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viernes, 20 de abril de 2018

JUAN CARLOS CREMATA COMPRÓ "LOS BASURITA DE CARAJILLO"


  Autor y director teatral. Guionista y director de cine. Cronista, escritor, profesor y una pila de cosas más, Juan Carlos Cremata Malberti es un cubano especial, un intelectual talentoso y de mentalidad abierta, de esos que nos hacen sentir que no todo está perdido.
  Creador difícil de manejar y mantener quieto en el redil, durante años se buscó veinte problemas con quienes mangonean la cultura en nuestra patria. Hasta que un día no pudo más y salió echando del Malecón. En su muro de Facebook, ¡¡que siguen 2793 personas!!, nos está regalando unas deliciosas reflexiones que él llama "Crónicas del exilio" en las que aborda con chispa su difícil día a día de inmigrante despapelado en Miami y lo convierte en una ocasión para echarse unas reflexiones agudas e imaginativas que provocan las risas de quien le lee.
  En La Habana, cuando yo era Ginori, no hablamos nunca. Para mí él era uno de los fiñes de la gran Iraida Malberti, uno de los que la acompañaban en los pasillos y estudios del ICRT donde su madre construía delicias audiovisuales para que los niños cubanos las disfrutaran por televisión.
  Ahora somos amigos en FBook y ambos peinamos canas, yo más que él, claro. Hace unas fechas, Juan Carlos me hizo llegar esta foto que me causó tremenda alegría. ¿Quién me iba a decir que una personalidad de su envergadura se iba a interesar tanto por mi novela como para adquirirla?

USTED PUEDE COMPRAR “LOS BASURITA DE CARAJILLO”
EN LA TIENDA DE LIBROS DE AMAZON,
EL MISMO SITIO EN QUE LO HIZO CREMATA.
ESTE ES EL ENLACE:

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Fragmentos de YO NO SOY GAY. PERO MI NOVIO SÍ
Artículo de Juan Carlos Cremata.

Ahora, qué, casi, completo el Doctorado - Honoris Causa - en Desempleo A Tiempo Completo.
Y mis mayores tragedias son, olvidarme tener la toalla, a mano, al salir de la ducha, en el baño.
Más, alguna que otra, arruga torpe, rebelde, o chivata, estropeando el, meticuloso montaje-tendido de la sobrecama; he reparado en la naturaleza de mi hombría.
Justo, mientras, le lavaba los calzoncillos, al socio-brother-dude-colega-o-tío, con el que comparto renta, comidas, risas, resquemores, achaques, dudas, vejestorio, jodedera y - bastante seguido – cama. Qué, al decir de esa, inigualable artista, que es Zaida del Río, bien puede resumirse con dos palabras: singueta y mariconería.
Por eso, me es inminente. replantearme los fundamentos básicos, de este encuentro cercano de tercer tipo.
De hombre a hombre, quiero encararlo.
Con entereza y bravura.
Porque hay cosas que, para lograrlas, han de hacerse públicas.
Y no me está gustando, el matiz - poco varonil - que está tomando, tamaña blandenguería.
Me intrigan, en demasía, su potencial de relajo, desde qué, se me ha parqueado al lado.
No circula, cancanea y, además, le suenan, bastante raro, cajuela y motor de arranque.
Eso me constriñe a mecaniquear, claro, firme - y por lo bajito - su sospechosa, amelcochada, juntamenta.
Somos, lo que se le llama: uña y carne.
Zarpazo y entraña.
Garra con tripas.
Desciendo, entonces.
A mi pipi lo nombro Pinocho.
Mientras más miente, más crece.
¡Mucho gusto! ¿Y el tuyo?
Él, al suyo, lo llama: Aladino.
Todo el tiempo, se la pasa queriendo frotadera. Le fascina el pegoste.
Ya no pide, sino qué, se agencia, él solito, los milagros.
Con original y copias.


Como, buen, descendiente de irlandeses - nacido en Texas, aunque, criado entre New Orleans, Minnesota y Luisiana - él, desayuna cerveza.
Yo, como todos los negros, tomo café.
Y jugos naturales. Nunca me convenció el alcohol.
Somos tal, para cual. Cariño entre espadas. Cueva, sendero, oasis y enramada. Pero, sobre todo, compañía, sostén, apoyo y refugio. Que es lo que uno necesita, cada vez más, cuando suman los años.

Él es americano y yo soy cubano.
Señal de que los tiempos cambian.
Como entona Bob Dylan. But the times, they are a changing…
Y de que es posible una “unión indestructible entre nuestros pueblos”.
Por eso, al que se me ponga fula, hiper nacionalista -léase, comunista, oportunista, narcisista, socialista, o, dizque “revolucionario” – le convido a razonar, qué, en todo caso, templarse a un gringo, es penetrar, valerosamente, al imperio.
Y la manera más divertida y eficaz de hacer Patria, ¿no?

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