El gran humorista Pepe Pelayo es un tipo
brillante. No da puntada sin hilo. Acaba de publicar en su Facebook una
interesente reflexión sobre lo comemierda que se ha vuelto la gente
llevando al extremo las campañas ─en principio bien intencionadas─ por
el respeto y la no discriminación de los demás.
Eso ha provocado que hoy
en día, gracias al fundamentalismo exacerbado que padecemos, hacer
humorismo se haya convertido en tarea casi imposible.
El escrito
de Pepe me ha inspirado una versión actualizada y políticamente
correcta de aquel viejo chiste de la vieja y el curda que se encuentran
en la calle y él le grita “¡¡¡Fea!!!”, ella responde “¡¡¡Borracho!!! y
él remata diciendo “Sí, pero lo mío se me pasa mañana”.
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martes, 30 de enero de 2018
sábado, 27 de enero de 2018
HUMBERTO MEDINA, EL REGLANO QUE REPARTÍA ALEGRÍA
Humberto Medina, el reglano por excelencia, falleció en La Habana ayer viernes 26 de
enero de 2018. Este hombre incansable, organizado, que si te prometía 5 no se aparecía
después con 4 o con 3, fue el artífice de Los Guaracheros de Regla, la comparsa
que le robó el protagonismo a Los Marqueses, a Los Dandys y al Alacrán y se
hizo dueña del carnaval de La Habana desde que apareció en 1959 con una fórmula
que él potenció: bailar con ganas y repartir alegría.
miércoles, 17 de enero de 2018
TONY TAÑO AHÍ, SIEMPRE AHÍ.
Pregúntele usted a la música cubana, esa señorona tan suya,
y ella le dirá que él siempre estuvo ahí. Vengan shows, vengan grabaciones,
vengan festivales y él ahí.
En sus comienzos, el musiquito de Caimito del Guayabal que tocaba la trompeta en los conjuntos que amenizaban los bailes de la zona y se vestía de charro para actuar con el mariachi Los Rancheros.
Y antes de eso, después y siempre ahí, estudiando y superándose en cuanto conservatorio se le puso por delante.
Ahí, fajado con la armonía, la orquestación y la dirección hasta que les desentrañó los secretos y se pudo parar ante los musicazos que había en Cuba y que lo respetaran, porque el hombre, además de un criollo de fácil acceso y simpatía natural, le sabía un montón a eso de tener una batuta en la mano.
En sus comienzos, el musiquito de Caimito del Guayabal que tocaba la trompeta en los conjuntos que amenizaban los bailes de la zona y se vestía de charro para actuar con el mariachi Los Rancheros.
Y antes de eso, después y siempre ahí, estudiando y superándose en cuanto conservatorio se le puso por delante.
Ahí, fajado con la armonía, la orquestación y la dirección hasta que les desentrañó los secretos y se pudo parar ante los musicazos que había en Cuba y que lo respetaran, porque el hombre, además de un criollo de fácil acceso y simpatía natural, le sabía un montón a eso de tener una batuta en la mano.
Tony, caray, tú ahí. Vengan comedias musicales, bandas sonoras para películas y dibujos animados, vengan concursos y espectáculos internacionales, vengan jurados, vengan de afuera intérpretes polacos y húngaros de nombres impronunciables a cantar en los Varaderos o en el Carlos Marx y tú ahí, tranquilo y eficiente, resolviéndoles el problema.
Vengan Sopot, Orfeo de Oro, Lira de Bratislava y Viña del Mar. Vengan aquellos Guzmanes legendarios con canciones que requerían instrumentaciones complicadas y tú ahí, escribiéndolas como si tal cosa, repartiéndolas en los atriles para que cantantes e instrumentistas llevaran carta de que el mariachi guajiro se había convertido a base de talento, esfuerzo y buen gusto en uno de los grandes arreglistas en el país en que los mejores arreglistas se daban silvestres.
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