En la pieza titulada “FESTIVAL DE LA OTI 1991, DE LA HABANA A ACAPULCO”, accesible pulsando A Q U Í y publicada en este blog el 10 de noviembre de 2015, me referí a las circunstancias, características y desarrollo del concurso y los espéctáculos organizados por el Instituto Cubano de Radiodifusión para seleccionar la canción que lo representaría por primera vez en el festival internacional de canciones de la Organización de Televisoras Iberoamericanas.
En el 91, logramos impacto popular y la cosa funcionó sin contratiempos, así que los responsables del ICRT apostaron de nuevo por mí y me encargaron, por segundo año consecutivo, la dirección general del, llamésmole así, OTI Cubano.
OTI CUBANO 1992
Sin el correcorre y la presión que nos agobiaron en 1991, esta vez pudimos trabajar con unos tiempos más relajados, que nos permitieron hacer las cosas de manera más sosegada. Por ejemplo, a principios de año lanzamos una convocatoria pública, que estuvo abierta durante tres meses, en la que pudieron participar todos los autores con residencia en Cuba, enviándonos la cantidad de obras que desearen.
Los requisitos para concursar fueron los mismos que exigía la OTI en sus bases: las composiciones debían ser de temática amorosa, no podían tocar asuntos como la política y la religión, tampoco atentar contra lo que ellos denominaban “la moral y las buenas costumbres” ni excederse de tres minutos de duración.
Cuando se cerró el plazo de admisión, teníamos sobre la mesa 1468 canciones procedentes de todas las provincias. Por lo visto, en nuestro país las obras musicales se daban como la verdolaga.
Un comité de especialistas encabezado por el director musical Miguel Patterson y la pianista y autora Enriqueta Almanza se encargó de hacer un desmoche en busca de las veintitantas que yo necesitaba para armar el muñeco.
Después de un paciente y cuidadoso trabajo, me entregaron 21 semifinalistas. Los siguientes pasos fueron hallarles intérpretes que las defendieran, orquestarlas, grabarlas y divulgarlas dentro de una campaña de promoción destinada a popularizar el evento.
El calendario previsto tuvo en cuenta que OTI había programado su festival internacional los días 5 y 6 de diciembre, en la ciudad española de Valencia. Nosotros decidimos realizar nuestros shows de selección dos meses antes. Durante el primero de ellos, a celebrar el sábado 3 de octubre, presentaríamos todas las obras concursantes. A la noche del domingo 4, pasarían las diez que quedaran finalistas y de ellas surgiría, por decisión del jurado, la ganadora que nos representaría en España.
Festival de la OTI en el Teatro Principal de Valencia, España.