Libro 1, “Eugenito quiere televisión”, tiene 342 páginas.
El Libro 2, "Quietecito no va conmigo", 362 páginas.
Ambos están a la venta en las webs
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Cada vez que presentas un trabajo, es mucho mejor que el anterior, aunque no enfoquen lo mismo, pero es que cada vez das mas detalles y sinceramente yo que tuve y tengo familia en el ICRT y a veces cuando tenia tiempo me colaba desde niño, te digo que me asombro de tantas y tantas anecdotas que nos recreas, eres un creador por eso es que estos escritos son tan espectaculares, felicidades.
ResponderEliminarHola, Ginori:
ResponderEliminarEs un gran placer el descubrir tu blog por la laudable labor que realizas de perpetuar la memoria de nuestra televisión cubana, por lo que correré a comprar tus libros que presiento ese lenguaje vivaz tuyo me los hará devorar con facilidad, más lo interesante de los temas que abordas.
Independientemente de quererte agradecer tu trabajo tan útil para la posteridad cubana, que todo lo ha olvidado, quería preguntarte por este programa "Junto a las Nueve" que me gustó mucho siempre por su profesionalidad y nivel artistico, más la inigualable Eva Rodríguez, lo que si no recuerdo la Presencia de Hector Fraga, más bien la de Ramán Fraga, otro elegante y sobrio presentados al lado de Eva.
Por favor, me gustaría recibir tu información que sé eres un experto en el tema.
Encantado de haberlo contactado
Anthony J. Aiello
Gin acabo de descubrir este blog donde hablas de la televisión cubana, sus travesuras y de otras travesuras que no son de la televisión y me siento orgulloso de haber sido tu compañero y amigo pues nadie nunca ha sido tan meticuloso y honesto en los planteamientos, anécdota e historia de la TV Cubana.
ResponderEliminarLeyendo tus artículos recree viejos y agradables recuerdos de mi experiencia en Juntos a las 9 que fue una escuela para mí, aprendiendo de la sabiduría y habilidades de un gran Director de TV.
No podías dejar de hablar de tus recuerdos de ese gran amor de tu vida Loly Bujan , ejemplo de un gran amor que perdura ante los imponderables, la recuerdo con su sonrisa franca y sincera y su gran maestría como directora, la recuerdo cuando Vivian en C. Habana con su mamá y me vino a la memoria, no sé si tú te cuerdas, aquel gorrión que entraba por tu ventana todos los días para que le dieras comida.
La Hora del Cañonazo es el inicio de mi carrera en la televisión, una época muy linda que marco mi vida eternamente.
Tremenda alegría me dio encontrar tu blog y te saludo con un fuerte abrazo después de largos años y a pesar del tiempo y de la distancia nuestra amistad perdurara