Diciembre de 1958 se estaba acabando y a los dueños del habanero
Casino St. John's les pareció buena idea gastarse la plata en
publicidad. Ni se les pasaba por la cabeza que a su negocio le quedaban
unos días de vida.
El pueblo cubano, que sufría la dictadura de Fulgencio Batista, no imaginaba que el 1 de enero del 59 comenzaría a soportar una nueva: la de Fidel Castro.
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