Estampa 1:
PANTER Y TERESITA
El viernes 26 de junio de 2015, cuando aterrizó en Madrid el
Iberia que me trajo desde Venecia, tenía el presentimiento de que me esperaban
varios días de emociones fuertes. Después de veinte años de ostracismo
voluntario en Galicia, me iba a encontrar en vivo y en directo con amigos
cubanos a los que no veía desde mucho tiempo atrás.
Del aeropuerto de Barajas me fui directo al hogar
de Panter, a quien dejé de ver cuando era un niño. Panter, hoy ya un
treintañero que reside en España desde hace años, es hijo de un matrimonio muy
cercano para Loly Buján y para mí, el que integraron nuestros compañeros del
ICRT Álex Álvarez y Teresita Rúa. Ellos y nosotros formamos una piña allá por
los 80 y fueron innumerables las veladas que pasamos juntos en su piso de la
calle 23, con aquella amplia y altísima terraza desde la que se podía divisar
una panorámica del Vedado y allá abajo, en una especie de gran pedregal, el
trasiego constante de camiones con los materiales que se empleaban en construir
los refugios antiatómicos que salvarían de las bombas a la población civil
cuando los yanquis malos malosos bombardearan La Habana.
Álex, actor y
director, lamentablemente falleció en 2003. Da la casualidad de que Teresita,
quien sigue viviendo en La Habana, estaba de paso por Madrid en junio, lo que me
dio la oportunidad de reencontrarme con ella. Tere, además de una excelente
actriz, es una persona de una enorme calidad humana. Actuó muchas veces en los
programas dirigidos por la Buján y al calor del trabajo forjaron una gran
amistad. Ambas se consideraban hermanas más que amigas. Tras por lo menos 25
años sin vernos, abrazar a Teresita y compartir recuerdos y experiencias con
ella fue algo muy fuerte. En varias ocasiones, al mencionar a Loly, no pudimos
evitar que brotaran nuestras lágrimas. Porque uno no es de palo y han pasado
muchos años y muchas cosas.
Teresita Rúa y Panter Álvarez
Estampa 2:
NELSON, NORA Y LISSETTE
El sábado 27
por la mañana, vino Nelson Harrington a buscarme para llevarme a su casa, donde
iba a albergarme los próximos días.
Nelson es uno de los mejores
musicalizadores que tuvo la TV Cubana, que destacó en la época en que era difícil hacerlo porque brillaban
los grandes. Él y yo hicimos muchos programas juntos y no nos veíamos desde que
se asó por primera vez la manteca. Harrington lleva 34 años en Madrid. Al
llegar al exilio tuvo que reciclarse, como la mayor parte de los cubanos, y para
ganarse los frijoles negros trabajó como guionista, camarógrafo, editor, etc.
llegando a dominar el campo del audiovisual. Es un artista; sólo hay que ver
los cuadros que pinta. Ahora está jubilado.
Nelson Harrington y Nora Avés
Nelson y su esposa Nora Avés, a quien yo
no conocía personalmente, se hicieron tan amigos míos por Facebook allá por
2013 que un día decidimos considerarnos primos. Se puede decir que me
adoptaron, integrándome en su bien llevada familia. Ambos forman un matrimonio
entrañable, que transmiten decencia y buen rollo. Son gente servicial y
desprendida, tanto que hasta al principio me sentí cortado porque uno es un
huésped que no quiere molestar pero enseguida me tranquilicé al comprobar que me
ofrecían su hospitalidad con sinceridad en los ojos. Allí conocí a su hija
Lissette, una joven fotógrafa de mucho talento y a Kira, su nieta de nueve
meses que los tiene abducidos y con la que practican encantados el abueling.
Nora es una persona dulce, de gran
sensibilidad y sentido del humor, abierta al arte y a la literatura, de
conversación fluída y enriquecedora. Escribe muy bien pero no ha dado a conocer
lo que hace. Quedó en mandarme algunas de sus obras. Trabajó durante muchos
años en una organización que ayudaba y resolvía problemas a inmigrantes y
refugiados, entre ellos cubanos que llegaban a España en busca de una nueva
vida, y eso marcó su carácter.
Nora Avés, Lissette Harrington, Yin Pedraza Ginori y Nelson Harrington.
En la pared, un retrato de Greta Garbo pintado por Nelson.
Pasar tres días en el cálido hogar de Nelson, Nora
y Lissette, conversar con ellos de lo humano y lo divino, fue para mí una
experiencia muy agradable. Todas las noches nos cogieron las tantas de la
madrugada paliqueando. Espero no haberles defraudado ya que deseo
fervientemente que eso de ser primos deje de ser una ocurrencia ficticia y se
convierta en una realidad.