El propósito era vincular la producción con los salarios. Para ello se estaba trabajando en una nueva forma de organización económica cuyo paso previo previo era la clasificación del personal en varios niveles.
Por los pasillos de Radiocentro corrió la noticia y tras ella los rumores: la evaluación, la temida evaluación, era un hecho y estaba al doblar de la esquina. Fue suficiente para que cundiera el nerviosismo y se dispararan todo tipo de especulaciones.
Edificio Radiocentro, sede del ICRT (Habana)
CAPITALISMO Y SOCIALISMO
Era normal que la gente se preocupara porque estaban en juego sus ingresos. El artístico es, por su naturaleza, un sector donde la creatividad y la subjetividad juegan un papel fundamental. En él, resulta especialmente complicado determinar cuál es la norma y lo que, en base a ella, debe percibir una persona por su trabajo.
Se trata de una rama en la que la oferta y la demanda se mueven en su salsa. Tú pagarías mucho por la entrada a un concierto que a mí no me interesa en absoluto. El grado de aceptación de una obra o de un artista por parte del receptor es determinante en el capitalismo. Veamos dos ejemplos:
Supongamos que el pintor Fulano fuese considerado el mejor de Cuba. Alguien decide comprarle un cuadro. El precio es el resultado de una puja, de un acuerdo comercial entre las dos partes.
La cantante Mengana es reconocida por toda la profesión como el paradigma de la perfección musical pero gusta sólo a unos pocos. Si la empresa de un teatro la quiere contratar le ofrecerá menos dinero que a otra intérprete que está lejos de alcanzar el mismo nivel de maestría pero abarrota los sitios donde se presenta.
En el sistema socialista el asunto se enmaraña porque el estado es el único empresario empleador, el que decide. ¿Cuál es la tarifa que homologue con justicia casos tan diversos como los que se presentan en el día a día en el mundo del arte?
Supongamos que al pintor citado arriba, por su excelencia, se le asignase el sueldo máximo mensual de la escala salarial. Lo que nos llevaría a una pregunta derivada: ¿Cuántas obras y de qué calidad debe producir al mes para merecer ese estipendio?
¿Deben ambas cantantes, la que atrae público y la que no, ganar lo mismo?
No planteo que no se pueda resolver el problema. Digo que es difícil, si se quiere actuar con equidad, un factor del que muchos presumen pero pocos llevan a la práctica.
QUINCE AÑOS DESAFINANDO
Las evaluaciones de los cantantes cubanos dieron mucho que hablar. Se les exigía plantarse ante un tribunal examinador e interpretar varias obras. Además, acreditar una serie de conocimientos musicales y cualidades vocales que no todos los que llevaban años en la profesión poseían. Se presentaron casos como los siguientes:
¿Cómo evaluar, con apego a unos criterios técnicos rigurosos, a un favorito del público que ha estado desafinando sistemáticamente desde que empezó su carrera, quince años atrás?
¿En cuál categoría ubicar a artistas espontáneos e inclasificables como Juana Bacallao y Faustino Oramas "El Guayabero"?
CÓMO ME CONVERTÍ EN EVALUADOR
El trabajo se hizo bajo la orientación de la Comisión Nacional de Implantación del Sistema de Evaluación en la Rama Artística. El 16 de julio de 1980, el diario Granma publicó una información bajo el siguiente titular:
"El proceso de evaluación de la rama artística ha concluído en lo esencial" Calculo que debe haber sido en el 79 que el ICRT comenzó a clasificar a sus técnicos y artistas en categorías. Esto sirvió de punto de partida para reorganizar la plantilla y las retribuciones de los distintos puestos de trabajo.
LA PARTE BUENA Y LA PARTE MALA
Un día asistí a una reunión de alto nivel en la que me informaron que yo había sido seleccionado como uno de los evaluadores. Me dijeron que para escogerme se tuvo en cuenta mi título de graduado en Historia del Arte en la Universidad de La Habana, mi trayectoria como director y la calidad de mis programas.